martes, 12 de febrero de 2013

Para escribir

       


   
          Me gusta cepillarme los dientes antes de sentarme a escribir. Ya estando en el baño también me lavo las manos y la cara. Luego, enjuago el jabón para dejarlo libre de espuma mugrosa. Salgo con la cara empapada y dejo que la humedad se seque con el aire que me da en el camino hacia mi habitación.
Por la abertura de la puerta se ve un resplandor azuloso. La computadora espera por mí y hace una clara invitación a entrar en ella, a desear la suavidad de su teclado, y me muestra, abierta como flor, la página del procesador de palabras, en blanco, siempre en blanco.
Incitante insinuación. Me gusta escribir oyendo música, para inspirarme, para dejarme llevar, sin embargo prefiero digitar sobre el control del estéreo que hoy por la mañana dejé preparado con las canciones que me acompañaran en esta larga velada literaria. La música puede transportar las emociones de la manera más directa posible en el mundo y sensibilizar, aunque sea por un instante, hasta al más duro de los corazones.
Estando frente al teclado y con la música de fondo sonando a mis espaldas decido continuar con mi acostumbrado quehacer de morderme las uñas. La del dedo índice es siempre la más latosa, me gusta hacerle el acabado en punta; la prefiero por el reto que conlleva y porque es con la que más me entretengo.

La tranquilidad llega y con ella el recuento del día. La sensación del mordisqueo me produce hambre. Nunca tengo a la mano bocadillos ni siquiera un vaso con agua. Así es que, como todas las noches, tengo que bajar por los víveres. A veces el refrigerador está tan desordenado que es imposible no darse cuenta; hay cosas putrefactas y los frascos no están acomodados por tamaños, los moldes para hacer hielo están vacíos y en la puerta hay algunos limones en el lugar de los huevos.
La media noche apenas comienza. Para escribir con orden debe arreglarse el pensamiento y para que eso suceda hay que tener ordenado el entorno.
Dejó impecable el refrigerador antes de la una y media. Olvidé cenar pero el sonido de mis tripas me lo recuerda. Acabo de escombrar y eché a la basura toda la “utilería” que hacía parecer que el refrigerador se desbordaba de lo lleno. Por fin acabo y regreso al cuarto. La computadora sigue encendida y ahí sigue también la página en blanco…

Las líneas de la vida no son como yo pensaba.



Tomo un lápiz para empezar a escribir sobre un viaje ficticio. Trazo la primer línea y veo como ésta se expande no sólo sobre el papel, sino por la palma de mi mano. Recorre todo mi cuerpo hasta terminar en mis pies, de ahí echa raíces. Se extiende lentamente por los tablones de la duela de mi estudio. Se dirige temerosa hacia la salida. Cruza el umbral de la puerta, ahora se encuentra encerrada en el mundo, no en una habitación, no en mi cuerpo y mucho menos no en una hoja de papel. Teniendo tantos caminos decide dividirse. Un laberinto de líneas se forman, recolectando todas las historias de una ciudad, entretejiendo divertidas coincidencias, absurdas casualidades, inimaginables destinos. Inevitablemente es cansado andar sin buscar nada. Camina con pasos lentos desde las marañas que ella misma hizo hasta el umbral que lo conduce de regreso a mi habitación. Las raíces se vuelven una sola línea que se anida en mi mano; me habla de su viaje y lo único que puedo hacer es redactar la historia que decida contarme. Cada línea es una historia. Menudo trabajo el de traducir los relatos de éstas líneas, menudo trabajo el de ser escritor.

Luis Eduardo Becerra Ontiveros
@LuisBecerraO
lifesunplugged

Miradas


Hay miradas que se visten de azúl cielo y vuelan.
Van dejando huellas en el aire. También en el alma.
La vida es color mirada. Tiene matices que hablan.
El amor la pinta fuerte, suele romper el papel.
La vida igual quiere ser pintada.
Hay miradas que gritan húmedas.
Otras que callan polvo.
Son paisajes las miradas...
Hay miradas que siguen mirando cuando se van.
Son libres y apasionadas.
Otras, que no han mirado y siguen buscando encontrarse.
La vida igual quiere ser camino. Y acompañarlas.
Hay miradas con luz. Otras apagadas.
Porque, a veces, la vida es un túnel. Otras tiene tu mirada.

