Ya
no me cabe el rostro en este silencio, necesito un espejo, un
maldito
espejo y una máscara, una que esté vacía, de entredichos y
mentiras,
una que me contenga, que me esconda de mí.
Necesito
un maldito espejo, y nadie me lo entrega, necesito rasgarme
el
alma, y guardar aquello, eso que del todo me lastima y perfora la
entrañas.
Necesito
una máscara, una muy pequeña, una que me esconda de mí, y que
comparta
mis miedos, una que se rompa cuando llore, una que destile
sangre
en lugar de lágrimas.
Ya
no me cabe el rostro en este silencio, necesito un espejo, un
maldito
espejo y una máscara, que no se les olvide traerme la máscara,
una
que se rompa cuando llore, una que deteste mirarse en el espejo.
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