martes, 18 de diciembre de 2012

Es allá Navidad


“Es allá navidad”

 
Amor azul da,
diva no es, edita.
Reno puso ese deseo.

Lea: Es luz azul, oíd amor.

A ella calé.
¿Ve la calle o no?
Su Polo Norte tronó, lo puso Noel.
La calé, ve la calle.

Aroma dio luz azul,
sea él o ese. Deseo suponer.

A ti: Deseo Navidad,
luz aroma da.

 Di: ¡Van, allá sé!

 

Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Felices Fiestas


Mujer Poesía








En los ojos del amanecer,
mi alegría se perfila,
y más aun con el renacer,
mi poesía se destila.

Sospecho que en el atardecer,
seré como quien vigila,
en la espera de una mujer,
estrambótica y tranquila.
(…) 

Y llegará ella al anochecer
haciendo viento en la fila,
haremos del cuerpo estremecer,
mi pupila en su pupila.


Omer Alfcorbar

Navidad

Noviembre y sus noches


Noviembre y sus noches.

Aquí me tienes, en una noche de noviembre con una hoja de papel frente a mí y un lápiz en las manos, y no se me ocurre escribir ninguna palabra, no porque no me inspires, sino porque tengo miedo; tengo miedo de no tener talento suficiente para retratar todo lo que eres, todo lo que significas y todo lo que me haces sentir. 

Tengo miedo de empezar a escribir y que las palabras no surjan, o peor: que se detengan, que decidan no retratarte a la perfección, que decidan no retratar tu perfección.


Supongo que lo mejor que puedo hacer es contarte cómo me haces sentir,  que lo mejor que puedo hacer es decirte que a pesar de que puedo sentarme y escribir sobre cualquier cosa, a ti no puedo escribirte, porque eres infinita. Contigo no puedo porque eres mucho más grande que cualquier letra, palabra o 
papel en blanco. 
Mucho más grande que cualquier noche. 

Espero que esto te haga entender que significas para mí mucho más que un montón de hojas llenas con un montón de palabras, que significas para mí mucho más de lo que te pueda escribir. 

Que jamás terminaría de retratarte.

Juan Diego Maya Duque

Matemos al tiempo

“Matemos al tiempo“

Matemos al tiempo, amor, que ya no exista.
Dejemos de lado las formas
que no nos hablen de un ahora.

Conjuguemos el amor
en el hoy y el aquí,
en conmigo y a tu lado.

Dejemos de darle al verbo
la vida que aún no tiene,
y quitemos de su espalda
el pasado que ya no existe.

Ya fue, amor, ya no le busques;
antes de ti no hay nada,
y el “después de ti“ lo espero incierto.

Matemos al tiempo, amor,
quiéreme ahora.
Ámame hoy y solo hoy,
y déjale al Sol la tarea
de aparecer de nuevo todas las mañanas.

Isabelle Cigarras
@Voyporcigarros

Mundos


Hay otros mundos pero no me habitan. Los siento en cada paso que doy, como si hiciera eco en otro lado, y hubiera otra igual a mí, en otro espejo igual a este, preguntándose los mismos porqués y deseando las mismas respuestas irrefutables.
En uno, siempre estoy a cinco minutos de encontrarme en vos y a cinco pasos de perderme en mí. En otro, ya hice espacio para lo que está por llegar. El primer beso que te voy a dar, las veces que me hagas temblar y todas las risas que juntemos. En aquél, me encuentro cada vez que me pido, y me sé mejor si me escucho reír.
El problema es que son mundos que no se tocan con la piel, que no se tienen más que en las ganas, y que se creen sin crear.

Y no me habitan, no. Soy yo la que vive en ellos.

Coma


Coma

Tampoco esa noche pudo dormir. Se levantó con el feroz ronquido de su mujer
apuntalado entre párpado y párpado a dormitar en el sillón de la sala, conciente no
obstante de que, como tantas veces, aquel último esfuerzo de cordura sería en vano. Lo
habían probado todo ya. Terapias, pastillas, almohadas ortopédicas, tapones de distintas
densidades para los oídos y nada había funcionado. Emparedarla no era una opción.
Como asiduo lector de Poe él sabía que de hacerlo, el ronquido sólo incrementaría (si
era esto posible) sobrenaturalmente hasta estremecer las paredes de la casa toda y el
edificio entero y que el ronquido vengador lo seguiría por las calles y lo atormentaría
en la oficina y en cualquier camino. En aquel momento de la vida y a esas alturas de la
madrugada sólo quedaba el suicidio como opción. Salio al balcón, trepo el barandal y
sin más que pensar se dejo caer por fin hacia el descanso.

