ven. acércate. ven, desnudemos la noche. está sedienta. sed de tu tiempo, sed de universos accidentados, sed del curioso vino. acércate al fuego. ven. acerquémonos al fuego, que nos atice. mira, el humo hace coreografía. enciende tu sonrisa, que me atice, que me contagie. ríes, y soy una pieza de dominó que cae frente a la inminente reacción de cadena que provocan tu voz en el aire. enmarco tu risa. nuestras bocas llenas de mar nos tientan a lanzarnos al naufragio. y tu cuerpo es una vela, un oasis, una pluma que flota entre canciones. te respiro. respiro tu nombre. ojalá colisionáramos. aún te respiro, y me dejo envolver por tus hálitos tan llenos de bossa nova. entonces colisionamos, como si fuéramos satélites. nuestros mares se agitan, y el sabor es infinito. el olor es memorable, lleno de perfumes desconocidos, hermosos. somos volátiles y te respiro. me tejes y me destejes, y me vuelves a tejer, y me vuelves a destejer, como si me estuvieras imaginando, como si me soñaras. te hago viento, y tu fuego se aviva. tu sonrisa palpita y me atiza, quema, pero no duele. nuestras manos se leen, y nos miramos con las manos, entonces nos miramos. nos comparte el amanecer, con su sol enamorado y expectante, sus nubes asombradas y curiosísimas. estamos en la misma postal.
Pícaro te quiero!!!
ResponderEliminarMaru.