martes, 29 de mayo de 2012

Ganadores del 9º Concurso de #ConFábula

Los mejores palíndromos de la tarde fueron:


https://twitter.com/Renealonzo/status/207172346602209280

 https://twitter.com/Ggnolex/status/207129614512947200
https://twitter.com/PepeAA/status/207170707405279233


Aquí todos los participantes: 9º Concurso #ConFábula

Déjalo atrás

Tal vez es como dijiste alguna vez, y hay que pronunciar “déjalo atrás”, como mágica frase de abracadabra. Entonces en el segundo después, cuando el “atrás” sea presente, todas las cosas que me gustaban de vos, las que todavía extraño, se van a transformar en viejos clichés, o caras de asombro del estilo: ¿Y eso me enamoraba?. Todo eso que formaba el conjunto de suspiros que coleccioné con tanto esmero para vos, no será más que una anécdota, que tal vez cuente o no, en alguna sobremesa. Tu forma de mirar, tu sonrisa, la forma en que me besabas, cómo nos torébamos porque sí, por puro placer de gato y ratón, la marca en tu mentón, tus manos recogiéndome el cabello, nuestras cartas, el sinfín de películas, cuando hacíamos el amor, cuando teníamos sexo, los silencios incómodos, los chats, los silencios que no jodían, caminar de la mano, tu pelo, tu boca, cómo me gustaba escucharte hablar, mi sonrisa de costado y hasta mis lágrimas, van a ser solo una historia más, entre otras que vivimos, y que seguiremos viviendo.
Hoy todo parece indeleble, pero cuando “atrás” sea lejos, me va a costar recordar tu cara, y cuando tenías barba y cuando no, o cuál era el perfume que más me tentaba en tu cuello. No recordaré, o sí tal vez, la angustia cuando te borrabas, y la alegría al recibir tu mensaje, o un mail corto, tus sms de “en que andas?” que se me hacían agua en la boca. No me va a doler pronunciar tu nombre, o mis apodos cariñosos, y te vas a quedar en mi sonrisa por un rato, para después desdibujarte otra vez en el cajón de los “no pudieron ser”. Porque así es la vida, porque así también me pasó antes con otros nombres propios, que hoy me son ajenos. Esos que se me quedan bailoteando en la sonrisa con algún recuerdo agradable, o me enturbian la mirada un instante con algún recuerdo poco feliz, y luego se vuelven a su sitio en mi memoria. Y se quedan ahí, sin interrumpirme el paso.
"Déjalo atrás", dijiste y tu mirada era triste.
"Déjalo atrás", mordí cada letra y te dejé atrás.

Resaca


Eugenia se levantó asustada al descubrir a un extraño durmiendo junto a ella. No recordaba dónde lo había conocido ni quién era. Mientras se alejaba de la cama, notó que su cuerpo fallaba. Maldijo una y otra vez sus noches con copas infinitas. No podía caminar bien y le aterraba saber quién soñaba en su colchón. Imaginó que era un asesino, un bombero, un asesino, un abogado, un asesino... Pero terminó consolándose con la idea de que sólo se trataba de un romance nocturno. Le pediría que se fuera y más tarde vería cómo hacer que su cuerpo volviera a funcionar.
 
El terror regresó cuando abrió la puerta del baño y encontró a una extraña mujer. Corrió a su habitación e intento recuperar la calma y la memoria. Eugenia no recordaba nada de la noche pasada. Comenzó a golpearse la cabeza en un intento desesperado por recuperar algún vestigio de lo que había pasado. Pero sólo halló a unas arrugadas manos en su cara. Se horrorizó. Se preguntó a gritos de dónde habían salido. Intentó correr, pero sus piernas se negaban. Gritó.
 
A su miedo lo rompió una voz dulce: Vuelve, Eugenia. Conocía esa voz. Su esposo, el hombre que siempre dormía con ella desde hace cincuenta años. Eugenia regresó y recordó a la extraña mujer del baño. Acarició sus mejillas con sus arrugadas manos, sabiendo que volvería a irse.


Carlos Apreza
@gatohelecho
http://elensucajaesfeliz.wordpress.com/

Fundidos

Como cuando nos fundimos y no hay límites. Solo mezcla de colores

Tengo su sueño...

Es increíble como a veces basta una tontería para que volteemos a nuestro lado y recordemos que es lo que tenemos. 
Termina el semestre y se acerca una chica a pedir sus calificaciones, me agradece el tiempo y la atención prestada durante el curso y en un acto que yo vi como desesperado, empieza a hablarme de mi esposo, que fue su profesor el semestre anterior. No creo haber visto una admiración y un amor tan grande hacia una persona, ni siquiera un fanatismo así hacia un artista o cantante en una fan. La escuché con atención y una sonrisa, al principio sorprendida por su acto arriesgado de confesarme a mi, la adoración que ella sentía por él, el amor que le profesaba, para ella era su ídolo, como un díos, lo amaba a tal grado, que cuando él pasaba por los pasillos y le saludaba como al resto de los alumnos, ella sentía que se derretía, dicho en sus palabras. 

