martes, 25 de septiembre de 2012

El instante de sucumbir ha llegado.

He olvidado arrancarme las ganas de tachar los nombres de los sin nombre, de despedazar sus cuerpos, de incinerar sus mentes, de torturar sus sobras, tragármelas y vomitar a este ser que somos.


He olvidado a los insulsos que me habitan, a los desquiciados, a los egoístas, a los malditos intelectuales, a los despreciables idiotas que se sienten superiores, a los imbéciles que se dejan minimizar, a los malditos estúpidos, a los que hicieron de la vida un vil negocio, a los que escupen en las veredas de las ciudades abandonadas, a los que cercenan las ansias de levantarse del que nunca descansa, a los que se mueren de risa mientras matan de hambre.

He olvidado a esos bastardos, a los que creen en el estado, en la democracia, en el liberalismo, en el socialismo, en la anarquía, en la política, al ser miserable que nos puso límites, al que cree en subsistir sin ayuda de nadie, al que cierra los ojos para mentirse, al que se niega a extender la mano, al que te arranca los brazos, al que grita, al que deja que le griten, al que observa silencioso, al que lucha incansablemente por toda causa, al que despotrica contra el sistema, al religioso, al ateo, al teísta, al agnóstico, al parásito que lo devora todo, a este horrible ser que somos.

El instante de sucumbir ha llegado.

He olvidado.

1 comentarios:

  1. Eres mi héroe. Sabelo.

    Parece un ensayo esto. Conb todo...

    ¡FELICITACIONES!

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