Nos conocimos en un tango, una noche de abril, bajo la luna.
Y de pronto el tango no es música: es destino, es presente, es arrebato.
Quizá el tango es un lugar: el justo medio en donde nos encontramos.
Tal vez el tango soy yo: por eso me bailas, y me tocas, y me vives.
El tango no se baila: se hace, como el amor.
Nadia Ochoa
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