martes, 17 de julio de 2012

Me quemo

"Me quemo. Comenzó hace mucho tiempo. La primera vez lo sentí en la punta de los dedos. Dejé el libro, abierto, y levanté mis manos al cielo." @OtroRuben
Ilustración: @CelsaMariana

Egotrón, el irreparable

no hay maquinaria ni mecanismo: un hombre es tan sencillo y demoledor como una cortina alzada por el viento, las cosas no son tan complicadas en la vida, son simples, llanas, indetenibles, irreparables, la diferencia está en la materia con la que se construye lo irremisible de cada acontecimiento, un hombre es un fracaso no un triunfo, en este caso un fracaso engranado que va por la carretera a exceso de irreparabilidad: un carro, un hombre, un niño, un robot de juguete, un paisaje que va quedando atrás, todo queda siempre atrás, el adelante no existe pero hay que intentarlo, quiero hacer pipí papá dice el niño sin mirarle mientras practica la onomatopeya de la destrucción que se produce al moverle una pierna al robot, ya para este momento deben haberse dado cuenta piensa el hombre, ya para este momento deben haberse dado cuenta vuelve a pensar el mismo hombre, quiero hacer pipí papá repite el mismo niño, su ingenuidad fría, afilada y cruel queda latiendo en el aire, el ring ring ring del teléfono queda latiendo intermitente en el aire del apartamento vacío del hombre, ya deben haberse dado cuenta, ya deben estar buscándonos, sólo falta un poquito hijo, aguanta un poquito más, aguanta un poquito más le dijo a la madre pero el fracaso ya estaba consumado, bello, completo, pleno, inaplazable, el único fracaso eres tú, el único fracaso soy yo, nosotros es un fracaso de trescientos sesenta grados, un hombre no es un robot, no es una maquinaria ni un mecanismo, un hombre se equivoca, fracasa, se degrada en su propio ejercicio de humanidad, un hombre siempre es algo único en su imperfección, un hombre es tan imperfecto que nunca es el mismo, siempre está cambiando, siempre es diferente, es tan imperfecto que muere, tiene que morir, la muerte es la única redención del hombre, un robot en cambio es perfecto, nunca muere porque nunca vivió, en todo caso se le destruye, se le transforma, se le reconstruye, un hombre es una idea rota que se intenta aglutinar, es imposible para un robot fracasar, el que fracasa es el hombre que lo programa, el niño lo sabe, el niño lo sabe todo mejor que el hombre, un niño sabe que nada es importante, o no lo sabe, que es lo mismo que no darle importancia alguna a algo, él lo sabe todo desde la infinita certeza de la intuición, él sabe que los robots nunca se equivocan, todo lo hacen bien, hasta cuando están mal programados el error lo ejecutan de manera correcta y eficaz, un robot nunca hubiera huido, un robot hubiera utilizado alguna de las ventajas que le da su condición de ajenidad al fracaso, tofggggrgrrrrrggggg hace el robot en la boca del niño al moverse, se han activado sus rayos positrónicos de convergencia dual y se han iniciado los programas de gestión autosostenida, ssssssssuuuuuuuuuuuusssssssssssh despega el robot propulsado por la mano del niño, comienza la expedición, el vuelo de reconocimiento busca el techo del carro, pasa cerca del brazo del hombre, regresa, no hay ninguna novedad, el robot comprueba que todo está en orden, todo en calma, la calma es la tormenta demoledora de la soledad, un robot no puede sentirse solo, un robot no tiene punto de comparación consigo mismo para sentirse solo frente a otro, un hombre no es ni una maquinaria ni un mecanismo, un hombre es una soledad en sí misma, llana, irreparable, consumada, un niño es una soledad que no se ha percatado de sí misma aún, el teléfono vuelve a repicar con insistencia asesina en el apartamento del hombre, la puerta del balcón quedó abierta, el viento alza la cortina, la cortina baila al ritmo del repique, la soledad hace un vuelo de reconocimiento, todo en orden, todo en la calma de la tormenta, todo en una ausencia furiosa, ausencia y furiosa no son buenas palabras para estar juntas en la cabeza de una mujer, no son buenas para escribirse seguidas en la historia del fracaso irreparable de un hombre, un robot de juguete y un niño, tuituituituituituituituitui suena la alarma en la boca del niño, algo está pasando, algo siempre está pasando, alerta, alerta, el robot queda levitando en la mano diminuta, escrander de seguridad activado, el hombre mira al niño, ambos esperan a que se manifieste el peligro invisible, en eso un hombre es como un robot, siempre esperando a que se manifieste un peligro invisible, toouuuuf toouuuf dos misiles salen de la pequeña boca y hacen estallar a un centinela que amenazaba con