Humberto acude a interponer la denuncia de desaparición. Pide ayuda para encontrar uno de sus personajes, solicita a quien lo encuentre se lo comuniquen de inmediato. Cuenta en la descripción que éste tiene dos años de novela inconclusa a cuestas, por lo que es fácil de identificar, tiene la mirada de aquel que soporta una pena suspensiva.
Por costumbre, Humberto asesinaba a sus personajes antes de cada punto final. Era la única salida y el verdadero final feliz de cada cuento. La redención.
Aclara que sospecha que la huida de su personaje haya ocurrido con la finalidad de conocer historias fuera de sus hojas, o quizá para darse el final que le fue negado.
Omite que su principal temor no es que el personaje haya huido por alguna de esas causas, omite confesar que en la historia había desahogado todas sus frustraciones, vengándose de personas que conocía, llenando de desgracias a un protagonista que no era más que el collage de todo lo que odiaba en un invento.
Humberto le teme. Cree que no escapó tan lejos, que le persigue.
Desconfía.
Cree estarse volviendo un poco loco, pero a veces por las noches, siente las letras de su anti-héroe subiéndole por una pierna, despierta sudando frío.
Cada vez tarda más en despertar.
Una noche no lo hará, será engullido por su propio cuento.
Azhul Fugaz
@Azhulfugaz
http://micieloestrellado.wordpress.com/
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