Ya es de invierno mi piel, no estás equivocado. Tengo las grietas del que hizo camino, tropezó y volvió a levantarse. Tengo las manos cansadas de aferrar vacíos. Soy de invierno sí, pero no te confundas, no quiere decir que no sepa amar. Tal vez mi follaje ya no brilla, y el viento en mi rostro golpea más duro, pero sigo latiendo un fuego necio, ciego, noble, ingenuo, como el que se enciende por primera vez. Tal vez mido las palabras más que antes, e intento comprender con mil razones las sinrazones que antes desechaba sin dudar, pero sigo mirando con ojos niños, me sigo asombrando cuando sonrío un sol inesperado, y sigo temblando cada vez que me encuentro lloviendo una ilusión.
Soy invierno pero no tristeza. Soy invierno pero no frío. Soy invierno no porque me dejen. Soy invierno no porque me aleje. Soy tan sólo un invierno vivo.
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