Viviana Sordelli

Una lombriz romana



Un quirquincho escavaba buscando lombrices, encuentra una y se dispone a comerla.

La lombriz sabiendo de su final, decide contra argumentar a su suerte:

-  Hermano, todos somos útiles ante la sociedad. Mis hermanas lombrices en California sirven al hombre para sus bellos jardines convirtiendo los desechos de los humanos. Mis hermanas del barro son vilmente atravesadas para obtener la pesca. Y a ti, luego de asesinarte te quitan el caparazón y sirves para que el luthier construya un instrumento musical y entretener a los humanos. Hoy seré tu alimento. ¡Qué loable es el creador que nos dio a todos una finalidad en esta vida!

El quirquincho, expone:

- ¿Crees que recordándome mi finalidad evitarás que te coma?

La lombriz exclama:

¡Quién dijo que quiero evitar que me comas! Solo quiero que sepas que algunos nacemos para ser sustento y pan y otros para diversión y circo.

Gustavo
@Arratsaldeon




Pertenezco a tu paz



Desperté, y la sensación fue bastante extraña porque no era en mi cama y había tanta paz.

El sol clareaba bailando a través de las delgadas cortinas blancas que parecían nubes invadiendo el cuarto por la transparencia que aparentaban. Un suave aroma endulzaba la mañana y resucitando de entre aquellas enormes sábanas estampadas por fin me levanté.

Bajé los 17 escalones alfombrados que me llevaron hasta la estancia y seguí el tintineo de la vajilla que me llamaba a desayunar sin escuchar ninguna voz.

Te vi; un aura de luz matutina te iluminaba y parecías brillar envuelta en ese hermoso camisón color melón y encaje blanco con una tela tan suave que su solo roce erectaba tu pezón.

Te veías más feliz por las mañanas sin un ápice de maquillaje vulnerando tu rostro, con tu cabello suelto apenas revuelto y tu olor a sembradío de algodón.

Me senté en el alto banquillo blanco cuyas largas patas me ponían en una posición por encima de tu escote frente al desayunador y mientras desayunaba te inventaba mil poemas al ver una buena parte de tus senos cada vez que se corría tu camisón con cada movimiento de la cuchara cuando endulzabas el café.

Tus labios besaban la taza de porcelana y yo solo alcanzaba a saborearme los míos para recordar su contacto y la pasión con la que me devorabas la noche anterior. El golpe aromático del café me despertó de ese sueño lúcido y al sentir la paz que emanabas con tu pierna cruzada mientras mordías la rosca empapada ofreciéndome más, me di cuenta que es aquí a donde pertenezco, a tus mañana tranquilas y no al estrés del trabajo para cruzar la ciudad; a estas charlas de filósofos vagos y no a la resaca imprudente de un fin de semana de alcohol.

Pertenezco a tu regazo en la cama, a tus piernas cruzadas, a tus labios delgados con sabor a café, a tu cuarto soleado y al jardín de tus sábanas…pertenezco a tu paz.

F. Ariza
@Perversario


Viento sin memorias.



Aún sigo sentada, esperando que me traigan mi pasado; esas horas que imaginé nunca echar a perder. Sigo dibujando con los pies descalzos, en la arena del parque, una canción que me abrace.


Hay cielos, mares e interminables kilómetros sustentando este banco, que me sustenta a mí, que sustento un presente sin respuestas. Hay una vida que rueda junto a las piedras desorientadas, al golpe de mis patadas.


Y mis manos vacías, sin destinos en sus líneas, buscan un futuro infinito en la madera del banco. Cae la eternidad de mi otoño junto a la noche y retumba en el eco de todos mis pensamientos.




No soy lo que quise ser, ni seré lo que pretendo; no soy ese seremos que anhelo. Tan vacía de pasado que mi presente suspira por un futuro.




Este tiempo efímero, este viento de otoño deshoja mis diarios en blanco, y yo, y yo... yo ya no espero. Yo, me enredo en el viento.

Ester Marfer.


¿Qué fue del tiempo?



