martes, 18 de septiembre de 2012

En la bruma


Ana R.

Desde el otro lado de la cama



Como aquella vez en que la muerte enredó sus
dedos entre mis sábanas. 
Estoy aquí, ahora cobijándola  entre mis capas
más oscuras.

Abraso el sueño con la duda flotando sutil, 
como asomándose al precipio; 
ese donde se respiran todas las sospechas.

Esa misma que me mira desconcertada, 
tratando de arrancarme el miedo que
sólo a mí me pertenece.

De este lado soy  un bramido de algo que
todavía no muere, 
un instante dentro de un universo que colapsa
con el destino; el mío.

De este lado nada viene y nada va, aquí soy un 
par de ojos llenos de un vacío pusilánime,
la sombra silenciosa que duele y que olvida marcharse.

De este lado soy sólo una ilusión óptica. 


Alma E. Palma



Cualquier cosa (IV)

Fue el día más largo. Al fin dormían los niños después del pastel de cumpleaños. Al fin se sacó los tacones, y estaba de pie, descalza, mirando el reloj sobre la chimenea. Le gustaba sentir la alfombra entre los dedos, escuchar el tic tac implacable que parecía recordarle cada cana cuidadosamente teñida y peinada, cada arruga disimulada bajo el impecable maquillaje. Desde la cocina, escucha la voz de la mujer que narra las noticias como un eco distante. La gente se mata a tiros todo el tiempo. No sólo es rápido: es definitivo. Pero es impúdico. Sabe que no puede ni alzarle la voz a su marido en público. No podría darle una muerte que quede a la vista de todos. Además, no tiene un arma, ni modo de conseguirla. La gente se mata a tiros todo el tiempo, pero así no va a matar a su marido. Así no.

(continuará...)

Profundo


Profundo



Profundo es el mar,
El mar es azul,
Azul es el cielo,
El cielo es infinito,
Infinito es un número,
Un número es entero,
Entero es un adjetivo,
 Un adjetivo es un complemento,
Un complemento es un accesorio,
Un accesorio es secundario,
Secundario es relativo,
Relativo es el tiempo,
El tiempo es oro,
El oro es un mineral,
Un mineral es natural,
Natural es lo nuestro,
Lo nuestro es profundo,
Por lo tanto, tú eres mi mar.


Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Azulado

La luz que inunda los espacios al anochecer siempre me ha provocado la sensación de paz. Será que la calma siempre esta ausente a causa de los recuerdos, son muchos pero el mas recurrente es aquel que preserva la imagen intacta que tengo de ella.

Cada día salía al alba, sublime imagen que enmarcaba su acostumbrado gesto de alzar la ceja al cruzar por mi acera. No sé si me juzgaba a mí, a la casa o a la horrible cortina de la cocina, tal vez era un reflejo involuntario que escondía algún deseo hacia mi; de todas las opciones siempre preferí esa. Recreaba su psique, daba las interpretaciones que me apetecían, las saboreaba con el café y salía al trabajo todavía con la sobremesa de sus miradas; siempre la misma secuencia de ojeadas y el mismo alzar de su ceja poblada.

Los fines de semana no tenia la oportunidad de desayunar con sus vistazos, así que dedicaba la mañana a leer la novela en turno y hacerla protagonista de la historia. Sin duda, cualquiera de las descripciones podía ser la de ella, así que disfrutaba inventándola a mi antojo.

Lo que desbordo mi ansiedad fue lo ocurrido el sábado. Yo, café en mano, la vi correr desesperada. Me levante de un salto, derrame el café sin importarme el desastre causado ni la taza rota; tan escrupuloso que soy. Salí corriendo de la casa pero su figura desesperada ya se había desvanecido. ¿Qué habría pasado? ¿Quién era ella en realidad? Comencé a crear mil dramas y explicaciones, uno siempre termina por imaginar lo peor de una situación como esa, así que me tranquilice con la pastilla de siempre y opte por no seguir el hilo de la historia, lo único real es que ella no era parte de mi vida, solo era mi entretenimiento en el desayuno.

