Se miran y de repente desvían las miradas como dos trenes a punto de colisionarse, un estrépito pulsar en el corazón capaz de desbordar las arterias, quieren mirarse otra vez pero temen ser no correspondidos, se han visto en otras vidas, incluso en otros universos pero no lo saben y volvieron a nacer teniendo así que volver a aprender a mirarse, llenos de miedo, él aprecia cuidadosamente el suave trabajo textil realizado por la araña en una esquina, ella mira supuestamente al suelo (en realidad mira hacía sus adentros tratando de descifrar esas visiones que se delataron ante ella).
¡Tum tum … tum tum! El corazón tocando el pecho como si fuese una puerta y quisiera salir deliberadamente de su encierro. ¡Tum tum … tum tum! Otra estampida de latidos y los vellos se erizan.
Se animan por fin a intentarlo otra vez, levantan al unísono la mirada, ambas personalidades se encuentran en esta dimensión pero sus recuerdos inician un recorrido desde épocas anteriores alrededor del mundo en segundos. Se conocieron, convivieron, se casaron, tuvieron hijos y se hicieron viejos con una sola mirada… en segundos… hasta que una persona se atravesó en el punto que intersectaba sus miradas, ellos tuvieron una vida juntos y se amaron con locura, en otra dimensión, una alterna, esa dimensión donde un segundo es un siglo, donde los viejos se hacen jóvenes, donde se besan con la mirada y se ven con los labios, donde morir es cosa de un parpadeo al igual que nacer.
Después de esa mirada juntos, jamás se volvieron a ver, pero tienen la certeza de haberse querido toda una vida.
Óscar Litio
@Oscarlitio
0 comentarios:
Publicar un comentario