— La señora Pérez es un ejemplo de fidelidad y devoción—sí, mira que pasarse cinco
años ya al lado del marido en coma. La pobrecita no hace más que dormir.

Omar Lauterio Pineda
@lauterissimo

Enamoramiento 2.0 (DosPuntoCero)


Enamoramiento 2.0 (DosPuntoCero)

Apareció la luna y miré tus ojos cafés como el chocolate que tomé esta
mañana.
Que cosa tan más bonita cuando la luz de tus ojos ilumina lo que ves. Quise
refugiarme en tus brazos pero terminé perdido en ellos. Tus ojos volvieron
a mirarme y en ellos encontré lo que estaba buscando desde hace mucho,
cuando otros ojos cafés robaron mis sueños y mi cariño eterno. Pero al verte
de nuevo siento que ya formas parte de mí, como si las horas pasaran y tú y yo
nos mantuviéramos jóvenes como aquél día de invierno en el que te conocí.
Bajaste las estrellas y las pusiste a mi lado. Bajaste las nubes y reconstruiste
mi pasado. Tú, siendo mayor, comprendes que la vida puede ser no fácil pero
luchas y sigues peleando por ella. Bajaste la luna y le dijiste que sí me quieres.
“Yo ya no puedo sin su amor vivir” pensé.
Tus labios besaron los míos y nos fuimos de este mundo, nos largamos y
llegamos donde nadie jamás había llegado.
Llegó el viento y nos llevó a lo más visitado; nos llevó a donde todos buscan;
donde ven lo que ya fue visto y se vuelven para ver por última vez. Ahí es
donde fuimos los dos, buscando lo buscado, viendo lo ya visto y escuchando
lo escuchando.
Regresamos por el río verde y llegamos otra vez a tu cuarto donde toqué
esta tarde para decirte que lo nuestro no puede ser, tú con la tranquilidad que
admiro me dijiste que sí podía ser, que lo ibas a demostrar.
Y así pasaron muchos días, semanas y siglos demostrándome que ambos
somos uno y que este enamoramiento es solo el puro juego de la imaginación.

David Ruiz
@Emi_Nerd

Vamos a inventarnos un cuerpo

Vamos a inventarnos un cuerpo

Vamos a leernos versos
hasta que la piel despierte.
Vamos a rasparnos las rodillas
hasta que las ganas se agoten.

Vamos a leernos las cicatrices
hasta que el amor regrese.
Vamos a cogernos sin miedo
hasta que se nos acabe el cuerpo,
o nos enamoremos; lo que pase primero.

Vamos a bebernos la mirada
hasta que la sed se expanda.
Vamos a curarnos las heridas
que otros nos hicieron.

Vamos a conocernos a oscuras
hasta que haya réplicas de tu piel
y de mi piel en nuestras mentes,
hasta que encuentres tu nombre
en mis lugares secretos,
hasta que escriba mi nombre
en tus lunares sin historia.

Vamos a contarnos las plumas
y usarlas para volar lejos;
para alcanzar eso que inventamos
con suspiros, ganas y versos.

Renko

arkrenko.wordpress.com
arkrenko.tumblr.com

Monólogo con un psicoanalista.



Monólogo con un psicoanalista.