No fue sorpresa lo de su amor platónico, porque ya lo habíamos adivinado, al punto que mi esposo se sintió un poco acosado, pero si me sorprendió lo que considero un último intento de que él lo supiera, al ella decírmelo a mi. No me sentí ofendida ni amenazada, tal vez sentí ternura y su actitud de resignación, de mirarme y decirme que con los ojos que yo tengo, él jamás voltearía a verla a ella, con una actitud de desesperanza. Me despertó un poco de compasión. Me vi de su lado, amando a alguien de esa manera y saber que no puedo o no debo tenerlo, me vi viviendo el sueño que alguien mas tenía.
 
Enfoqué mi atención y vi al hombre que tengo, no perfecto, pero si maravilloso y que a veces en el correr de cada día se me olvida. Pensé en cuantos hombres o mujeres tienen a su lado, a quien muchos otros desean, y no lo valoramos tal cual. Pensé en si alguien me amaría asi de esa manera.

Al verlo en nuestro encuentro del medio día, lo abracé como hacia mucho que no lo hacía.

Eva Beltrán

Vos


Te veo caminando por un sendero amplio, las hojas de los árboles cubren el piso como una alfombra de colores ocres y rojizos que hacen juego con tu pelo, mientras pequeñas briznas de hierba, que asoman desde los canteros en un sereno verde, evocan tus ojos.
Parece que es otoño, o invierno, pero quizá sea primavera, porque la primavera te necesita para florecer y entonces te convoca para derretir el frío, para teñir los brotes, para tentar la luna y los corazones con una melodía queda, que parece volatilizarse desde algún lugar profundo en el fuego, en el agua, en el aire. Un lugar profundo en el aire. Sí, de ahí vienes. Es un lugar profundo en el aire el que te dio vida, el que soltó una chispa centellante incitando notas, creando una sinfonía nueva. De ahí vienes, pero ahora, caminas entre pájaros que sofocan un reclamo batiendo las alas; mientras las nubes de brazos vacíos te miran pasar y se van quedando, despacio absorben al viento, y mansamente, se estiran, se ensanchan, dibujan corazones para los enamorados, alas o quizá tu cabellera desordenada por la risa.
Vas como cantando, hasta que de algún lado te llega un mandato con el aire: “Modela una ola, exige las estrellas propicias, quiebra las flechas de Cupido, pasa, déjame el corazón tiritando en las rodillas”. Y miras a los lados -¿Quién eres? –preguntas y no hay respuesta y la belleza desborda del silencio.
No le des un significado tan ligero a esa angustia, no abandones el deseo sólo porque aletea herido cercano a la tierra, recuerda que en un instante el espacio se curva y de repente viajamos lado a lado, hemos perdido el significado de todo lo aprendido y la magia nos tienta a descubrir como por vez primera cada cosa.
Igual hay cosas que no se olvidan, como por ejemplo que todo viaje es terrible sin estrellas o sin alas, que vendrían siendo a estas alturas, más o menos la misma cosa. Entonces se dibuja una noche llena de constelaciones sobre tu cabeza y las alas se te llenan de perfume a luz y de rocío.
Es la caricia de los dioses la que te sostiene en el aire, o tu intento (ambas sabemos que el corazón te guía). Suavemente te elevas, como dormida, como soñando. Guiñas un ojo y floreces en el viento que hace caer el telón. Ya nada conserva su máscara y el universo se muestra pleno como es. No sé qué eres. Transfórmate si quieres, crece libremente, sospecha, coincide (la medida de esta distancia cabe en tu mano, o en la mía), ábrete como una flor, madura, choca tu átomos con los míos tímidamente cerca del pecho, rózame el corazón.
Tan amable tú, pero dónde, de quién, de quién el silencio que transcurre sin cifras pero se demora por momentos en tus labios como un misterio, como un cisne.
Y va oscureciendo en esa vereda amplia por la que caminas (o vuelas) mientras resplandeces al final de una sonrisa.
Ahora el silencio es trino, como en los crepúsculos de verano, donde un cielo interior se cubre de aroma a flores y se aclara el aire (deben ser las alas o las estrellas, que lo agitan todo), y giras como un mundo y levemente te inclinas, no sin vértigo, no sin muerte. Eres una hendidura en el muro, hasta que otra vez te haces mundo, o acaso flor, o pájaro, que ya vivió todos los universos y rasga la seda de la tarde con su mirada.
¡Ordena las estrellas al revés y que caiga la noche! No olvides que las estaciones del año son un secreto que va y viene oculto en el fuego, en el agua, en un lugar profundo en el aire. Sí, de ahí vienes... Íntima sonrisa, tibio rocío, estremecida ola, incendiado silencio.
Sonrójate, este sentimiento no parece revocable.

