Hay cielos, mares e interminables kilómetros sustentando este banco, que me sustenta a mí, que sustento un presente sin respuestas. Hay una vida que rueda junto a las piedras desorientadas, al golpe de mis patadas.
Y mis manos vacías, sin destinos en sus líneas, buscan un futuro infinito en la madera del banco. Cae la eternidad de mi otoño junto a la noche y retumba en el eco de todos mis pensamientos.
No soy lo que quise ser, ni seré lo que pretendo; no soy ese seremos que anhelo. Tan vacía de pasado que mi presente suspira por un futuro.
Este tiempo efímero, este viento de otoño deshoja mis diarios en blanco, y yo, y yo... yo ya no espero. Yo, me enredo en el viento.
Ester Marfer.
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