Hace mucho que deseaba tanto acelerar el pasar del tiempo, que no es más que los acontecimientos importantes y no tan importante en nuestras vidas; aquellos “momentos” que algunos solemos clasificar en buenos y malos, a conveniencia propia. La suma de vivencias que en nuestro espacio nos suceden.

Algunas veces los humanos queremos tanto acelerar los eventos, de pequeños queríamos ser mas grandes, al cumplir los 12 años ya todos deseábamos tener los 18 para poder aventurarnos en el mundo de los grandes, yo lo viví, asumo que todos lo hemos vivido.

Después de un tiempo, nos enamoramos, acumulamos la serie de caricias, momentos, detalles y aventuras que compartimos con esa persona que nos hacía reír, llorar y también disfrutar.

Algún dicho sonó: Todo lo bueno termina, y nos llegó el momento de volver a querer acelerar nuestros días, pero cada día nos damos cuenta que es mas grande lo que queremos borrar de la memoria que nosotros mismos, olvidar por ejemplo:

❕El primer beso.
❕El primer “hasta pronto”.
❕La primera vez que nos entregamos en cuerpo y alma.
❕El primer “Te Amo”.
❕La primera Llamada al teléfono.
❕La primera excusa para verla.
❕La primera vez que sentimos celos.
❕La primera canción que bailamos.
❕La primera canción que nos dedicamos.
❕El lugar donde nosotros los hombres con el miedo en el aliento, preguntamos: ¿Te gustaría ser la parte mas bonita de mi vida? A aquella dama que nos exaltaba nuestro sentir.
❕La primera vez que terminó la relación.
❕La primera reconciliación.
❕Su primer llanto.

Tantas cosas que se recuerdan … Algunos dirán que exageré, sin embargo después de un año yo las recuerdo todas las mencionadas, y otras.


Justo cuando crees que ya estás bien, te suceden circunstancias en las que te preguntas ¿Qué fue de ese tiempo?
La respuesta la tiene cada quien, yo jamás diría “Años tirados a la basura” le llamaría tiempo para aprender, perdonar y no olvidar.

Incluso los que sufren de Alzheimer recuerdan a su amor; contradiciendo a la lógica.

En cualquier caso, alguien nos extraña y nosotros extrañamos a alguien, jugamos papeles similares sin siquiera saberlo. El mañana no nos esperará, cada segundo de nuestro paso por esto que llamamos vida, debemos vivirlo intensamente, en paz y siempre haciendo el bien; para que el día de mañana que deseemos ver lo que ha sido de nuestras vidas no nos preguntemos ¿Qué fue del tiempo? Y no tener una respuesta.

Jorge Luis Mejía
@Naivisef



No lo sé.



No lo sé,
si voy o vengo,
si vas o vienes.


La verdad, no lo sé,
eso es,
el verdadero peligro,
no sé culpe a nadie.


El verdadero camino,
no lo sé,
sigilosamente.


Sigilosamente,
no lo sé,
el verdadero camino.


No sé culpe a nadie,
el verdadero peligro,
eso es,
la verdad, no lo sé.


Si vas o vienes,
si voy o vengo,
No lo sé.

Matices






Testigo de tus matices siempre desde mi ventana...

Un mar de lágrimas



El pescadito de hierro.



De hierro forjado el pequeño pescado no podía nadar. Pasaba los días muy tristes viendo como todos sus compañeros surcaban las aguas mientras él tenía que arrastrarse por los suelos. Nunca llegaba a tiempo a ningún sitio y si quería hacerlo, tenía que salir mucho antes que los demás. Su mejor amigo, el pez Globo, lo animaba diciéndole que de todos los seres que habitaban los fondos marinos, él era el más fuerte pero eso no era suficiente para sacarle una sonrisa. Un día, Globo encontró bajo los restos de un barco hundido el trozo de cuerda que solucionaría el problema. La ató desde su colita hasta la de su amigo y así fue como el pescadito de hierro recuperó la alegría paseando al fin por  el mar.

Érika González Leandro
(La Rueca de Aurora)

Eres árbol


ERES ÁRBOL.

Atajo haces, sé, ese yo soy.

Árbol, obra eres.
Ella con ese beso letra sé.

Amor, a ese se conoce, retraer árbol,
obra el árbol.

