No me gustaba marchar así,
huía, pero cuando quise darme
cuenta estaba ya tan lejos
que regresar no podía.
Me llevé conmigo todo el dolor
del engaño y la desesperación de
la mentira. Callando con crueldad
el temor a la verdad. Verdad que
posiblemente ya conocía.
La verdad, tu verdad, mi verdad.
quien sabe donde empieza y donde
acaba cada una. Ni siquiera puedo
creer que exista alguna
para poderla contar
Ciega de dolor, con la soledad
de compañera, partía otra vez
simulando una huída, cuando
para ser fiel a mi verdad, tan
sólo quería ocultar mi cobardía.
¡Qué cruel es la verdad!
Tanto culto cómo le rendimos
y que lejos estamos todos
de llegarla a alcanzar. Somos la
sincera mentira de nuestra verdad.
Daría.
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