Ester, mira el cielo, todo azulado y rojizo, como queriendo llover, como queriendo herirse por su propia luz, por su misma inquietud de lluvia…
Sonríe, Ester, que tu sombrilla se volvió paraguas, como una capa para el cuerpo. Canta Ester, que la lluvia cae al pasto. Baila Ester, que el pasto es verde.
Sonríe, cual arcoíris, a su esplendor, el cielo se taladre por el brillo de tus ojos. Y aunque exista esa monótona soledad en el llanto, emite esa fogosa manía de tu cuerpo, ya sea por doquiera, ya sea por lo infinito.
Sonríe, Ester, como si cada día tuviese el último pálpito, desnudo y fresco ante exilio del sol.
Y sin ser tormenta, atormenta el ruido, e invoca al pueblo, e invoca al mundo. Haz que el relámpago llegue como un grito, y se vaya como una sombra.
Sonríe, Ester, tú que rascas el charco, lejos del otoño, cerca de ti misma y pendiente del hoyo.
Sonríe, Ester, que el paraíso es una sonrisa, todo floreado, de rosas azules, de rosas rojas, y negras también. Sonríe, Ester, hasta que el cielo se hinche a lo largo de tu alegría, y se extienda a lo inmenso del recuerdo.
Omer Alfcorbar
Dedicado para mi amiga Ester @mismenesteres
Muchas gracias, Omer. Ya no se me quita la sonrisa de la cara en mucho tiempo... y si se me quita, vendré rápido a leer esto.
ResponderEliminarQué bello es saber que uno puede arrancarte sonrisas y suspiros.
ResponderEliminarFeliz día, mi querida Ester.