Obra amaré,
Madera haré.
Dame rama, árbol, óbrale.

Árbol, obraré arte,
¿reconoces ese aroma?
Es arte, lo sé.
Besé, no callé.

Seré árbol, obra yo soy, ese.
Seca hoja tal obra seré.



Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Locura Funesta


No hay noche en que el cielo no sangre, mis ojos se tiñen de nostalgia y soledad mientras la luna intenta apagar su reflejo en el mar. Con los segundos como equilibrio, mi vida sigue su paso por este interminable camino llamado muerte. Tengo los latidos sordos que gritan tu nombre, inundan mi alma de dolor, haciendo del amor mi refugio, haciendo de ti mi amor. El sonido del viento a través de la niebla enmudece al miedo que camina lentamente buscando lugar en mí. Amanecerá el cielo con una herida profunda, dibujaré una sonrisa en mi rostro donde guardaré todos los silencios que jamás pude escribir. Y si mis lágrimas llegaran a caer, se fundirán con tus suspiros y se harán eterna melodía. Mi voz conoce tus rincones, tiene al infierno de memoria. Recuerda, aún sigo en pie.

Jesús Valenzuela
@SilencioFunesto 
http://djesvalper.tumblr.com/ 

No supe cuándo


No supe cuándo dejé de ser feliz con lo que me llenaba realmente, no
supe cuándo dejé de sonreír para envolverme en mi sombra, tampoco supe
cuándo comencé a desvanecerme hasta ser un rastro tenue que lentamente
se desvanece con cada ola. No lo supe, hasta que aprendí a tocar mis
profundidades sin miedo de quebrarlas o de perderme dentro de ellas.

Hay tanto que no sé, o quizás sea más creíble afirmar: "no quiero
saber". No lo quiero saber porque me he dado cuenta que a medida que
más sé, menos me sé; la verdad es que prefiero ignorar un montón de
datos tediosos que nada más llenarán mi cabeza, pero me dejaran hueco
por dentro.

Estos últimos días han sido un duelo, porque a veces más que
confrontar nuestros demonios y los infiernos que fabricamos, a veces
también es necesario borrar lo que idealizamos, lo que acuñamos, lo
que afirmamos, lo que negamos; es decir: lo que fuimos. De otra forma
no sólo nos seguiremos perdiendo en el mismo infierno, sino que a su
vez lo haremos tan grande que cubra hasta la felicidad que encontramos
en las pequeñas cosas.

Nadie es capaz de comenzar de nuevo con remanentes de su viejo ser, y
es por eso que cada vez que nos borramos y nos volvemos a escribir;
somos alguien nuevo, alguien con otra perspectiva de las dificultades
que comprenden la cotidianidad y vamos ampliando o cerrando nuestra
visión de nosotros mismos.

Es muy fácil complicarse cuando lo que conocemos no es más que un
disfraz que usamos con la sociedad, y nos negamos a vernos realmente
desde el otro lado del espejo; vernos como nos ve el otro, porque
aunque simulemos ser seres que no somos, de una u otra forma siempre
se asoman las costuras y nos exhiben.

No supe cuándo dejé de parecer y comencé a ser. No lo quiero saber.

Miguel Marcell Guzmán Cortes
@Mars_Galaxy
Blog: La última frontera 

La Ventana


A ti, que te asomas por el balcón de los sueños y aprovechas los rayos de la luna para recibir en secreto mis besos camuflados en su luz. A ti, que te he prohibido conocer mi nombre para que el Amor no traicione a tu lengua y se delate así el olor a mar de tus suspiros. A ti te escribo, con los mismos hilos plomados de mi alma, que unas veces enredas y otras más los estiras hasta permitirles mezclarse de ilusiones con el estambre terso y desnudo de tu alma de mujer enamorada. Te escribo con letras aladas, porque no podemos matar la distancia de otra manera, porque por cada kilómetro de suelo, hay un año luz de cielos oscuros y nostálgicos, con montañas y escoyos formados de nubarrones grises que solo mis letras y las tuyas son capaces de sobrevolar. Le dejo por ello a mi pluma, el arrojo mágico de abrir una ventana con vista al parque soleado y siempre inhabitado donde a veces caminamos tomados de la mano, ese recodo imaginario de árboles cómplices y bancas de azul prohibido, donde somos dos locos que flotan a 5 centímetros de un suelo pardo que no permite se impriman jamás las huellas irresponsables de los enamorados. Un lugar nuestro que tiene por siempre el clima templado de los últimos días de la primavera para que lo recorramos sin abrigo y con pisadas alegres y confiadas que no necesitan saber por anticipado lo que les espera en cada una de las vueltas de la vida.

