De niña soñé que no
sería capaz de doler,
aún con la esperanza
rota y los sueños partidos.
Soñé que no importando
pretexto
Ninguna salida fácil
sería el camino correcto.
Soñé, que el amor no
sería uno más de esos cuentos infantiles
que te cuentan antes
de dormir.
Que existen finales
felices que no vienen en la última página,
Si no en cada una de
ellas si decides construirlos con tus propias ganas.
De niña soñé, que el
día que el mundo doliera;
le daría un abrazo
perdonando como cualquier niño que termina los juegos peleando.
Que le invitaría un
helado, lo tomaría de la mano y caminaría a su lado,
a pesar de cualquier
herida que me abriera.
Que no dejaría que el
rencor me ganase,
y con ello envenenara
toda la alegría que en su momento me obsequiara.
Que si el sol muchas
veces llega a quemarnos, no es por
hacernos daño,
tal vez no nos medimos
y solo nos exponemos demasiado.
Soñé que no sería un
adulto frustrado,
que sería una niña
jugando al poeta con sus alas volando.
Que mi pluma en sus
labios narraría,
miles de hojas de
árbol cayendo en blanco hacia mis manos.
Silvia Carbonell L.
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