¿Podemos pintar la tarde de café? -Lo traje conmigo.-
Esta es la historia de un café dibujando una charla conmigo.
¿Podemos solo por un momento
llovernos por dentro
para evitar derramar más lágrimas del cielo?
¿Podemos cambiarle los colores a la tarde
solo por este día
para que ilumine las ventanas que le miran?
- Podemos y debemos, poner color a las palabras
cuando amanecen secas y muy frías.
- Llovamos solo por dentro
para evitar por un momento
aplastar algunas nubes heridas.
- Pintemos de versos
todo el cielo convexo
para que no se marchen los poemas.
- Vistamos las alas de fonemas
para que todo sonido
sea interpretado por el viento.
No quiero leer grafemas
que no dejen lugar a dudas
la crueldad de un sentimiento.
- Podemos vestir tristezas
de los colores más sutiles.
Debemos iluminar sus pasos
para que no los destiña la tarde
con sus grises infantiles.
Podemos pintar palabras
para vestir un sentimiento,
pero no tenemos derecho
a esconderlas por despecho.
Debemos cambiar la forma
de abrazar una lectura,
porque las palabras ignoran
cual mano empuña la pluma.
Pintar te hace distinto
a un verdugo de la tinta,
que mientras juega con la pluma
sus frustraciones desquita.
la ignorancia de los hechos,
que mano que no se apiada,
no conoce sentimientos.
Las alas no dan colores
aunque ostentes volar alto,
el color lo pinta el ave
que vuela de alma desnuda.
Silvia Carbonell L.
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