extrapolar la dimensión telemática del carro en movimiento, la situación ha sido controlada, el equilibrio ha sido restablecido, el robot de juguete en la mano del niño ha logrado en segundos lo que no ha podido el hombre en toda su vida, con toda su vida, a pesar de toda su vida, el robot no sólo vio el peligro, el robot se ocupó del peligro, el robot distingue la diferencia entre inminente e innecesario, el centinela estaba camuflado de aire, en esto los hombres se parecen a los centinelas, ambos usan el aire de camuflaje, ambos están camuflados de las circunstancias que viven en el aire, papi ya no aguanto las ganas de hacer pipí, el hombre se orilla, el hombre y el niño se bajan, el hombre le desabrocha el pantaloncito al niño, el niño le entrega el robot de juguete al hombre, le mira unos segundos, quiere estar seguro de que puede confiar en él, quiere estar seguro de que el hombre puede sostener en una sola mano la incapacidad de fracasar, el hombre toma con éxito a Egotrón, lo siente listo, consumado, inaplazable, perfecto, irreparable, húmedo de sudor, el niño voltea, ya no le importa si puede confiar en el hombre, nada es importante, nada importa, si las cosas importaran no fueran irredimibles, el niño activa el chorro de propulsión telemática de su propio cuerpo, comienza a moverse, a escribir con urea un mensaje encriptado en la tierra, nadie lo va a leer, el hombre cierra la compuerta de la mano, le da albergue a Egotrón aunque Egotrón no necesita albergue, ni protección, ni compañía, Egotrón no puede sentirse solo como se sienten los hombres solos, como se sienten las mujeres solas, la mujer ya no tiene compañía, ni compuerta, ni compartimiento, ni recipiente, ni nada que recibir, es el aire el que se ha camuflado con esta mujer, con su vacío perfecto, asesino, furioso, el peligro invisible se ha manifestado de nuevo, el peligro invisible es en este caso la invisibilidad de un niño, la ausencia de un niño, mensaje urgente del comando central, unidad Egotrón repórtese, alerta Egotrón, responde Egotrón, responde, alerta, alerta, peligro inminente, invisible, perfecto, la cortina ha dejado de batirse, la soledad ha aterrizado en el apartamento, la soledad siempre aterriza bien, perfecta, indetenible, inaplazable, la soledad es perfecta como un robot, siempre es literal, inequívoca, en vivo, una bestia precisa de la oportunidad, la soledad es perfecta como un robot, perfecta como el rencor de una mujer, como el fracaso de un hombre que fracasa, antes de montarse en el carro el niño extiende la mano, necesita a Egotrón, él es el único que puede salvar al mundo ante la inminencia del peligro invisible, se le expiró al hombre el único instrumento perfecto que ha tenido en su vida, antes de entregarlo el hombre mira a los ojos de Egotrón, no despedirse es una forma de despedida, el hombre entrega el robot con cierto pesar, al sentir la mano del niño Egotrón activa la unidad de reconocimiento de piloto, tuuuuuiiisssssshhh, se abren las válvulas de circulación sincrónica de fluidos, se activa de nuevo el robot de juguete, sin el niño Egotrón es una perfección inerte, sin los hombres la vida es una perfección inerte, en eso se parece un robot a la vida, ambos son necesidades artificiales, la mayoría de las cosas son necesidades artificiales, innecesarias, no había necesidad de llegar a este extremo, nunca hay necesidad de nada, todo es una circunstancia irremediable de la voluntad, del error, el hombre trató, el hombre lo intentó, la felicidad no se trata, la felicidad se ejerce, el ejercicio de la felicidad es complicado, el ejercicio de la felicidad requiere un nivel elevado de abstracción, de negación al fracaso que es ejercerse, el ejercicio de la felicidad es un mecanismo, una maquinaria, en esto se parece a un robot, hay que ser un héroe para ejercer la felicidad, no hay héroe sin sacrificio, la infelicidad es mucho más sencilla, llana, inaplazable, la infelicidad no requiere de ejercicio, la infelicidad sólo se porta, no se ejerce, es un traje, no necesita sacrificio, lo de ellos fue una infelicidad portada a cuatro manos, en esta historia el único héroe es un robot de juguete, el único que podría llegar a ser feliz es Egotrón, para ser feliz es necesario no saberlo, narííííí narííííí narííííí, un mensaje surca el aire en forma de onda, es un mensaje infeliz, el robot de juguete lo capta, lo procesa a doce mil teutrinos por segundo, están buscando a Egotrón, están buscando al niño, al hombre, así lo dice el mensaje, el peligro se reitera inminente, invisible, innecesario, el hombre acelera y la soledad despega a la velocidad de la luz.

