en ese sitio
donde hubo un nido de serpientes latiendo
donde fraguó el rigor de la argamasa
donde el pozo se tragó al niño y se hizo la siesta
bajo la manta del espino en la espesura
donde las ascuas de la fiebre se ovillaron
donde el nudo se arrancó los ojos y los cabos
donde el cerrojo se embutió sin preámbulo
ni coqueteo
donde pisó descalzo el silencio
donde hundió su huella el silencio
donde sembraron sus plantas los pies desnudos
del silencio
donde el silencio se parió a sí mismo
con los labios tan secos como la horca
del cordón que lo nutrió con ceniza y con el jugo
de las piedras
donde la mitad derecha del hombre partido que soy
le rebanó la garganta a la izquierda
sin perdones ni guerra ni amenazas
ahí
en ese sitio
apareció de entre la selva
agreste y desnuda tu boca
tu boca y la fauna alada de tu voz
tu voz que libó de mi nombre un día
que un día tu voz me dio un nombre
y entonces existía
tu voz pájaro de la mañana
tu voz que me dio una voz
tu voz que anidó perenne
en la mía
ahí
en ese sitio
el accidente germinal de nuestras voces
plantó su canto
y no habrá piedra
y no habrá pozo
que nos haga parte
de lo caído
aunque de tu boca a la mía
aunque de mi boca a la tuya
aunque entre nuestras bocas
solamente quede en pie
lo callado.
por diego villaseñor.
@arbolador
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