Te hice una canción de cuna niña luna
que lleva tus colores de cocuyos de arena.
Mientras iban de copla los sonidos de las olas a tu ventana,
como abrazos de salitre a darte el beso de las buenas noches.
Y las orillas de piedra chocaban,
con los dulces sonidos de los besos del mar con la arena encendida.
Mientras el mar cantaba a tus sueños niña luna,
las estrellas brillaban a través de tus ojos cayendo de sueño.
Y la luna te arrullaba despacio,
con sus suaves dedos de luz atravesando tu ventana.
Todo el cielo guardó silencio y dejó que los cantos de las caracolas
en los oídos de la arena silbaran...
El bello canto a una niña luna que bajó a la tierra
a llenar de sueños todos los ojos que la amaban.
No se supo nunca de un sonido tan dulce,
donde la tierra abrazara a la noche para unir sus voces.
Era el canto a una niña luna que cuando abría sus hermosos ojos,
la luz de su madre iluminaba la noche mientras menguaba.
Silvia Carbonell L.
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