martes, 3 de abril de 2012

Ganadores del 2o Concurso #ConFábula


Primer Lugar



Segundo Lugar



Tercer Lugar



¡Gracias por la nutrida participación! Aquí una muestra de todos los participantes:



Se cae el cielo cuando no miramos



Texto: "Se cae el cielo cuando no miramos", de Rubén Ochoa.
Voz: Rubén Ochoa (intro); Nadia L. Orozco
Fondo: Lluvia y granizo sobre Jujuy.
Producción: Nadia L. Orozco

Abril es el poema.

La noche es este árbol de ramas nubladas y viento frío,
oliendo a ciudad dormida.

La noche es esta luna de mirada llena y voz apacible.
Piel dormida y río esperando.

La luna es este idioma en mi mano
que no sabe hablar oscuro
ni cerrar los ojos.

La sed es este idioma que no deja de soñar.
Acaricia distancias
y germina en lloviznas

El sueño es éste que sale volando de mis ojos,
sin caer ni respingar,
y que va en dirección a lo eterno.

El mar es este que nace como ola contenida,
tormenta y cielos grises,
naufragios de ojos cerrados.

El canto es este que tiene la voz larga
y sirve de puente entre bocas lejanas.

La música es esta sonata de notas vivas.
Guitarra de voz roja.
Ciudad palpitando entre mis manos.

El miedo es este que tiene la espalda raída
de tanto golpearse contra mis ganas.

El poema es este que derrumba abismos y aplasta heridas,
con ojos que pintan paisajes y le crecen mundo nuevos.

Abril, le dicen.

Eduardo Magomi & Alma E. Palma.

I kiss in the dark



Yo beso en la oscuridad,
porque las sombras detienen el tiempo,
porque la flama es más luminosa,
y se avivan los sentidos.

Yo beso en la oscuridad,
porque la noche rompe en el oleaje de aguas profundas,
y la luz de la luna titila sobre la raíz del agua,
en el estanque petrificado de la memoria.

I kiss in the dark,
donde la sombra nada,
y la nada sombrea
en un mundo de colores escondidos,
tras el blanco y negro de un bosque que brota,
incendiado en una llama violeta;
bosque táctil de frutos palpitantes,
y orquídeas rodeadas de bonsái,
y su espejo.

Beso entre las sombras,
donde la luz que cae sobre mí,
proyecta una figura de estrella:
aristas múltiples bajo mis pies
hacia todas direcciones.

Y beso en la oscuridad: soy una mujer,
un hombre, muchos hombres
que giran sobre su propio eje,
rotando,
rotando como un planeta
o la tierra...
entre tus puños,
pero la tierra entre tus puños
se desmorona,
ya lo sabes.

Ese que eres

Escribí un poema: hablaba de ti y te hablaba. Te llenaba.
Hablaba de ti, de esa sombra que eres deslizándose en mis sábanas, en mis piernas y mis madrugadas.
Te hablaba, de ese río que eres entre mis mares, mis ganas y mis entrañas.
Te llenaba, de esa brizna de suspiro que eres entre mis labios, mis pecas y mis latidos.
Escribí un poema: te buscaba. Te gritaba que no te fueras. Que te quedaras.

Escribir contigo

Escribir contigo, es como hablar con las aves.
Aves que trinan al alba, y hacen nubes extendiendo las alas.
Esas alas del mar, que en vez de volar, cautivan.
Cautivan al ave en esa jaula de cielos nublados.
Los peces confunden el cielo con el mar.
Pero si el cielo se ha nublado, ya no saben si el infierno de nubes oscuras los mira o son ellos los que le miran llorar.
Lloran en el infierno, a lo oscuro.
Lloran en el mar y sus lágimas lo salan.
Pasa una nube, y no pasa. Pasas tú, y pasas llorando.
Lloras y no pasa nada. Ni aves, ni peces, ni lágimas salando el mar, ni jaulas de nubes ni alas que cautivar.
Y al estar libre, lejos de la jaula, ríes llorando, vuelas amando y escribes gritando.
Y me lloras riéndo, me amas volando y me escribes a gritos.

Borges, siempre Borges



Un gato negro

Un gato negro pasea en la azotea. Se sienta, mira y piensa. ¿Qué piensa un gato negro que se sienta?