Vicente Forte
@vforte

Matilde y la rosa

fragmento de Matilde y El mago

Una rosa blanca, de naturaleza pura
Me acuso de insolente, en mi propio jardín
Mágico por cierto, impregnado de jazmín
La rosa rió descarada, al escuchar mis palabras
Apenas en susurro pronunciadas
Apenas se animaron a salir
Y esa rosa tan hermosa como malvada se burlo de mí
Por cierto, me olvidaba, quise cortarla
Pero era tan preciosa que me dolía a mí
Ella me miro vanidosa y dijo:
Como te atreves a hablar niña del "amor"
Si tu joven piel huele a nuevo jazmín
Y tus ojos son tan puros como el blanco que me envuelve
Que sabes del "amor" niña que pareces princesita y no mujer
Que tus labios susurraron en mi hogar, mi jardín
Se atrevieron a decir "te amo" sin conciencia de decirlo
Entonces…explica tu insolencia que quisiste decir?
Quizá no sea mujer aun, pero si que te amo a ti, te arrancaría por
Tú soberbia, pero eres tan bella, hay tanta vida en ti,
Como podría no amarte? Si estas en mi jardín
Como a los jazmines, y los árboles
Y lo que rodea mi existir
Entonces dime tú rosa
¿Cómo no sabría amar a un hombre?
Si tanto supe amarte a ti.

Tatiana
@m_maraia
http://matildeyelmago.blogspot.com

Invierno bajo los párpados

¡Peter despierta! ¡Es hora de tu porción de comida diaria! Son los gritos que me despiertan a diario, al final de aquella historia, mi historia, mi pesadilla. 


Era invierno en el pecho de aquel cielo, frío y sin escrúpulos. De vez en cuando soltaba uno que otro resoplido para derribar algún árbol, provocar un tornado o cualquier otro desastre natural. Sin embargo, no era lo más frío que podía verse en aquella temporada.


Era un lugar muy sombrío y solo desde hace algunas décadas, de hecho, ver pasar autos por el lugar era casi un milagro. Un lugar lleno de pequeñas casas, alejadas cada una a unos 10 quizá 15kilómetros y con vecinos no muy sociables.


Diariamente se veía moverse por los rincones de las aceras una silueta que simplemente recorría esas calles sin motivo ni dirección, con un pasado tan grande que no le cabía en los ojos y llevando una sombra que era lo único <<o así parecía>> que podía mantenerse sobre la nieve, ya qué hasta sus pies se arrastraban bajo ella.


