I
Más, esa extraña palabra que vive en la memoria.
Instante que pide un poco de nosotros.
Abismos rayando en la locura.
Y ella que abre la boca en decadencia,
sonidos, piel y miradas.
Lágrimas vivas, cuerpo impaciente.
II
Mientras tanto habremos de habitar la canción que no termina.
Y así desvanecer cualquier tipo de pregunta.
Tal vez serpentear bordeando las sombras
es la mejor manera de esperar.
III
A esta hora la noche crece insípida, cada segundo se siembra insomne;
sospechando un lugar, aquí donde dueles.
Látigos rasgando el tiempo. Y la boca que gime por inercia.
IV
Mañana, un señuelo para calmar el apetito.
Y un corazón.
Más, un poco más.
Alma E. Palma
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