Imaginé una noche que se abre paso entre
las sombras, cada color va pintándose de un
dolor distinto.
Tiene la mirada plasmada en el espejo;
de su boca nacen cicatrices de gritos
ahogados.
Gritos de sed.
Con los dedos traza ceniza sobre la piel
ausente, con los ojos cerrados inventa
palabras nuevas.
Tiene la mirada inquieta, y en cada mirada
parpadea sueños y canta lluvia.
A veces escucho sus murmullos,
creo que no lo sabe.
Hay un río bordeando mis cauces
y una esquina doblando mis ganas.
Tiene días de distancia diluida,
y un aroma sembrándose de instantes.
Aquí, estás sucediendo.
Con el tiempo sudando nostalgia
y un camino mordiendo la espera
y una página a media luz.
Aquí, la noche está respirándote completa.
Alma E. Palma
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