Ahora que se lo he compartido a los ojos de tu imaginación, mira por esa ventana, mira más allá de tus sueños, más allá de la larga cortina que colgaba entre tú y yo. Quizá me creíste lejos, un amor imposible y por tanto confinado por las paredes de tus sueños, un amor unilateral que a nadie hacía daño y sin más futuro que el alcance de tus pensamientos encargados inocentemente a la lealtad del papel. Quizá no te esperabas que la fuerza de ese amor contenido horadara sus propios muros, que usara el papel de avión y se hiciera con todas tus palabras una angosta y serpenteante vereda de humo que condujera directo al patio trasero de mis párpados. Ahora puedes comprobar que este amor se quitó el peso de lo irremediable, puedes observar por esta ventana lo que han hecho posibles esas noches de insomnio en tu cama, esas letras coquetas en tu libreta y esas imágenes tomadas con la cámara olvidada de una cultura que desapareció del planeta hace cientos de años. Mira por ese cristal hacia mis sueños, los tiernos y los salvajes, los áridos y los empapados, de los que te hago responsable; mira por detrás de la tela roja que cubre mis sentimientos y mis deseos, la misma que has descorrido con tu inocencia y encanto. No sabes cuántas veces mis labios han cruzado en sueños el puente de pecas de tu nariz, no sabes cuántas veces he andado por ese camino de pequeños soles que calientan desde muy lejos mi piel de lobo huérfano, trocitos de sol que provocan que las huellas de mi sombra apunten a cada instante hacia a el ombligo celeste donde vives. A través de esta ventana hecha de letras puedes saberlo, pero solo un poco y eso te salva, porque el todo necesita de la piel y no del papel para sentirse por completo; porque el todo necesita la cercanía y solo nos quedan las letras para hacer trazos en carboncillo en nuestras mentes de nuestros cuerpos haciendo el Amor, para darle vida y movimiento a esto que no tiene nombre científico, pues se desprende de lo arcano, de lo que solo la música y los besos pueden abarcar pero no marcar de conocido.

No me pidas que olvide que existes, no ahora que lo he comprobado, no ahora que nos hemos sacado uno al otro de la tierra de lo imposible, no ahora que has sido expulsada de la matriz de los ángeles y has caído en el corazón de la noche, en el corazón de un hombre sin nombre, en la maravillosa ironía, que siendo ángel, provocas que deje sin fuego el infierno cada vez que te deseo. No te exijas olvidarme, porque algún día, vendrá el olvido y nos reclamará no haber dejado recuerdos escondidos para volver a sonreír al encontrarlos sin provocarlos siquiera. Quiero que algún día, seamos ese aroma que nos arrastra a ojos cerrados a ese parque de suelo pardo y huellas invisibles.

Renko

Blog: http://arkrenko.com 
Tumblr: http://arkrenko.tumblr.com

En un café (día II)