Sé que es vergonzoso pero tengo que decírtelo: anoche tuve un sueño erótico contigo. El problema es que desconozco el protocolo en estos casos, ¿debería contártelo? Si esto no se tratara de ti sin duda te lo contaría, pero en este caso, ¿cómo sabemos que no te lo cuento exclusivamente para provocarte? Sería una táctica mezquina. ¿O me vas a decir que eres capaz de permanecer incólume si te cuento que soñé que me ponía de rodillas frente a ti, te desabrochaba el pantalón y me dedicaba a darte placer hasta te venías en mi boca? No tienes que contestarme, de cualquier manera no te creeré.
Sé lo que estás pensando. Sé que tus estudios te condicionan a creer que esto es una simple transferencia. Quizá deberías de hablarlo con tu psicoanalista: tal vez piensas eso no por lealtad académica sino por inseguridad. Apuesto a que no tienes idea de qué es lo que una chica como yo puede ver en alguien como tú. Pero vamos, este ya es un tema muy masticado, no tiene caso discutir dónde empieza y dónde acaba la legitimidad de lo que siento. Yo sólo sé que esto no es distinto a lo que ocurre afuera. Uno desplaza y significa, uno ama como sabe y como puede y fin del asunto.
El problema es que cuando te miro, te miro triste. Sé que lo vas a negar pero yo te veo tan pero tan triste que siento como si algo se me rompiera por dentro. Me dan ganas de abrazarte, de besarte, de decirte que todo va a estar bien. Y luego pierdes la mirada en el suelo como lo estás haciendo ahora y pienso que quizá mis palabras tienen un eco real en ti y por un instante, por un brevísimo instante, tengo la sensación de no estoy tan loca después de todo y de que tú me entiendes.
Te voy a ser sincera: cuando imagino tu vida imagino una vida catastrófica. Imagino que tienes problemas con tu mujer y que duermes dándole la espalda; imagino que has tenido amantes como yo y que te has venido en sus bocas de la misma forma en la que te veniste en la mía en mi sueño de anoche: con la cabeza hacia atrás, mordiéndote los labios, empujándoles suavemente la cabeza con tus dedos entre su pelo.
Quizá me equivoco y entonces puedes quedarte tranquilo, convencido de que son mis proyecciones, mis deseos inconscientes. Pero supongamos por un segundo que no me equivoco y que llevas ya una mes durmiendo en el sillón o en casa de tu hermana o que simplemente es verdad que eres miserable y que te sientes solo. De cualquier manera no me lo dirás porque no es tu papel, pero yo me iré de aquí y tú te quedarás pensando si es coincidencia o si acaso es verdad que sé mirarte y que de alguna forma difícil de explicar, yo te entiendo.
Pero eso lo pensarás en soledad. Lo pensarás cuando estés en tu cama con las luces apagadas o cuando estés tomando tu café de la mañana con la misma mirada perdida que traías hace rato, antes de que te lo hiciera notar. ¿Y yo? Yo lo seguiré discutiendo por horas en sesión como quien habla con la pared, pero sé que nunca lo trataremos realmente, nunca te sincerarás conmigo, nunca te permitirás tomar en serio lo que digo. ¿Y sabes qué? Eso me jode. Me jode porque no tendríamos por qué vivir tan solos. Me jode porque si estoy enamorada de ti es porque eres lo más cercano que tengo a una compañía, porque me escuchas aunque te pague para eso, porque cuando intervienes siento que mi discurso tiene sentido y porque aunque no te des cuenta, me sonríes con simpatía. Y sin embargo no podemos putas hablar de lo que verdaderamente nos concierne, ¿no te fastidia?
Aunque a lo mejor no «nos» concierne. A lo mejor sí eres feliz después de todo o a lo mejor simplemente no soy tu tipo y te gustan rubias o asiáticas. No lo sé, aunque la verdad lo dudo por pura probabilidad. Una de las consecuencias de ser una histérica honoris causa es que adquieres cierto talento en el arte oscuro de la seducción, tanto que parece actuar por su propia cuenta. Y esa es la razón por la que sabes que no debes corresponderme, ya hemos hablado hasta el hartazgo de mi neurosis y de esa historia vieja: yo he sido deseada por todos los hombres de mi vida incluso antes de que me crecieran los senos y es por eso que confundo sexo con amor y que requiero que todos me deseen.
Así que en tu rechazo está mi formación. Bravo. Debes darme la espalda para que yo pueda devenir sujeto. Lo entiendo. Bajo esa lógica, si me correspondieras me harías un daño irreparable. A decir verdad, tal vez por eso te digo todo lo que te digo, porque sé que no harás nada al respecto. Al final eres un tipo profesional, eso se te nota a leguas. ¿Pero sabes qué? Eso no quita que yo sea real. Esto no quita que mi deseo por ti sea real y que cualquier cosa que puedas sentir por mí, aunque sea empatía, sea también real. Porque no dejamos de ser personas por entrar al consultorio ni dejamos los genitales en nuestras casas. Y porque no es tan sencillo, nunca lo es. Quien crea que puede reducirlo a un mero diagnóstico es un imbécil. Así que por favor —por favor— no seas un imbécil conmigo.

Mariana Pedroza
@nereisima

Vista naranja


Somos el resultado de una cadena de palabras


  •              Iba tan de prisa que la vida no lo alcanzaba y solo se limitaba a esperar.

    ·         Llovía tanto que su rostro nadaba en lágrimas.


    ·         Tan cansado de fingir que la máscara le pesaba todas las angustias del mundo.

    ·         No corría, volaba entre las letras con la tinta de sus alas.

    ·         ¿Porqué cambiamos constantemente de piel con los rostros nuevos?

    ·         No guardaba silencio, era prudencia disfrazada de temor.

