Ella quería un Parasiempre. Lo quería tanto y tan desesperadamente que se olvidó de imaginarse el color de sus ojos, el tono de su voz, el brillo de su sonrisa. Así, sin brújula y sin mapa, lo buscó en cualquier parte sin poder reconocerlo entre tantos MientrasTanto que se le cruzaron, y todos esos NuncaJamás que le rompieron un poco la ilusión, pero no lo suficiente como para hacerla dejar de buscar. Parasiempre, sin saberla ni esperarla, deambulaba entre algunas NoTeQuiero y otras tantas CasiAmor, que lo hacían sentir borracho de vida por un rato, pero en el fondo se sentía un poco solitario frente al espejo. Ella confundió su olor en muchos TampocoSoy, y casi creyó hallarlo en un ParezcoBueno que terminó siendo un MientoTodo, que de casualidad no le vació el corazón.
Ella quería un ParaSiempre, y ParaSiempre también quería una Ella. Pero como no se sabían reconocer siempre cruzaban la calle equivocada, esquivaban la indicada, frenaban cuando había que seguir, y seguían de largo cuando había que parar.
Una noche los vi mirarse a los ojos y pensé que así debía ser una explosión de estrellas. Pero ParaSiempre estaba tan ebrio de luna, que Ella no supo verlo detrás de su disfraz. Se besaron fugaces. Se rozaron sin pausa. Se alejaron con prisa.
ASÍ
SIN
MÁS
Yo pensé en decirles, traté de avisarles, pero Destino me pidió que mantuviera el silencio, y los dejara seguir creyendo en el azar.
Sé que Ella sigue buscando a ParaSiempre en cada corazón que se cruza. Sé que ParaSiempre sueña con encontrarla, y darse cuenta que es Ella sin dudar.
Sé que Ella a veces descree del amor y llora. Sé que ParaSiempre tiene miedo de enamorarse por error.
Sé muchas cosas pero Destino no me deja escribirlas. Por eso no las escribo, y tal vez por eso no te guste este final.
Ella quería un Parasiempre. Lo quería tanto y tan desesperadamente que se olvidó de imaginarse tu color de ojos, el tono de tu voz, el brillo de tu sonrisa. Pero sigue ahí, buscándote.
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