Me enseñó a rezarle
al ángel de la guarda
y a soñar despierta
y a pedir perdón.
Me enseñó a juntar
ramitas silvestres
y armar cuentos vivos
que siempre contó.
Me enseñó a cantar
con pulmón y viento,
latiendo recuerdos
me templó la voz.
Me enseñó que duele
que a veces te hiere
pero igual te quiere
quien parió tu amor.
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