Era una de esas tardes de color naranja. Amenazaban lluvia, pero no. Yo tomaba café y leía un libro que ya no recuerdo. Entonces sonó el timbre y era la Nostalgia. Traté de no abrirle, pero igual entró. Se sentó en mi sillón como una invitada. Creo que esperó una cortesía que nunca llegó. Cuando se dio cuenta que no era deseada, hizo además de irse, pero sonrió. Yo estaba como petrificada, mientras ella iba invadiéndolo todo con un perfume raro, entre agrio y dulzón. Tocaba mis fotos, leía mis cuentos, olía mis ropas y tarareaba bajo una canción que me escuché mil veces dedicarte a vos. Me miró a los ojos, le bajé la vista. Me dijo una frase y luego se marchó. Después de esa tarde siempre vuelve a verme. A veces la espero, y otras veces no. ¿Sabés qué me dijo?: “Yo te tengo miedo a vos”.
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