Tic Tac
Quedó
una tarde soleada, pasada la tormenta solo quedaron algunas nubes jugando con
horizonte. Ella seguía mirando por la ventana, soñadora.
La
tarde parecía inundarla en recuerdos: se iba perdiendo en sus pretéritos.
Habían dos. Ahora cinco. Siete memorias encerradas en marcos.
Pasos
que alejan aquellas caricias que solo visitó en sueños. El terrible tic tac que
le recuerda que la vida pasa sin asomarse a su ventana.
Ahora
va carcomiendo la tarde, que se sienta en la silla y comienza a mecerse con un
vaivén viejo y oscuro. Y van los tic y vienen los tac.
De
su espalda emergen dos manos femeninas que no dicen nada pero la tocan como si
fueran expertas en su cuerpo. Ella sigue mirando sin ver.
Mira
sin ver, y se mira sin ver desde el espejo roto, y ve sin mirar unos dedos que
empiezan a tatuar líneas en su espalda.
Caricias
que son dolor, olvido, nunca deseo. Un rostro que aparece y la obliga a mirar
atrás, donde ya no vive, de donde huye.
Un
rostro que la ve con ojos cansados, como con ojos de río seco. A través de la
pequeña ventana, sus dos lunas sonríen.
Y
sigue la senda de su voz, una voz del pasado que la pregunta, la zarandea y la
hace llorar.
—
¿Qué te pasa?
—La
soledad de tu mirada.
Entonces
ella busca refugiarse en las paredes y la pared comienza a agrietarse, se
desfigura, y la soledad crece como un incendio.
Entrañas
que arden, gritan y se vuelcan en su interior haciendo de la ventana la única
salida a las llamas. Y arde, y grita, y llora.
Pero
la soledad es escurridiza y se mete en sus entrañas. Se ven nacer flores de
aquélla ventana.
Dennis Romero
& Julio Muñoz
Mis bellos juntos!!! nalgaditas y lluvias para cada quién. Puro disfrute leerlos. Besotes!
ResponderEliminarHermoso. Hermosos!
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