Alguien despeinado de ojos oscuros cual agujero negro, aún con marcas de pubertad en el rostro y 1.60 m. de estatura aproximadamente. Se le veía vestir casi siempre una camisa negra de mangas largas que ocasionalmente cambiaba por otras del mismo estilo, unos pantalones anchos con varios agujeros en las rodillas donde se dejaba ver el pus de sus mal curadas heridas de la infancia, y unos tenis muy desgastados que parecía nunca haberse quitado.


Nadie podía culparle de ser así, y es qué a sus cortos 16 años ya había presenciado la muerte de uno de sus padres a las manos de alguien a quién nunca delató, alguien que no dejo rastro alguno y alguien sobre quien nadie se atrevía a preguntar aunque hubieran pasado ya 6 años de aquel incidente. Desde entonces fue un niño aislado de todos, un chico sin amigos que a duras penas intervenía en clases, pero que con ello era suficiente para saber la increíble genialidad que yacía guardada en aquella cabeza.


Con el pasar de los años los pocos amigos de Peter Emmanuel habían desaparecido, simplemente se esfumaban del mundo así como así.


La soledad le había consumido hasta pieles, amarillentas y desaseadas. A pesar de su gran intelecto mucha gente se negaba a acercarse a él, quizá por su aspecto físico debido a su descuido o simplemente por el que dirán qué siempre importa mucho a la gente de "la sociedad".


¡¡TUM!! ¡¡TUM!! ¡¡TUM!!


"¡PETER DESPIERTA!"


Se escuchaba, en la puerta de la habitación.


"Calmaos amigos míos, nada pasa, duerman." Decía Peter.


Peter abrió la puerta, no había nadie allí.


No estaba seguro de si el mismo estaba allí. Su cabeza daba vueltas <<más de lo normal, si se me permite decir>> pero hizo caso omiso y volvió a la cama.  


La mañana siguiente era soleada, sin embargo el manto helado seguía ahí abrigando con su nieve todo árbol, casa o automóvil que en aquella ciudad se encontrase. Solo una cosa era inusual aquella mañana...


Chillidos y alaridos de aves, cuervos que salían de una gran casa con sus picos y garras llenos de sangre, alguno aún tratando de digerir un último ojo o buscando alguna vísera mal trecha de la que no se hubiesen percatado. Y es que lo que había sucedido era la escena más terrorífica de la historia, una escena sin testigo que pudiesen decir qué pasó.


Los pasillos de aquella casa yacían llenos de sangre, restos de piel y sesos manchaban las paredes, y en la habitación solo quedó la imagen de aquel muchacho acostado con una sonrisa en su rostro y varios dedos tirados bajo la sábana.


Al día siguiente todo volvía a la normalidad, la silueta de Peter Enmanuel Kirchov se movía por aquellas aceras, la gente lo seguía mirando pasar y la historia volvía a comenzar, hasta qué...


¡Peter despierta! ¡Es hora de tu porción de comida diaria! Son los gritos que me despiertan a diario, al final de aquella historia, mi historia, mi pesadilla.


Wilson D Perez
@lnverso
http://lnverso.blogspot.com/ 

He de extrañarte

He de extrañarte aun cuando no se escuchen en el corazón mis latidos
Cuando la respiración se me acabe se que también te extrañara mi alma.

He de extrañarte por las madrugadas frías cuando no tenga tu calor,
Cuando no sienta tu cuerpo junto al mío amándose, te extrañare.

He de extrañarte en cada ardor de mi pecho pensando en tu presencia.
Cuando te busquen mis sueños y no te encuentren, aún así lo haré.

He de extrañarte mientras busco en el dolor tu sonrisa que tanto me calma.
Cuando sienta que todo se me cae de las manos pensaré en ti…

He de extrañarte pues te has convertido en mi mujer tan soñada…
Cuando quiera dejar de soñar por tu culpa, habré padecido.

He de extrañarte cuando me acuerde de tu dulce mirada, que habla sin decir nada.
Cuando recuerde los silencios que nuestros ojos se han dicho, te pensaré.

He de extrañarte en mis otoños tristes cuando no pueda ver tu belleza.
Cuando recuerde tus besos tan bellos y mágicos, me encantarás otra vez.