Espere varios días y no apareció, el desayuno se convirtió en la parte mas angustiante del día. Empecé a sentirme culpable, pude haberla alcanzado, me rondaba la idea de caminar por la calle y tal vez encontrarla por ahí, solo para verla y tranquilizarme. Días después, siguiendo mi acostumbrada rutina y sin esperarlo, la vi acercarse de nuevo pero esta vez su mirada era de nostalgia, caminaba mas lento. Tome una bolsa de basura a medio llenar y salí. Deposite la bolsa en el basurero tratando de parecer espontáneo y fue ahí cuando sus ojos me miraron directamente. Me recorrió un escalofrió indescifrable que jamás había sentido; no era una persona común, me di cuenta de aquello al estar cerca, al sentir su olor y su pálida piel. Me intimido y decidí entrar en casa, tome la pastilla y me hundí en el sofá. Las instantáneas aparecían en desorden en mi cabeza. Ella gritaba horrorizada, corría por el apartamento y de repente, un lago azulado por la oscuridad la enmarcaba. Desperté en medio de una crisis de pánico al día siguiente. Me ahogaba, así que tome otra pastilla y salí a tomar aire. El periódico me esperaba, le di una rápida ojeada para calmar los nervios y de repente surgió aquella foto blanco y negro de ella en medio de aquel liquido grisáceo, y al costado de su hermosa pierna izquierda, el cuchillo para carne que yo había perdido desde hace días.

Nilza Vargas
@Plavalagunazul

Aquí te espero

¿De qué sirve dar si al fin y al cabo terminaremos de dar?

Ojalá que fuera siempre, ojalá que nunca acabase de dar. Ojalá que mi vida siempre este llena y completa, tanto que siempre que dé, quiera yo más y más más que dar.

Para cuando reciba no exista yo más. Menos que nada espero tener.

Mucho que todo lo que exprese mi ser. Agradecer lo que se da, es mejor que esperar recibir.
Recibir tu ira, recibir enojo, da más espacio al alma que da. No lo confundáis. Esas humillaciones, esas lástimas, esos maltratos son espacios que dan fuerza para dar. Para mejorar, para olvidar a quien nos propino la vergüenza de no haber hecho bien el trabajo.

Pues bien, hoy tengo ESPACIO, HOY HAY VACÍO EN MI SER.

Sólo te espero a ti, mi elegido, mi amor, ¿existes?, por Dios que me busca más que yo a él.

¡Qué me añora más que yo a él!
¡QUÉ MÁS VACÍO QUE YO SE ENCUENTRA!
Sólo que Dios espera a que expire la cuenta.
La cuenta de días que esperan que estemos juntos, que nos demos y nos amemos.
¿Cuánto más habremos que esperar?
¿Cuánto más debemos de quitar?
Aquí intacta estoy entera, estoy feliz.
Aquí te espero,
La Pirata…

Pirata Justiciera (Anxelina Eskobar)
@La_Pirataaa
http://amorjusticiero.wordpress.com

Tuyas son mis ganas

Digo tuyas aunque en realidad son mías porque las conozco, me pertenecen, yo las inventé en este vago y banal mundo, el mundo de mis ideas. Estas ganas que no conocen límite ni saciedad de ti, de tu cuerpo, que cuando estas dentro te sienten tan mio, así, donde tu sexo se entrega y el mio responde tal y como si hubiera esperado por el desde siempre.

Hacemos de la mirada un espejo, tu mirada excitada y febril se cruza con el café de mis ojos, que te anuncian que mi labios aun hambrientos de ti están, los minutos pasan volando, es tanta la conexión que por un momento creo que los que volamos somos nosotros prendido uno del otro y no el tiempo, podría tenerte dentro toda la noche húmedamente y sin rechazar el instante en el que se aproxima el mejor de los finales, dónde llegar es alcanzar, subir poquito a poco hasta conquistar y descargar la emoción guardada de un orgasmo, donde nuestros cuerpos extinguidos revelan el placer sucumbido y el alma anuncia que somos dos hechos uno solo.

Yadira Silva
@yadizdasilva

Una noche de verano

A pesar de los años pasados
no puedo evitar el recuerdo
de una cálida noche de verano.
en la que nuestro amor confesamos.
Sobre la arena sentados, unidas
nuestros manos, rebuscábamos
entre ella un especial y único grano
en el que dejar nuestro amor guardado.
Compartíamos el común miedo
de que los vientos nocturnos
arrastrara con ellos nuestro
joven y tierno amor allí encontrado
No fue mucho el tiempo que fuimos
dueños de él, se nos fue, aún no sé
cómo, si arrastrado por la mar, o,
escapándosenos de las manos.
Sólo sé que cada vez que paso
por aquel rincón de la playa olvidado
me pregunto qué es lo que hizo
que perdiéramos el tesoro allí encontrado.


Daria
@Madrecelta
http://cosasdannu-madrecelta.blogspot.com.es/
http://cosasdannu.blogspot.com.es/

Haces de sombra

Me pregunto si las sombras mueren también
o si son la prueba de la existencia del alba.
Son un pedazo de noche en pos del subsuelo
o nuestro espejo natural.
Las sombras fueron el primer espejo del hombre...
y ¿Qué es de ti, sombra, por las noches?
¿En dónde aguardas al día?¿Te vuelves todo?
¿Te vas con todas las sombras de todos y todas las cosas y te haces llamar noche?
Déjame auscultarte el alma, sombra, que si de algo estoy seguro es de tu presencia; como en esta mano que escribe, tú escribes tan bien.

