martes, 17 de enero de 2012

Enamorados

Salen del cine con el rubor de la oscuridad aún en sus mejillas. Solo se han tocado ligeramente el brazo, ni se han mirado. Hoy algo ha estallado.


Pasan las horas volando de una mirada a un gesto, de una caricia disimulada a una torpe respuesta. Se acerca el beso y lo buscan.

¿Cuántas tardes escuchándose entre canciones, mirándose entre deseos, siempre caminando juntos? Un beso que abre las puertas del te quiero. 

Son dos, son presente. Con sus vidas y sus sueños haciéndose uno; mirando al futuro desafiantes. Pendientes de un hilo que se va haciendo lazo.

Enredados. Soñados. Enamorados.

Discuten y se reconcilian y vuelven a discutir. Y hablan de sus familias, de anillos... de bebés. Y vuelven a discutir y hay otra reconciliación.

Y sigue la tarde enredando su vida, y siguen sus lenguas contando historias que no han vivido pero ya sienten. Son ayer, son ahora. 

Caen rendidos en abrazos cada madrugada y despiertan con cafés en la cama. Cada día una aventura nueva, cada día igual que el anterior.

Y siguen mirándose, escondiéndose del mundo real entre sus miradas. Se tocan, se besan, se quieren y hacen que la vida gima. 

Se aman hasta que duele, hasta que sangran y tienen que parar a curarse las heridas. 

Heridas que se lamen bajo el calor de su soledad; su hogar son sus manos, sus ojos, su caminar. Y caminan sin soltarse. 

Y se alejan del presente dejándonos a todos atrás, admirando sus huellas deshacerse en el horizonte. Sin rumbo pero siempre juntos.


¿Sería diferente amor si los protagonistas se llamaran Sandra y María o Roberto y David?


Julio Muñoz & Ester Marfer





1 comentarios:

  1. No sería diferente. El amor sigue siendo tan crudo y hermoso, sin importarle nada y a la vez todo. Provocando heridas que luego puedan ser lamidas por Sandra y María, por Roberto y David.

    ResponderEliminar