Quizás solo sea una una noche desnuda entre sus brazos,
un laberinto cargado de dudas.
O bien un sentimiento palpitando mordiendo la carne,
un río incontenible mojándole la lengua.
Las miradas se guardan dentro de un sueño turbio,
una caricia está sembrándose tan adentro
que germina explotando nuevos mundos.
Las dedos dibujan las colinas de este territorio, tan suyo,
haciéndonos canción dentro de un espasmo.
El infierno lo llevamos en la piel, líquido;
tanto que se alimenta de
naufragios, de agua naciendo de su boca.
Y de ganas.
El deseo es una erección que sonríe bailando entre los dientes,
la distancia miente y se refugia en cada esquina,
y un pedazo de vida está aquí; dentro de la hoja.
Soy tormenta porque él me hace.
Los ojos son caminos de puertas abiertas, un poema es la sangre
que se agolpa en el pecho, y cada suspiro dice su nombre.
Quizás sólo sea una boca inquieta jugando entre sus piernas.
Y suceda.
martes, 13 de marzo de 2012
En la piel
Alma E. Palma
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