Esteban A. Díaz.
@Estertor__

A veces doy uno o dos pasos


A veces doy uno o dos pasos.
No importa si son hacia adelante,
hacia atrás o hacia el costado.
La cuestión es que dejo
los pies bien plantados,
cierro los ojos,
cruzo los brazos,
y me alejo silbando.
Es que a veces necesito
quedarme callado
para escuchar al silencio
que tiñe mis manos.
Y entonces mirarme a los ojos
con los ojos cerrados,
preguntarme cómo estoy,
qué me está pasando,
que por qué grito,
que por qué tan desesperado.
Y contestarme guiñando un ojo
casi como murmurando,
que nada, que todo, que no importa tanto.
Y mandarme a dar una vuelta
por los tejados,
hasta que se me pase la locura
o hasta que encuentre al gato.

       Rubén Ochoa

Iglesia atormentada


La belleza dura, lo que duran tus palabras inmortales

Hay huecos que busco en tus palabras 
para cubrirme los ojos y arroparme. 
Para esconderme entre el espacio que me quema,
de lo que nunca dices pero arde.

Hay noches que encuentro entre el silencio, 
las sombras de un incendio que se cae,
Las dudas de unos ojos que me miran 
y me duelen hasta el punto de marcharme.

Hay huecos que yo miro sin voltearme 
y lloran en silencio sin juzgarme.
Hay dudas en los sueños que se marchan 
y no hacen el intento de quedarse.

Hay huecos en el aire que respiro, 
vacíos que no acaban de llenarme.
Hay lunas sin sus noches que despiden, 
al sol cuando está a punto de olvidarle.

Hoy busco en las cenizas del silencio,
el sabor de una boca que no arde, 
el calor de un cuerpo que agoniza 
y amenaza con perderse y olvidarme.

Hay manos que se secan de esperarte, 
hay nubes que se olvidan de nombrarte.
Si repiten entre truenos tu apellido, 
la tierra termina por ahogarse.

Una piedra dice más que mil palabras,
una piedra que camina y que se arrastra.
Que deja en el camino cada huella, 
cada herida y cada mano que sostiene,
lo que dice con dolor de mil maneras.

Un silencio dice más que mil murmullos, 
de voces que no miden lo que hacen.
No escondes la piedra que se arroja,
ni escondes las heridas que tus manos,
aún son capaz de realizarme.

La sombra de un silencio que no duda, 
palabras que se parten mientras nacen.
El callo de una herida que se arrastra 
y el callo que camina sin quejarse.

Las manos que no sirven sin tocarse, 
los ojos que no escriben sin mirarse.
Los riesgos que se toman sin medirse, 
los vasos que terminan por ahogarse.

La duda se columpia con un hilo, 
de voz que se asoma hasta matarse. 
El eco del silencio que se viste, 
de los ojos que miran sin mirarse.

La veda que se guarda entre los huecos, 
carencia que se guarda hasta más tarde.
El rostro que se quema entre mis manos, 
las manos que se incendian sin tocarse.

La piel que repara los incendios, 
los cuerpos que se queman por tocarse.
El cielo que se abre en agonía, 
en busca de un sol donde posarse. 

La gota que derrama la osadía, 
de ser mar con destino reprobable.
Los labios que se muerden con un grito, 
y mueren sin destino de explorarse.

La lengua que se quema en el martirio 
de ser lumbre que apaga los manjares.
La boca que incendia lo que toca, 
palabras u otros labios reprochables. 

Las ganas que se mojan sin tocarse,
insultos que no acaban de matarte.
La sombra que se presta a su martirio, 
de esconder la luz con la que arde.

Los ojos que se queman por un cuerpo 
que a toda vista parece inalcanzable.
La llaga que camina y no se queja, 
porque el dolor lo lleva entre sus mares.

Salada es la duda que le queda, 
y salado el dolor con el que arde.
Con todo nos quedamos y sin nada, 
que parece un destino despreciable.

Con todo lo que arde y lo que quema, 
que se apaga sin la oportunidad de acostumbrarse.
La nada se consume en el incendio, 
y el vacío parece inagotable.

El rostro de tus manos es lo que queda, 
el rostro de mis manos sin tocarte.
La tinta que se arraiga y que no queda, 
que viaja entre el cuaderno y tus mares.

La pluma se levanta y no se queja, 
la tinta hoy parece acompañarle. 
Tu rostro entre mis manos es lo mío 
y el eco de tu voz entre los aires.

Mi rostro hoy te observa y no se quema, 
se quema la piel sin olvidarte. 
Se queman los labios hoy resecos, 
de agonía de ser sol inalcanzable.


Silvia Carbonell L.