Alucinando sobre lo que quiere una mujer…
Cierta vez, no hace mucho, una amiga me comentó con un reflexivo dejo de nostalgia que echaba de menos los tiempos en los que salía a reventarse con los amigos o quien fuera su pareja, cuando las cosas eran espontáneas y a la vez divertidas; cuando no sabía que iban a hacer y tan solo importaban el aquí y el ahora; cuando imperaban menos la madurez y el compromiso; cuando el descontrol y la búsqueda de satisfacción de los sentidos eran la constante. Y decía que en la actualidad, a la par que echaba todo eso de menos, había una parte de si misma que en ocasiones solo deseaba una velada romántica, buen vino, una larga conversación sobre libros, películas, de horas de charla existencial o de profundizar en algún tema digno de tal actividad.
Se daba cuenta, en efecto, que ahora poseía crecimiento espiritual, armonía y madurez, que se alegraba que en sus relaciones ya no eran lo mas importante el sexo y la atracción física, y sin embargo, aun así echaba en falta la espontaneidad y diversión en su vida, esa alegría que brota de hacer cosas sin planes previos y que éstas resulten para bien o para mal, memorables. Tomaba conciencia que deseaba mayor variedad en el menú de actividades, y no resignarse a unos cuantos platillos, dependientes del compañero o de sus actuales circunstancias y rutina.
Le expresé que soy de la opinión, acertada o no, que entre más joven o inmadura es una mujer es más fácil que se deje llevar por aquellas características que todas las mujeres encuentran atractivas en el sexo opuesto, que son:
1. Riqueza (Dinero, casa, coches, posesiones, etc.)
2. Poder (Empresarial, político, liderazgo, seguridad)
3. Fama (Artística, deportiva, local, popularidad de cualquier tipo)
4. Atractivo (Buena apariencia física)
5. Exclusividad (accesibilidad, casado o con otro compromiso)
6. Personalidad (Sentido del humor, seguridad en si mismo, inteligencia, misterio, clase, alegría, pasión por vivir, espontaneidad, cultura, ingenio, sensualidad, imaginación, etc.)
Que conforme una mujer va madurando -como sea que madure una mujer- y como ser humano en general, sumando experiencia en amores y desamores, sus gustos se van depurando, tornándose mas selectivos, identificando mejor lo que desea en la casa y en la cama, en la calle y de fiesta; esa agudeza para determinar sus deseos la vuelven mas exigente, hasta caer en cuenta, conciente o inconscientemente que ya no le interesan tanto como antaño los primeros 5 puntos en la selección de pareja, si no que el último punto toma la delantera. El pero (¿será que en todo siempre hay uno?) estriba que es tan raro para un hombre encontrarse una mujer extraordinariamente sexy e inteligente, como lo es para una mujer encontrarse un hombre con gran personalidad, excepcional e interesante.
Llegados a este punto, le dije que me parece que un gran número de mujeres (tal vez incluso sin importar su propia edad o madurez) quisieran para si, un hombre con el que pudieran platicar sin aburrirse, pero que a la vez fuera capaz de sorprenderlas con la espontaneidad de hacer cosas distintas y atrevidas, que lo mismo pudieran disfrutar a su lado de una noche de baile, alcohol y lo que engloba el concepto de diversión moderna, como disfrutar del romance y la seducción constante; Deleitarse con memorables veladas románticas donde solo existieran ellos dos; Alguien con imaginación y energía para la cama, pero también con pasión por vivir. Que fuera de temple fuerte, dueño de si mismo en todos los sentidos, en quien pudieran apoyarse y encontrar la seguridad cuando fuera necesario y sin embargo, que no careciera de sensibilidad y capacidad para expresar sus sentimientos y emociones.
Hasta que llega finalmente el momento, que la mayoría de las mujeres, las mismas de las que hablaba antes, que han adquirido cierto grado de madurez y experiencia, a través de una u otra reflexión o de alguna especial circunstancia se convencen que si existe un hombre con tales características, con todos los requisitos para ser su príncipe azul, éste seguramente no se encuentra disponible o a la vista siquiera, y es del conjunto de hombres que muestran algún interés en ellas de donde eligen al que mejor les parece. Regularmente se conforman con aquel que les ofrece seguridad para su futuro, las mas de las veces con el requisito casi obligado que haya algún lazo sentimental de por medio…