Las mentiras
son franjas fosforescentes
saliendo de las bocas.
Los cuerpos se inclinan
ante un altar
de miedo;
la excusa es un lago
caliente que sonríe.
Blancos, amarillos
y sin dientes,
se sientan a esperar
sentencia.
Un control remoto
dirige miradas
a un falso cielo;
se cree puente
pero es techo
pesado.
El río en el canal del centro
se parte en millones,
y sus pedazos corren
a ambos lados;
cada parte
tiene forma de puerta abierta,
y es por allí que entran
los exagerados colores.
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