No tengo tanta suerte como para llamarme “trota mundos”.
He andado con pocos mundos y no sé si han tenido la cabeza en su lugar.
Me han tocado mundos fríos, en donde más calor ya no puedo dar.
Me han tocado mundos calientes, en los que obviamente me he llegado a quemar.
Hay mundos que he dejado de ver, y mundos que no paro de habitar.
Los buenos mundos merecen guardarse en buenas canciones, en esas donde el dolor y la amargura se pueden cantar.
Los malos mundos merecen pasar al otro mundo de amnesia, no tres metros bajo tierra, porque raíces podrían echar.
Cada quien escoge su mundo, el clima, los paisajes y la profundidad en la que quiere habitar, pero no puedes bajarte de ellos, hasta que su memoria te pueda liberar.
El fin del mundo llega cuando tu domicilio cambia de mundo, y el mundo al que perteneces, no te pertenece más.
Por más mundos que nazcan y mueran, jamás dejarán de existir, si hay cabezas que los logren habitar.
Si el amor de tu mundo, es tu vida, el fin del mundo nunca llegará en realidad.
Cuando un abrazo suyo encierra tu mundo, sabrás que estás en tu mejor hogar.
@mascabada
¿Y qué decir de ese mundo que llevas entre los dedos y te hace escribir tan enormes letras?
ResponderEliminarComo siempre grandes letras y grande mi admiración.
¡Gracias, gracias, gracias! Un placer saberme parte de la madriguera y encontrarnos entre letras y miradas. =)
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