Te busco en mis sueños y te encuentro
dormida, tu cuerpo descansa plácidamente entre las sabanas, te observo de lejos
de pies a cabeza, adivino tus formas debajo de la tela, por largos minutos te
miro en silencio, me asalta la duda si estaré también en tus sueños. Me acerco
despacio a tu cama, me muevo con cuidado hasta llegar a tu cara, tus labios se
entreabren como esperando un beso, con dulzura los beso y te remueves inquieta,
detengo mi caricia esperando tu respuesta, ésta llega por medio de tus brazos
que se mueven en la penumbra buscando mi rostro. Cuando tocas mis mejillas tus
manos se sienten como la seda, ávida retienes mi cara sobre tu cara por lo que
renuevo mis besos mientras que empiezas a acariciar mi pelo, de ese negro
intenso qué tanto te gusta, qué tanto te prende. Nuestros besos se intensifican
al calor de nuestros cuerpos que sin saber cómo o cuándo ahora se tocan, tus
senos desnudos se untan en mi pecho, siento su turgencia aplastarse sobre mi
torso, mi mano comienza un recorrido de reconocimiento por toda tu espalda, se
mueve con urgencia, con la prisa del deseo que me consume por dentro. Beso tu
cuello una y otra vez, entrecortados gemidos escapan de tu garganta cada vez que
el fuego de mis labios abrasan tu piel, voy dejando una estela de humedad al
bajar hacia tus senos, chupo con delicadeza cada uno de ellos. Observo tus
manos que se aferran a los bordes del lecho cuando mi lengua inquieta pasa por
tu vientre, es tan solo el preámbulo de lo que enseguida me apresto. Deposito
pequeños besos sobre tu pubis descubierto, la piel es ahí suave y con poco
vello, respiro con fuerza para aspirar tu aroma de mujer, ¿sabes? me gusta muchísimo
lamerte primero los pliegues de tus labios bellos y así lo hago. Con la misma
lengua paciente voy abriendo el camino hasta llegar al botón de nervios que
forman el centro de tu sexo, con la punta de mi pluma marco a su rededor
círculos de lumbre. Taimado reservo mi contacto con él, disfruto encenderte
hasta hacerte enloquecer, a ratos te chupo, a ratos te lamo, doy lengüetazos
que te parten en dos o te lamo con ternura de abajo hacia arriba de un lado y a
otro, tus pezones erectos son mudos testigos de la tormenta que azota tu bajo
vientre, tu pequeño botón es ahora una flor que pide a gritos más de mi ardor,
con cuidado lo meto en mi boca y lo beso con cariño, a mayor lentitud, menor es
tu conciencia, tu espalda se arquea con cada lamida, quizás por eso tus piernas
se cierran sobre mi cabeza, me gritas que pare y yo ignoro tus ruegos, separo
tus piernas e intensifico el ritmo de mi lengua, el placer que nace de tu
centro se expande por todo tu cuerpo, empiezas a venirte en un mar de lava
hirviente que toca mis labios, que sacian mi sed.
Tu respiración
agitada comienza a volver a la normalidad, por varios segundos tus piernas se quedaron
flojas, levanto mi rostro y llego hasta el tuyo, deposito un beso sobre tus
labios secos, los cuales humedezco ahora con tus propios jugos.
Tus manos guían mi cintura
hacia arriba, con determinación la acercas a tu cara, lo tomas entre tus manos
y lo introduces en tu boca, tu lengua lo siente y le hace espacio, con una mano
lo sostienes y lo chupas con fuerza, mis nalgas se aprietan cada que entra en
tu boca, sientes como se crece con cada chupada. Después de unos momentos lo
sacas y dices en un susurro: “Tómame ahora, quiero sentirte dentro”, abres tus
piernas y me acomodo entre ellas, tus manos lo guían hacia tu cueva bendita,
con lentitud te penetro dejando que tus interiores se acostumbren al intruso,
una vez dentro lo aprietas con vigor y yo inicio el vaivén exquisito…adentro y
afuera…tu humedad y calidez me vuelven loco, loco de deseo…loco de pasión…loco
por ti, siento las oleadas de placer viajando por mi epidermis, alborotando
cada nervio al pasar por él, te tomo de la espalda y nos damos la vuelta, ahora
estoy abajo y me cabalgas con determinación, con mis manos acaricio tu pecho,
mientras siento mi orgasmo cada vez más cerca, tu cintura se mueve de izquierda
a derecha con sensual cadencia, luego cambias el ritmo ahora subes y bajas con
gran pujanza, (Qué gloria tan grande es tenerte en mis sueños!) combino tu
cadencia con mis propios movimientos agregando una nueva variable a la unión de
dos cuerpos, clamas en éxtasis: “Me vengo de nuevo “, aprietas tus músculos y te
siento morir, veo como tus pezones se achican, tu boca se seca…nos estamos
muriendo de placer, de placer infinito…me derramo en torrente dentro de ti y tú
te vienes por segunda vez con chorros calientes que bañan mi miembro…desfalleciente
te dejas caer sobre mi pecho, te abrazo en silencio…aún disfruto del éxtasis de
haberme fundido en ti. Permanecemos así por varios minutos escuchando cómo
nuestros latidos se confunden en uno solo, al cabo de un tiempo has vuelto a tu
sueño……yo despierto en mi cama, mojado y contento. Si esto es en mis sueños, ¿qué
sería si fuera cierto?
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