He de extrañarte a sabiendas que no te he correspondido y te he perdido.
Cuando recuerde lo que hice me torturaré por siempre, y siempre y para siempre.
He de extrañarte, pero espero mujer eterna que por siempre, me recuerdes bien…

El Taxista Sentimental
@taxisentimental
http://eltaxistasentimental.blogspot.com.ar

Cadáver como un sueño




Estamos aquí, en un momento incierto.

Yo soy el mar que te abraza,

entre el sonido del viento.


Y hablo de ti con las aves,

y el viento sopla, para contarme un secreto.


¿Tanta luz hay en tu cielo?

¿Vendrás conmigo aunque no sepa a dónde llegaremos?

Confundo los matices.
(A veces se esconden detrás de un beso)

¿Cómo elegir un rumbo certero?
(A veces pasean por tu pelo)

Cruzaremos sobre las piedras, por el camino de agua.
(A veces no me encuentro y fabrico caminos)

¿Reconoceremos ese momento, luego?

(todos tus caminos me conducen hacia algo verdadero)

¿Sabremos descifrar el secreto?

Despertaré y devoraré tu playa, tu arena.
Aunque todo pudiera perder su peso mañana.

Pues nada detiene al viento cuando devora las flores,
¿no debería ser así con todo?
Para devorar un libro,
devorar a la mirada que devora al libro,
y devorar el tiempo que nos devora,
el tic-tac, tic-tac y su canibalismo.

La vida seguirá volviendo.
Regresará a pesar de todo.


Para amanecer en tu playa, para abrazarte en cada oleaje.

Y estaremos cansados pero no desistiremos.

Porque estaremos rendidos, pero no muertos.











En los ojos del gigante.

Era un universo tan pequeño, que tenía una sola galaxia, y era esa galaxia tan chiquita, que en ella no había más que un planeta, y era ese planeta tan reducido, que en él solamente habitaba una persona, y era tan inmensa esa persona, que en sus ojos se podían ver muchos universos.

Maestra, mi perro se comió mi mundo.

Era muy temprano y aún seguía pegado a mi cama mientras mi mamá me gritaba para que ya fuera a desayunar es curioso, mi mamá en las mañanas siempre grita. Terminaba de ponerme los zapatos y parecía como si todo a mi alrededor corriera; y yo no tenía ganas de correr... yo únicamente quería dormir, y que todo durmiese conmigo. He descubierto que mientras uno empieza a dormirse en las mañanas el resto del mundo también, es como si nos apagáramos de a poquito.

Ya estoy en el bus camino a la escuela y no alcanzo a recordar qué desayuné antes de salir. Creo que salí tan rápido que hasta se me olvidó despedirme de mis papás. Lo que sí recuerdo es que nuestro perro estaba ahí viéndolo todo.

Detesto tener que hacer fila para entrar a clases, una vez me quedé dormido mientras esperaba a que los otros entrarán... nadie ha pensado en el peligro de que me empujen mientras estoy durmiendo, puedo caer y seguir dormido, les aseguro que de ahí nadie me levanta, ni los gritos de mi mamá.

Ya dentro, aún tenía mucho sueño, y todos hacían demasiado ruido, yo solamente agaché la cabeza, quería que de a poquito todo se fuese apagando, fuera increíble que hubiera un botón que los apague a todos.

De pronto la maestra se acercó, y me pidió la tarea. Yo levante tan lentamente la cabeza, que estoy seguro que lo que me pedía era la tarea del día después, yo la miré y sólo atiné a decirle que el perro se había comido mi mundo.

El mar, la mar, amar.


Te guardé el azul, el sabor a sal y la arena. 
Te guardé mi  piel echándote de menos.
Te guardé dentro, tan dentro que ahogas los sentimientos. 
Te guardé y no te encuentro.

Mi insomnio recorre siempre tu cuerpo, 
te recuerdo,
y camino junto a tus latidos en busca de infierno.

Te quiero conmigo, contigo y por todos, 
te quiero porque eres tú, yo, nosotros. 
Te quiero a fuego lento. 

