He
olvidado arrancarme las ganas de tachar los nombres de los sin nombre, de
despedazar sus cuerpos, de incinerar sus mentes, de torturar sus sobras,
tragármelas y vomitar a este ser que somos.
He
olvidado a los insulsos que me habitan, a los desquiciados, a los egoístas, a
los malditos intelectuales, a los despreciables idiotas que se sienten
superiores, a los imbéciles que se dejan minimizar, a los malditos estúpidos, a
los que hicieron de la vida un vil negocio, a los que escupen en las veredas de
las ciudades abandonadas, a los que cercenan las ansias de levantarse del que
nunca descansa, a los que se mueren de risa mientras matan de hambre.
He olvidado
a esos bastardos, a los que creen en el estado, en la democracia, en el liberalismo, en el socialismo, en la anarquía, en la política, al ser miserable
que nos puso límites, al que cree en subsistir sin ayuda de nadie, al que
cierra los ojos para mentirse, al que se niega a extender la mano, al que te
arranca los brazos, al que grita, al que deja que le griten, al que observa
silencioso, al que lucha incansablemente por toda causa, al que despotrica contra el sistema, al religioso, al ateo, al teísta, al agnóstico, al
parásito que lo devora todo, a este horrible ser que somos.
El
instante de sucumbir ha llegado.
He
olvidado.
Eres mi héroe. Sabelo.
ResponderEliminarParece un ensayo esto. Conb todo...
¡FELICITACIONES!