así en talla de árbol, me regaló sus ojos y alas.
de mis dedos hice las plumas donde él haría sus pasos de baile.
tenía alma de ángel, tenía ruido quemando por dentro.
fuego de cuerdas bailando al sonido del viento.
vaya madera de percha,
se deja acariciar por manos estrechas,
llevando en forma de suave silueta,
el sonido de todas las cuerdas.
ebanista de notas que me toma en su abrazo.
me hace música flotando de piezas ligeras,
bello cuerpo parlante de notas
dedos danzando en delirio de viento.
tocando y rompiendo todo silencio.
alma de notas azules
atrapadas en el canto cristal de los pájaros,
alma gitana y rebelde de un árbol
que se negó a vestirse de letras,
y se quedó a vestirse de notas.
alma de un niño de lágrimas nuevas
que quiso expresar su llanto al sonido de cuerdas.
dedos de manos inquietas,
boca de viento que hace del canto sereno
el arrullo del aire que baila al compás de las notas.
y cuando su alma te atrapa en las manos y cuello
no puedes evitar ser el sonido del cielo.
no puedes dejar de entregar sus alas bailando
alcanzando el vuelo de tocar el oído con tus manos.
Silvia Carbonell L.
Azul hermoso. Le aplaudo, Silvia
ResponderEliminargracias! un abrazo!
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