    ·         Sus pasos no llevaban huellas, llevaban lágrimas de azúcar de tanto derramar amor.


    ·         ¿Cuánta cafeína le hace falta a una sonrisa?

    ·         No he pintado raya, he dejado huellas al mundo


    ·         Tanto peca el que finge, como el que le cree la máscara.

    ·         ¿Te puedo ayunar en algo?

    ·         Nos iremos con el viento, sí ése, el que se roba las palabras, para buscarlas y
    traerlas a casa.

    ·         No llenen sus expectativas solamente por convivir.

    ·         ¿Qué esperas de mí? Nada contestó el viento, solo que te dejes llevar.

    ·         Pudiste diseñar toda una orilla con tus palabras pero preferiste nadar.

    ·         Nos haremos viejos, solo cuando la pluma se canse.

    ·         ¿De qué cuerdo salen más correas?

    ·         Habitemos el silencio con cuidado para no romperlo.

    ·         Solo somos el resultado de una cadena de palabras.

    ·         Haremos la miel sin mirar a quién.

    ·         No solo de tempestad vive el hombre.

    ·         ¿Qué es pera encontrar?

    ·         Tal vez la miel solo necesita un poco de placer.

    ·         No caminaba descalza, caminaba desnuda de pies y alma.

    ·         Nos fuimos rompiendo con el silencio.

    ·         ¿Te puedo afinar en algo?

    ·         No somos más que la unión de muchos silogismos a la vez.


    Silvia Carbonell L.



Mi rostro de naipes




Mi hogar, mi rostro de naipes,
el espacio en mi cuaderno,
las ventanas de mi espejo.

Tan lleno, de las cosas que amo.
de la gente que yo leo, 
de las letras que siento y escribo,
también mi casa de silencio.

Mi trinchera, mi guerra y mi patria,
el soldado que se cubre de palabras.
y si algún día la sucumben al infierno,
del infierno yo la saco con más ganas.

Porque fui yo quien diseñó sus rincones más bellos
y también sus laberintos y cartas
y no dudaré en echar por la ventana,
todo dolo y cada palabra con falacia.


Silvia Carbonell L.





Hágase mi sed


Hágase mi sed me dije, y entonces surgiste tú de la nada.
Sin saber si eras producto de mi necesidad de padecer de piel,
o de mi necedad de morir ahogada.

Y llegaste como tempestad vaciando todo vestigio de desierto,
como huracán caminando con los pies del infierno entre los dedos.
Acabando con toda secuencia lógica de lo que mi cuerpo había resistido,
con el paso de tantos años y sus daños.

Hágase él mi sed me dije,
que no padezca yo de sequedad entre mis labios,
que no padezcan mi cuerpo de desierto,
que no padezca entre mis piernas de estos males.

Topé con manantiales de abundancia,
de unas manos que al tocar nunca se cansan.
de jugar con unos dedos que al rozarte,
tu piel sufre del incendio de mojarse.

Topé con unos ojos que desnudan,
desde el alma hasta cada espacio que se calla.
de unas ganas que despojan de tu ropa
todo pudor del cual tu cuerpo se resguarda.

Caí entre sus ríos y sus mares,
entre abundancia de labios que te marcan.
Caí entre sus besos inmortales,
de esos que al morir, nunca se marchan.

Me fui de este mundo sucediendo,
al vaivén de sus piernas enlazadas,
me fui el incendio padeciendo
para venirme entre su pelvis y sus aguas.

Le invité a habitar desde mi espalda,
hasta los bordes de mi muralla acorazada.
Y llegó con su ejército implacable
a romper toda cadena impenetrable.

Nunca supe de más sed que de sus labios,
cada vez que su boca se apartaba,
nunca tuve necesidad de reprimirme
cada vez que su cuerpo se acercaba.

Me topé con una sed incuestionable,
Que al tocar con sus manos todo lo marca,
que al morder con sus labios en mi cuerpo,
deja huellas de humedades que te atrapan.


Silvia Carbonell L.









Confábula






48 números. 48 números en los que se guardaron alegría, 
tristeza, inspiración, ciclos, imagenes, recuerdos, estaciones.

La madriguera es un hogar de letras. 
Igual que en el hogar, es donde se viene a ser libre, 
donde se viene a volver a vivir historias. 

Confábula significa oportunidad. 
Ha sido la mejor oportunidad para conocer a los conejos. 
Ha sido un honor compartir y combinar mis letras con las de ellos. 

Confábula es hogar de quien quiere compartir. 
Y mientras exista el deseo por leer y escribir, Confabula vivirá.


Ana R.