 “En un café y sin su azúcar…”
(lunes 7 –  14:28 , 2013)
Hoy me tomé la molestia de no molestarme, contigo. Quise pensarte poco y nunca supe cómo hacerlo, mientras buscaba la manera de intentarlo te seguía pensando como caso único, solo tú. Hemos (mi ego y yo) de resaltar la diferencia entre intentar y poder, por ejemplo: he intentado tenerte, pero no puedo. Si tan solo bastara intentarlo seguiría insistiendo, pero hoy quiero hacer la diferencia al lograrlo, al cumplirnos, al ser un poco más. ¿Me dejas?
Por ahora mientras te intento, escucho una canción que mi voz no supone repetir si tú no estás; es una canción que no te he dedicado aun y posiblemente se escribió por nosotros; “nosotros”, bonita manera de recordar lo que no he logrado y lo que merezco, lo que quiero. Una palabra que une todas las diferencias suponiendo que somos iguales, la excusa perfecta para ser perfectos y para que las imperfecciones de ambos quieren estar juntas, “nosotros”.
Esta canción habla de besos, de mariposas y de amor. Realidades que conozco desde antes que a mí, después de ti, siempre contigo….en fin, punto y sigamos. Realidad que cubre los deseos aunque no estés incluida aquí conmigo. Es lo que deseo, que estés aquí conmigo…solo si tú también quieres, sin mí, pero contigo.
Hoy regresé al papel porque las hojas de mi cuaderno estaban demasiado vacías. Algún día juntaré todas las hojas, haré un árbol y serás mi fruto o supondré que es mi primer libro, mi última historia con el único fin, tú… mi punto y soñar.
No sé desde cuándo estar tan “triste” me pone tan feliz, no sé desde cuándo extrañarte me da la seguridad de tenerte, no sé, pero la distancia solo me hace pensar en la fuerza de éste impulso; el impulso de juntarnos con un beso.
“Tú, que vives en el mismo cielo déjate besar por este suspiro que te mando.”
atte: El extraño que más te conoce.

Alexander Ureña


A un año sol


Nadie nos enseñó a decir adiós, muchas gracias.
Nadie nos preparó,
nadie supo qué decir cada que una vida se marchó.
De ahí mi dolor, de unas voces que se quedaron sin abrir.

El mejor homenaje que te puedo rendir,
son mis lágrimas calladas
por un mundo que no llegaste a tocar con tus propias manos.
Que no llegaste a contemplar con tus propios ojos.
Que no llegaste a soñar con tus propios tropiezos.

No sé cuánto más seas capaz de doler,
pero hoy a una distancia que para el sol parece un año,
te me haces cercana y reciente a esta herida que me hace daño.

Partes hacia un nuevo camino a un año sol, pero te quedas conmigo.
No sé qué hacer con estos gritos que se quedaron callados.
No sé cómo apagar estos ecos que se quedaron gritando.

Tal vez lo sé, pero no hago ruido,
no quiero despertarlos.
Llorarían mares y lo que menos necesitas
es más sal corriendo en las mejillas de tu madre.

Nadie nos enseñó a decir a Dios, muchas gracias.
Por haberte prestado, por llegar a casa
y por el corto tiempo que permaneciste cantando.

(Alyssa K. 10-feb-2012)



Silvia Carbonell L.


Yo no le pido al tiempo que vuelvas


Si volviste a marcharte, ya nunca más regreses.
Difícil es la mañana que tú ya no estás para encenderme.
Difícil los días donde tu ausencia se destila en las paredes.
Por eso no pido al tiempo que vuelvas,
porque caer en lo mismo es un círculo de poderes.

No tienes idea de lo que es levantar un sol sin tus brazos,
ni idea tampoco, de la fuerza necesaria
para evitar que la noche te caiga y te aplaste con su abrazo.

Tampoco lo sabes,
pero construir las tardes tan llenas de los colores que tanto disfrutabas,
cuando no están tus ojos es todo un desastre.

No le pido al tiempo que vuelvas, solo le pido que te deje marcharte.

Expanderme el mundo para que tú dentro cupieras,
nunca fue demasiado fácil.
Peor ahora que dejaste todo ese espacio tan difícil de llenarse.

No le pido al tiempo que vuelvas, solo que no te permita encontrarme.

¿Tanta vida y sus promesas para qué?
Sí, me dejaste la vida, pero la dejaste muy herida
y ni una sola promesa cumplida de quedarte.

Te empaqué los recuerdos,
esos sí puedes llevarte,
para cuando sientas nostalgia de todo el cielo que detrás de ti dejaste.

Yo no le pido al tiempo que vuelvas, solo le pido que no te permita dañarme.

Achicar el mundo resultó lo más interesante,
solo me quedé con lo propio
y lo poco nuestro que decidió no abandonarme.

No le pido al miento que vuelva, solo que no te permita tocarme.

Hoy estoy lejos de todo aquello que toca y que solo hace daño,
hoy mis ojos están de los tuyos cerrados.
todas mis puertas se encuentran abiertas a la vida,
y las ventanas a tus paisaje ya las he abandonado.

