Primero que nada consiga una ventana, de preferencia en un edificio no muy alto y que la ventana de a la calle.
Tome asiento frente a la ventana, mírela de lejos, vea la luz que de ella emana y la que entra a través de ella, ahora puede ver que la ventana también lo esta viendo, lo mira verla y usted se da cuenta, se miran mutuamente, se miran mirándose, no tenga pena, es normal, usted esta a punto de ver su alma y de entrar a ella. En un momento ambos serán lo mismo, la misma persona y la misma ventana. Hay que tener en cuenta que mirar a través de una ventana es algo "personalísimo", íntimo, no todos ven lo mismo aún estando frente a la misma ventana al mismo tiempo, esto se debe a que cada quien ha estado expuesto a diferentes vidas y paisajes y algunos les gusta mirar para afuera sin mirar dentro y para mirar por la ventana hay que saber mirar en ambos sentidos.
Relájese, coloque sus piernas en un ángulo de noventa grados y su espalda recta, de ser posible recargue su espalda en el respaldo de la silla, descanse los brazos, su cabeza déjela caer hacia atrás y así relajar el cuello, mantenga atentos los oídos en los sonidos que vienen del ojo que le mira, sienta el calor que de ahí emana la luz que entra, respire profundo, contenga un poco, paladee los aromas, reconozca los colores con sus olores, use su memoria y su imaginación, observe con su cuerpo.
Levántese de la silla, no abra los ojos, diríjase hacia la ventana y mire todo que lo que observó.
Abra los ojos.
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