Sus ganas
envuelven tus labios, te incendia.
Su pasión se
incrusta en tus ojos, te inquieta.
Sus manos anclan
tu alma, te posee.
Sus besos
trascienden tu cuerpo, te conquista.
Tu piel se
consume con la suya, se liberan.
Las sábanas
sucumben, la habitación se expande, amanecen en el mundo del otro, sonríen. Y
se anhela a la noche, porque es eterna.
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