Yo no le pido al miento que vuelvas, solo te deje donde decididiste quedarte.

Y de tus pasos no quisiera enterarme,
son mis propios pasos de los que me preocupa ocuparme.
Me dejaste trabajo y una vida desarmada,
desde los cimientos hasta toda la fachada.
Hoy me toca ocuparme de los daños colaterales,
y reparar cada vidrio que decidiste encajarme.

No pido al tiempo que vuelvas, solo que no te permita buscarme.

Y así como hoy muere el sentido que de lo nuestro sembraste,
abono semillas nuevas para la vida que no lograste llevarte.
Construyo caminos nuevos,
me tomo todo mi tiempo, me abrazo cuerpo completo
y lleno mis ojos de todo el color que te llevaste al marcharte.

No quiero tiempo que vuelvas, solo que él ya no decida buscarme.

La vida ya no es como la dejaste,
hoy todo es de otro color desde que te ausentaste.
Hoy pinto retratos nuevos con otro sentido y paisaje.
Por eso le pido al tiempo que ya no vuelvas,
que no te espero, que aunque difícil, ya no siento necesitarte.

Le pido al tiempo que te permita marcharte,
que no me encuentres, que no te espero,
que nuestos caminos jamás vuelvan a cruzarse.

Que tengas vida, que encuentres cielo,
pero lejos, muy lejos,
donde mis ojos ya no vuelvan a mirarte.

Por eso tiempo, ya no dejes que vuelva,
Mis ojos están cerrados, ya no buscan encontrarle.



Silvia Carbonell L.


De niña soñé


De niña soñé que no sería capaz de doler,
aún con la esperanza rota y los sueños partidos.
Soñé que no importando pretexto
Ninguna salida fácil sería el camino correcto.

Soñé, que el amor no sería uno más de esos cuentos infantiles
que te cuentan antes de dormir.
Que existen finales felices que no vienen en la última página,
Si no en cada una de ellas si decides construirlos con tus propias ganas.

De niña soñé, que el día que el mundo doliera;
le daría un abrazo perdonando como cualquier niño que termina los juegos peleando.
Que le invitaría un helado, lo tomaría de la mano y caminaría a su lado,
a pesar de cualquier herida que me abriera.

Que no dejaría que el rencor me ganase,
y con ello envenenara toda la alegría que en su momento me obsequiara.
Que si el sol muchas veces llega a quemarnos,  no es por hacernos daño,
tal vez no nos medimos y solo nos exponemos demasiado.

Soñé que no sería un adulto frustrado,
que sería una niña jugando al poeta con sus alas volando.
Que mi pluma en sus labios narraría,
miles de hojas de árbol cayendo en blanco hacia mis manos.


Silvia Carbonell L.



















Decido creer en tu amor.

Viajar

"Y tu viajas para buscar trabajo?
-No
-Entonces porqué viajas?
-Viajo por viajar."
Diarios de Motociclieta

Yo no viajo por viajar, y es duro reconocerlo, es feo casi la mayor parte del tiempo. Yo viajo para alejarme de mi, de todo lo que soy casi siempre casi sin querer serlo, me alejo de todo lo que me hace ser como soy, de mi entorno natual, de mi zona de comfort, me alejo de mis raíces de mi tierra de mis ríos de mi maceta, me largo a otro corredor, a otro balcón, a otra ventana.

Es la verdad.

Tengo demasiadas ganas de irme a otra ciudad donde no conozca a nadie, donde nadie me conozca, donde nadie sepa de mi ni de mi nombre real ni de la apariencia que tiene mi cara y la forma en como se liga con cada texto publicado por cualquier medio de comunicación impreso y digital. No es que quiera otra vida, eso no se puede, sé que uno no puede tener 2 vidas en una vida, eso es mera incredulidad y una inocentada, la vida es una linea de puntos en donde quizá halla 2 colores, pero una única linea. Quiero ser anónimo. Quiero dejar de ser todo lo que soy aquí y ahora, quiero dejar mis etiquetas autoimpuestas y las puestas, mis traumas inventados y lo reales a los que casi no les hago caso.

Por eso viajo, porque preciso perderme en el camino.