Se sienta a sentir y piensa. Te dije quién eras ¿todavía eres?, acaso me fuiste o ¿todavía soy?

Un gato que siente y se sienta todavía es lo que era. O lo piensa.

Duda, piensa y mira la ciudad. Trata de lamerle las heridas, aún con las propias tan a la vista. Los gatos negros también sufren desamor.

Y es que un gato negro, sentado y desenamorado se sabe pequeño y abandonado, si sentado mira que nadie lo mira pensando.

Y más se piensa y más se sufre. Y más se sufre y menos lo piensan. O así lo escucho maullar.

El gato negro se lame las heridas del desamor. Maúlla a las luces citadinas, como si fueran estrellas a las que puede desear.

Ama a su ciudad aunque no lo ame. La sueña propia. Porque un gato negro siempre piensa que su mala suerte sólo es una cuestión de disfraz.

Amar a una ciudad, piensa el gato, es andar su ciudad. Abrazarla en cada paso, a cuatro patas y con un maullido sin compás.

Así nomás, por puro impulso, salta a la calle sin dudar. Quiere abrazarle cada esquina, amarle cada bache. Un gato negro también sabe soñar.

Estira las patitas y echa a correr. Un gato negro en medio de la noche es una sombra que acaricia las veredas mientras las luces le brillan en la piel.

No sueñes que no fue un sueño. Todos somos gatos negros de ciudad.

Como dos amantes


Princesa de ojos ávidos y brillantes ,
ya no tienes la mirada como antes.
Mientras tu sonrisa embriagadora dure,
y mi alma en un despertar, amor te jure,
volvamos a amarnos como dos amantes ,
así como tú y yo lo hacíamos antes.

Las últimas cosas

Las dos últimas cosas que dejó antes de marcharse, apiladas en la mesita de luz del hotel de la ruta, fueron un fajo de billetes falsos y tres cigarrillos largos. Nada importante. Nada que no le fuera inútil en otra ocasión. En la pieza dejó el aroma a fruta fresca de su perfume, aquel que le había regalado Patricio. Llovía esa tarde de enero y Mora, casi desnuda, se subió al auto de Patricio y se fue en segunda por la ruta.

Había imaginado una vida perfecta. Dos hijos: una nena y un nene. Ese nene jugaría al futbol con Patricio; sería su calco. Después del trabajo en la oficina, los pasaría a buscar por el jardín e irían a la plaza o a visitar a los abuelos. Tal vez sería Patricio quien pasara con sus hijos las tardes más hermosas o las noches mas alegres. Pero todo eso vendría con el tiempo. Con ese mismo tiempo que devora ilusiones a su paso. Tal vez imaginó otra vida, no lo se. Esa tarde cuando salió despavorida del hotel, mientras lagrimeaba ella y por eso el cielo, se tenía la cara llena de recuerdos futuros.

La ruta la despertó de golpe, los rizos morochos se le pegoteaban contra los pómulos enormes, hinchados. Goteaba y goteaba. La música del motor era el mejor remedio para sentir que las cosas se movían al menos en un sentido. La dirección de la ruta la llevaba rumbo al sur de la provincia. No se fijó si tenía ni nafta ni ropa : Estaba huyendo. Estaba huyendo de él, de ella : de su pasado, de su futuro. Paradójico todo, pues huía hacia un futuro vacía de toda carga. Con un coche, claro, prestado. Toma prestado el pasado para su futuro, las últimas cosas antes de huir : un auto y un cuerpo.

Luciano Arrabal
@Lucarrabal
http://arrabalvirtual.blogspot.com

Pasiones

Siento en mi piel la huella
que tus caricias dejaron,
mi boca arde de sed
de todos los besos robados.

No quiero añorarte
no quiero amarte, tan sólo
fuiste el loco momento
de un amor imaginario.

Saciaste mi cuerpo,
diste calor a mis sentidos
ahora quiero que te marches
déjame con mi amor soñado.

Entre tú y yo nada hubo
sólo el intercambio necesario
que nuestros cuerpos buscaron
cada uno con un amor escondido.

