martes, 3 de diciembre de 2013

Ella lo sabe...



Ella lo sabe, lo supo y tendrá la entera certeza de que nuestros silencios no son eternos, de que el amor que un día gritamos a los cuatro vientos, ahora decidió nadar debajo del mar.

No ahogamos las palabras, no guardamos en un cajón los sueños, tampoco dejamos morir las caricias, simplemente dejamos que las decisiones sucedieran, que el tiempo corriera y las carreteras lean todo lo que alguna vez nos dijimos.

El amor no muere, se traslada y se traspasa, pero no por eso te amo más o menos. A veces hay que entender que hay personas a las que se les ama por que sí y porque así lo decidió el terco este que tenemos en el pecho que a veces le llamamos corazón y a veces le decimos hijo de puta.

Y yo contigo aprendí que nuestros caminos son paralelos, siempre a un lado del otro y a veces de la mano, pero nunca juntos.

-¿Ves esta sonrisa que en mi boca? Es tuya, tú la provocas.

-Siempre me hace bien hablar contigo.

-Sé a lo que te refieres, te escucho reír y mi alma respira.

-Me pasa lo mismo, aunque sólo sea cuando el tiempo se esconde porque le da frío.

Hay amores que ya no se ven a los ojos porque decidieron no verse llover, porque decidieron cerrar las ventanas y no dejar entrar las ilusiones, porque las consecuencias de darse un beso eterno con la mirada serían atroces, porque serían muchos los damnificados, porque dicho sea de paso tú y yo quedaríamos hechos polvo de un solo trazo.

Yo no te amo más o te amo menos, simplemente te amo, aunque sea otra persona la que me hace feliz y me toma de la mano, aunque genere recuerdos nuevos todos los días, aunque sea de otra persona el olor en la cocina, aunque sean otras huellas las marcadas en ese mar al que bautizaste como la pequeña Sicilia, yo, que te quede claro, simplemente te amo.


Pero no se lo digas a nadie, que nada más lo sepamos tú y yo, que nada más lo escuchemos tú y yo, que nada más lo disfrutemos tú y yo. Porque así fue como debimos amarnos.

Helena.




0 comentarios:

Publicar un comentario