Huyes porque nunca te has tenido, 
huyo porque aún te busco. 
Huimos sin encontrarnos, solo nos anhelamos. 

Dicen que eres tú, digo que eres todos.

Julio Muñoz








¿Cómo dijo?

Pucara, Jujuy, Argentina, 2011.

Sueños prestados

Rubén se quedó dormido y pude escuchar con toda claridad lo que estaba soñando. Era un sueño extraño: Rubén nunca había estado en él y yo no lo había soñado. Caminaba en una calle que conocía: algunas personas miraban al cielo, señalando algo. Rubén volteó y vio un edificio alto. Supo que esa ciudad era ninguna en la que hubiera estado. Las calles tenían nombres extraños, y sentía sus pasos muy livianos. La gente dejo de ver al cielo y volvió a caminar sin mirar a los lados. Rubén se sentó en un banco. Recordó a la niña que brincaba charcos y de pronto estaba de nuevo en esa calle de casas con techos bajos. Oyó un gruñido a su lado: era un gato negro que lo estaba buscando. Se sentó junto a él en el banco y sin decir nada charlaron. Despertó. Yo no debería hablar de sueños prestados.

Tropezando con Nubes

Soy de las que tropiezan más veces con nubes que con piedras.

ParaSiempre

Ella quería un Parasiempre. Lo quería tanto y tan desesperadamente que se olvidó de imaginarse el color de sus ojos, el tono de su voz, el brillo de su sonrisa. Así, sin brújula y sin mapa, lo buscó en cualquier parte sin poder reconocerlo entre tantos MientrasTanto que se le cruzaron, y todos esos NuncaJamás que le rompieron un poco la ilusión, pero no lo suficiente como para hacerla dejar de buscar. Parasiempre, sin saberla ni esperarla, deambulaba entre algunas NoTeQuiero y otras tantas CasiAmor, que lo hacían sentir borracho de vida por un rato, pero en el fondo se sentía un poco solitario frente al espejo. Ella confundió su olor en muchos TampocoSoy, y casi creyó hallarlo en un ParezcoBueno que terminó siendo un MientoTodo, que de casualidad no le vació el corazón.
Ella quería un ParaSiempre, y ParaSiempre también quería una Ella. Pero como no se sabían reconocer siempre cruzaban la calle equivocada, esquivaban la indicada, frenaban cuando había que seguir, y seguían de largo cuando había que parar.
Una noche los vi mirarse a los ojos y pensé que así debía ser una explosión de estrellas. Pero ParaSiempre estaba tan ebrio de luna, que Ella no supo verlo detrás de su disfraz. Se besaron fugaces. Se rozaron sin pausa. Se alejaron con prisa.
ASÍ
SIN
MÁS
Yo pensé en decirles, traté de avisarles, pero Destino me pidió que mantuviera el silencio, y los dejara seguir creyendo en el azar.
Sé que Ella sigue buscando a ParaSiempre en cada corazón que se cruza. Sé que ParaSiempre sueña con encontrarla, y darse cuenta que es Ella sin dudar.
Sé que Ella a veces descree del amor y llora. Sé que ParaSiempre tiene miedo de enamorarse por error.
Sé muchas cosas pero Destino no me deja escribirlas. Por eso no las escribo, y tal vez por eso no te guste este final.
Ella quería un Parasiempre. Lo quería tanto y tan desesperadamente que se olvidó de imaginarse tu color de ojos, el tono de tu voz, el brillo de tu sonrisa. Pero sigue ahí, buscándote.

Cuento de Hadas

Érase una vez en tu cercano reino
que una dulce princesa intentó pasar.
La dejaste entrar de a poco, con celo,
como si algo malo te fuera a tocar.

Era la princesa también cautelosa,
se brindaba entera casi sin pudor,
pero se escondía al verse en tus miedos.
Era fuerte y frágil, tanto como vos.

La perdiste a veces, la tuviste siempre,
si ella se alejaba, te acercabas vos.
Sin decir te quiero tanto se querían
que a partir de un beso todo comenzó.