Si alguna vez la vida nos pone
cara a cara, no me mires
no te acerques, soy tan sólo
el cuerpo que te dejó saciado.

Daria
@Madrecelta

Lista del mandado

Ana,
 Lleva allí:
 - teja
 - coca
 - tasa
 - magra
 - lima
 - lasaña
 - canalete
 - papata
 - brócoli
 - hoja (no rama)
- coco
 - pasa
 - maní
 - tela
 - jarra
 - bollo
 - pelota
 - seta
 - papayo
 - soda
 - sal
 - asado
 - soya
 - papa
 - tés
 - atole
 - pollo
 - barra
 - jaletina
 - masa
 - poco camarón
 - ajo
 - hilo
 - corbata
 - tapete
 - lana
 - caña
 - salami
 - larga masa
 - taco
 - cajetilla
 - avellana

Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Esta terrible situación


Me ahogo en pensamientos mientras el sol acecha por la ventana.
Siempre te siento aquí, más que a cualquiera que ha estado en la piel. Que es mi piel.
Que se ha vuelto tu piel.

Tienes tanto poder sobre mí. Lo sabes, y te aprovechas de ello. Lo sé.
No importa, así te quiero aquí.
No puedo dejarte ir. No voy a dejarte ir.

No puedo dormir pues estoy rodeado de tus letras, hablando de cuanto me quieres junto a ti.
No puedo dormir, sólo me la paso pensando en cuanto te necesito junto a mí.

Y qué desesperación. Qué terrible situación.
Huele a aeropuerto, huele a maletas. Huele a un café y a un beso que no se dio.
A canciones y recuerdos construidos de la imaginación.

En todas las miradas busco tus ojos.
Y lloro. Lloro porque te dije adiós. Sin partir, te dije adiós. Y no estás, ni eres.
¿No sabes? Tampoco estoy, porque sin ti no soy.

Y me sigues diciendo que nuestro tiempo llegará.
Pero lo único que veo es miseria aterrizar.
"Aterrizar para sentir que puedes volar", eso me lo repito sin cesar.

Te necesito.
Dame tu calor. Dámelo ya. Que no puedo más.
Tengo frío y necesito tu cuerpo rodeando mi andar.

Me cansé de buscar.
Me cansé de inventar pretextos para tratar de superar, esta ansiedad que me ahorca y no me deja respirar.
No quiero superarte. Me niego a olvidarte.

No voy a permitir que te vuelvas a equivocar. Que lo vuelvas a intentar.
Eso de ser feliz si no estás acá.

No es un poema, no es una oración a Dios.
Son mis sentimientos y una maldición.

Me miro a los ojos

Me miro a los ojos
Pero no me miento
Algo está cambiando
y no me arrepiento.

Aunque me dé miedo
No sé detenerlo
Algo está naciendo
y es ahora el tiempo.

Yo que no sabía
si me conocía
hoy me siento nueva
cambio cada día.

No siempre me entiendo
cuando dudo, siento
cuando siento, pienso
cuando pienso, intento.

Te miro a los ojos
y aunque cueste verlo
algo está cambiando
y ya no me miento.

Aunque te dé miedo
y me sientas fría
sigo siendo frágil
pero con espinas.

Yo que me creía
que te conocía
hoy te siento lejos
y estás en mi vida.

Cuadros dentro de cuadros

Somos historias tejidas entre otras tantas, en medio de tantas voces, mezcladas con otros ruidos.
Cuadros dentro de cuadros que no miramos, que no sabemos bien, pero que igual existimos.

I Like

Cambiamos de foto. Nos buscamos gustos en común. Nos hacemos amigos. Nos desamigamos. Nos gusta el sushi. Odiamos el sushi. Vemos películas románticas. Luego de terror. Escribimos status ingeniosos. Jugamos online. Todo dentro del mismo mundo de las redes sociales. En donde estar significa participar, y en donde participar significa estar viviendo, teniendo experiencias, mostrando lo tuyo, viendo lo de los demás, ¿interactuando?, y bla. Juntos, sin kilómetros ni geografía que detallen la distancia. Todo sentados desde nuestra cómoda silla virtual frente al monitor. Todo, también, desde el minúsculo corazón de un celular. En el trabajo, en el colectivo, en los feriados, en los cumpleaños... Estar ahí. Nos deja más tranquilos saber que
estamos en algún lugar. Porque en esa inmensa red que nos une y nos desata, nos deja conciliar mejor el sueño saber que hay otros como nosotros. Y lo sabemos cuando recibimos al menos un “I like”.

