martes, 17 de enero de 2012

Una máscara.

Ya no me cabe el rostro en este silencio, necesito un espejo, un
maldito espejo y una máscara, una que esté vacía, de entredichos y
mentiras, una que me contenga, que me esconda de mí.

Necesito un maldito espejo, y nadie me lo entrega, necesito rasgarme
el alma, y guardar aquello, eso que del todo me lastima y perfora la
entrañas.

Necesito una máscara, una muy pequeña, una que me esconda de mí, y que
comparta mis miedos, una que se rompa cuando llore, una que destile
sangre en lugar de lágrimas.

Ya no me cabe el rostro en este silencio, necesito un espejo, un
maldito espejo y una máscara, que no se les olvide traerme la máscara,
una que se rompa cuando llore, una que deteste mirarse en el espejo.

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