martes, 14 de agosto de 2012

El lavado de la culpa (parte I)


Las mentiras 
son franjas fosforescentes
saliendo de las bocas.

Los cuerpos se inclinan
ante un altar 
de miedo; 
la excusa es un lago 
caliente que sonríe.

Blancos, amarillos
y sin dientes,
se sientan a esperar
sentencia.

Un control remoto
dirige miradas
a un falso cielo;
se cree puente
pero es techo
pesado.

El río en el canal del centro
se parte en millones,
y sus pedazos corren 
a ambos lados;
cada parte 
tiene forma de puerta abierta,
y es por allí que entran 
los exagerados colores.

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