Ojos Cautivos

Te miro, mientras escucho tus palabras.
Tenue sonido; como de brisa.
Llegan a mi rostro, dibujando en él sonrisas
Te miro, y me atrapa tu mirada.
Llena de esplendor; lujuria,
Causando en mí… sensaciones profundas
Te miro, y es tu amor que impacta
Todo lo que soy… mi interior.
Y me lleva a traspasar el muro del amor.
Te miro, te escucho y me conmueves,
Al brindarme tu amor profundo.
Llenando mis ojos al verte, radiante.
Y te devuelvo la mirada; colmada
De tanto encenderme pasión
Y mi propuesta es causar en ti
Lo que tú, causas en mi corazón.

J. Gabriel Cattaneo
El Taxista Sentimental.-
@taxisentimental
http://eltaxistasentimental.blogspot.com

Las palabras se las lleva el viento


Ana R.

Entre luciérnagas



Empieza la tarde a morir, y muere el tiempo. Empieza a latir la noche, y viven las estrellas.

Empieza la obscuridad a mostrar destellos. Empieza tu luz a encenderse, es hora de vivir y morir juntos.

Seremos luciérnagas en el aire, y del aire, seremos los destellos.

Danzando suspendidos en el viento. Ese viento invisible que acaricia y nos eleva por los aires de la noche.

El viento danza; y es caricia. La noche brilla, y es delicia. Tú me escribes, y es codicia.

Acaríciame en tus letras. Delineame con tu vuelo. Escríbeme, que soy poesía.

Al saber que eres luz y poesía, te expropio toda, y te declaro mía,

Tuya cuando brillamos juntos, tuya de noche, tuya de estrellas, tuya de luna.

Si es por ser tuyo, tuya es mi vida. Si es por ser noche, tuyas son las estrellas. Si es por ser amor, lo mío es tuyo.

Abrazo tu vida y se quedan pequeñas mis alas. Tanto siempre es mucho, deja ciego a quien posee tanta luz en sus manos.

Abrázame, que falta poco para cubrir el frío. Apriétame, que falta poco para herir al desvarío.

Deténme que ya no siento el suelo. Deténte que estoy sintiendo el cielo.


Omer Alfcorbar y Ana Rojas

Ese, no se llama amor







Ese que rompió mi fe a trozos, que se dijo hombre, que besó mi cuerpo y que hizo alarde de saber cuidarlo. Ese, no se llama amor.


Ese de palabras débiles y volátiles, que llenaba de promesas mis sueños para volverlos pesadillas. Ese, no se llama amor.

Ese que mintió su pena de saber mentirme, que se dijo mío, que tapó mi sueño hasta no dejarle ni siquiera un grito. Ese, no se llama amor.

Ese que en libertad encadena mi voluntad con caricias. Ese, no se llama amor.

Ese que inventó mi llanto a letras, que en cada promesa me robaba el alma, y me fue vaciando hasta dejarme seca. Ese, no se llama amor.

Ese al que le debo mis insomnios y lo paga con silencios, que enciende mis noches y las apaga con lágrimas. Ese, no se llama amor.

Ese que aún me sabe suya, como suyo el tiempo que gastó en dejarme, como suyo el miedo que dejó al marcharse. Ese, no se llama amor.

Ese que me dejó con su aroma en el cuerpo, que se marchó con mi piel todavía húmeda en sus manos. Ese, no se llama amor.

Ese que me no me acaricia más que la tristeza, que no tuvo savia para hacerse árbol, y nubló mi risa de mudo rencor. Ese, no se llama amor.

Ese que me cambió de a poquito, que cambió mi inocencia por malicia, que es fantasma en la obscuridad de mi alma. Ese, no se llama amor.

Ese que tu quieres, ese que yo quise. Ese, no se llama amor. 

Ese que sólo sabe decir adiós. Ese, no se llama amor.


Mariana Aran y Ana Rojas