Fuiste el rey más tierno que vistió su alcoba.
Fue una noche mágica que la enamoró.
Y después volviste a tu torre de hielo,
y ella por orgullo tampoco lloró.

Te sacó del cuento con una estocada,
no te lo esperabas y eso te dolió.
Volvió a recibirte con brazos abiertos,
pero te asustaste y eso la asustó.

Se miran de lejos desde sus castillos,
los veo mirarse sin poderse hablar.
Yo sé que quisieran bajar las murallas,
pero hay tanto miedo que no hay libertad.

Mientras en el reino va pasando el tiempo
los veo temblando de rabia y pasión.
Cada quien jurando que no pasa nada,
y prometiendo adioses que nadie creyó.

Ojalá algún brujo de magia encantada
le entregue la llave de tu corazón.
Ojalá pudieras matar tus dragones,
y ver que en sus ojos podés verte vos.

Ojalá la historia no esté terminada,
porque faltan letras para algún final.
Siempre me gustaron los cuentos de hadas,
y espero que en este se sepan amar.

Yo no fui

Yo no fui, este amor me hizo.
@mariana_aran


Yo no fui, esa decepción es tuya.
@mariana_aran


Yo no fui. Esas faltas me cometieron.
@mariana_aran


Yo no fui, ese amor me mordió la boca.
@mariana_aran


Yo sola no fui, este vacío es nuestro.
@mariana_aran

Las huellas en el cenicero

   Renazco en la arena que ahoga los ojos que se abren de nuevo. Respiro como si fuera la primera vez. Inspiro el principio del tiempo y exhalo el universo entero. El dolor recorre lo gris de la piel que olvidó el tacto de los ciegos. Miro a mi alrededor y reconozco mi infierno. 
   El cuarto, el techo, la ventana y el cenicero.  
   La escena se repite en silencio. El gris empaña la superficie de un espejo que murió hace tiempo. El sol se hace trizas cuando la mañana lo empuja adentro del cuarto. 
   Me repito y juro. Juro que no seguiré repitiendo los días y las noches a las que me condené por miedo. Pero la voz conoce el camino y el miedo ata mis pies al suelo. 
Repito cada noche en cada palabra que escribo en este momento. Abrazo cada silencio que me da las buenas noches y, sabiéndome perdido, otra vez muero. 


Rubén Ochoa

Un árbol con historia

Un árbol con historia siempre deja que le leas las hojas.

Tiempo



Ana R.

La tragedia de la gota



El cielo amanecía como todos los días, siempre a la misma hora y vestido de índigos; azules mustios, y naranjas resplandecientes. 
Todos los días, pero éste no.

Hoy se veía en claroscuros tintes marinos, nubes desgajadas y trozos de azul distraído.

Y abajo el tiempo permanecía dormido, excepto para una gota que tiembla en su letargo.
Aquella gota, como atontada, una gota de agua como pocas; brillante y azul, 
iba rodando sobre la hoja verde y coruscante, color vida con orillas doradas; 
yo desde aquí puedo verle las venas.

Hilitos amarillo y ocres latiendo, palpitando con el torrente sanguíneo
lleno de savia. 
Y la gota va rodando y no. 
Llega a la punta de la hoja y se arriesga a la caída.

Cayendo es inmensa en su fragilidad, 
escucho el silbido del viento
y a la gota tratando de no despedazarse con el aire, 
y se abraza,
se prepara para el golpe, se hace bolita y por fin llega al triste suelo.

La tierra es fértil, café y húmeda, huele a algas, petricor y verdes; huele a verdes en todos sus tonos.

Y lluvia, huele a lluvia. 

Alma E. Palma

Cabalgata


Te suelto la rienda, anda.
Confío donde me lleven tus pasos.
Nos hacemos uno en velocidad y dirección.
Pongo mi vida en ti y me dejo llevar.
De confianza, consideración, cuidado, y cariño es nuestra relación.


Cabalgar se parece tanto al amor.


Ana R.


Nublado atardecer


Ana R.