Rotos porque somos silencio en el reposo, por la
arbitrariedad fragmentaria de la vigilia.
Luego del ascenso de los párpados, soy
mi sobrepeso. De allí, uno nunca sabe en qué pedazo enfrentará la belleza de lo
esporádico en los intentos fallidos de permanecer en sereno y que de forma
involuntaria, terminan en un despertar. En el dormir del sueño. En lo que pesa
sobre el ceño.
En este sueño de luz, sólo soy la
sombra de hace un segundo que ya no me cobija, y así. Un frente siempre patio.
Aquí donde entre el futuro y el pasado, soy el punto medio que completa un
suspensivo, un subversivo ante el reposo.
Así como el borde de un pozo; siempre
queriendo ir a su fondo y como el trasfondo que quiere seguir en lo tácito.
Citando a una sombra, tomando dictado de un silencio. Callando en la hoja.
Con estos trazos como trozos me voy dejando, siempre recordando olvidarme por
doquier.
Así yacer, ya ser.
Alexander Gnomo
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