Letras,
letras y más letras
Letras,
letras y más letras. Mi vida ha sido una
tumba de palabras que gritan sin decir nada pero aquí sigo yo, buscando el
significado.
Cada
noche me calzo mis zapatillas y bailo en puntillas sobre la hoja en blanco,
intentando describir con movimientos sutiles lo que representa para mí la vida,
mis pasiones, mis miedos, mis vacíos, mis llenos, sintiendo que bailo en un
agujero inmenso donde intento alcanzar el suelo y no me veo. Pero hoy alcé las
manos, esas extremidades olvidadas, los brazos, que cuando te obsesionas en
mantener el equilibrio sobre los dedos de los pies olvidas. Los brazos, esos
brazos que cuando cierro los ojos alargo hasta el cielo, hasta el fin del
universo pero cuando vuelvo a abrir los ojos les veo quietos, cerca, trémulos.
Alguien
me dijo un día frío sin lluvia: “Los escritores son del invierno” y yo le dije:
“Seguiré al sol hasta el infierno” y aquí sigo, condenándome en cada letra, en
cada palabra, en cada significado.
Nadie
le dijo a Alicia que el conejo lo único que quería era su tiempo igual que
nadie me dijo que mi tiempo era lo único que tenía.
Y
sigo caminando, llorando, escribiendo, aunque en todo me repito, porque soy lo
que soy, sin más, no pido un esfuerzo, esforzarme sería negar lo que soy.
Frases
sin sentido, palabras sin destino, todo eso es lo que es esto pero sigo mirando
al sol, creyendo que un día se ocultará para nosotros dos, incrédulo, lo sé,
también sé que los que no creen son los que más caminos recorren, solos,
acompañados, heridos, en trozos.
No
sé quién soy, ni sé si solo estoy hecho de recuerdos.
No
sé si esto es una despedida o solo un lapsus en el tiempo, solo sé que esta
madriguera queda en manos de trabajadoras guerreras y de escritores intensos y
fantasiosos. Es mi alto en el camino, hoy entrego mis orejas no para no mirar
atrás, sino para llevarlos a todos en mis deseos.
Desde
la mexicana que arrancó la vida la decisión de si debía o no ser feliz hasta el
conejo que la esperó con los brazos abiertos más al sur de los sentimientos.
Desde la reina que imagina mundos desde su cuarto alborotado, hasta la guerrera
que niega que la vida sean las reuniones de su trabajo. Desde el soñador que
intenta ver el mundo como un chiste que nos hace feliz a todos hasta el joven que
siente que todo es un sueño.
Tantos
conejos como sueños, tantas historias como luegos.
Recuerden
conejos, siempre recuerden mirar el sol, allá donde las fronteras son luces y
las palabras penden sobre el árbol mecidas por el viento de la primavera.
Os
quiero mucho. ¡COÑO!
¡Coño! No me hagas llorar. ¡
ResponderEliminarHasta Julio, amigo!
Hasta siempre, Julio.
ResponderEliminarLLévate mi abrazo mi gran Julio, eres mucho más de lo que crees o sientes.
ResponderEliminarJulito de mi vida y de mis sueños, me hiciste llorar.
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