Melima Rainbow
@MelimaRainbow
http://melimarainbow.blogspot.com/

Yo no decido escribir

Escribo porque no sé disimular mis silencios,
porque no sé llorar de otra manera.
Escribo porque leer se queda corto,
porque quiero saber lo que callas.


Escribo porque no sé disimular mis gritos,
Porque no sé reír de otra manera.
Escribo porque escuchar se queda corto,
porque quiero saber lo que sientes.


Escribo porque no sé disimular los recuerdos,
porque no sé dormir de otra manera.
Escribo porque observar se queda corto,
Porque quiero saber lo que piensas.


Escribo porque no sé disimular mis miedos,
Porque no sé sufrir de otra manera.
Escribo porque catar se queda corto,
Porque quiero saber lo que planeas.


Escribo porque no sé disimular mi futuro,
Porque no sé jugar de otra manera.
Escribo porque el hábito se queda corto,
Porque quiero saber lo que crees.


Escribo porque no sé disimular mis dolores,
Porque no sé cantar de otra manera.
Escribo porque errar se queda corto,
Porque quiero saber lo que sueñas.

René Valdés
@Renealonzo

Nostalgia

Miró la lluvia en la ventana, sonrió y miro la casa, en quietud y en silencio, tomó las zapatillas que creyó apropiadas para las gotas que golpeaban con fuerza el pavimento. Se vistió con los colores que a él le hubiesen gustado, un poco de violetas olvidados, y con el pelo suelto, nada de maquillaje en los labios, recordó que tampoco le agradaba, ni perfumes mi niña! , que los aromas provocaban furia en la piel, alergia repentina.

Salio´al fin con su viejo paraguas, sosteniéndolo fuerte con ambas manos, con agrado dio los primeros pasos, alejándose de lo cotidiano, amigándose con el pasado. No dejaría caer ni una lagrima, este seria uno de esos momentos, dibujo una sonrisa, respiro profundo, creyó que los años no le dejarían recordar la melodía ni los sucesos. Cruzo la primer calle, la lluvia incesante, la mañana despertaba y ella sola, se apoderaba de las veredas, comenzó a cantar con voz pequeña, mirando a su paso el todo, percibía cada sonido que ahora parecían ir a merced de su compás, miro el cielo cubierto y los pasos apropiándose de cada charco se reconfortaban chapoteando, alzo su voz un poco mas fuerte, ya no eran susurros sino frases fuertes, sintió el amor que venia de las entrañas con cada respiración se apoderaba de las sensaciones, sus propios sentimientos enterrados, mutilados por el destino. Ahora a flor de piel, caminando la segunda cuadra, vio la esquina que esperaba, y seguía pronunciando la dulce canción, se detuvo en el lugar, la vejez no le había podido robar nada, llego a la calle del rencuentro, a la misma esquina, cantó aun mas fuerte, el alma sujetada en la garganta, dejabu de la nostalgia, sin dudas ese día era idéntico a aquella otra mañana, que el desidia soltar su corazón al viento.

Mojada hasta los huesos, despertaba su piel arrugada, estremecía con el silencio que la lluvia proponía, no pudo dejar de sonreír, nada pudo corromper su sentir, ni los años, ni la vida, disfruto unos minutos más aquella esquina, parecía desbordarla la liberación de su voz, canto, canto eufórica, ese amor perfecto, perpetuo, había sobrevivido a los vientos, se pregunto si aun seria posible la conexión del corazón, decidió creer denuevo, aunque parecía efímero y absurdo, es que la madurez a veces desvía de las verdaderas convicciones, decidió atreverse a soñar, se sintió plena al cantar, convencida de que su reflejo, alma gemela, podía escucharla.

Dio la vuelta, para volver a casa, quien podría quitarle volver a ser aquella muchacha…

Tati
@m_maraia
http://matildeyelmago.blogspot.com

Otro círculo, otra grieta perfecta, en otro cuento



Cae dorada
De nada y otoño
Callando su voz

Callada su voz
En abril o en mayo
Cierra sus ojos

Los ojos cierra
De noche o de día
En otro grito

Otro círculo
Una mañana quieta
Dorado cae


                             Rubén Ochoa

Tengo ganas


Tengo ganas de que me dejes ser tus ganas.
Que dejes que mis manos se abran camino sobre tus piernas, que llegue mi lengua a saborear tu entrepierna.
Que te dejes acariciar con todo el cuerpo, que me abras el corazón y los sentidos, que estés dentro de mí.
Que te vengas conmigo, que te vengas dentro, que me llenes de ti, que despacio me digas "te tengo", que no me dejes ir.
Matarte de amor y morirme en tus brazos, entre orgasmos intensos y gemidos y arrebatos.
Tengo ganas de que me ates a la cama y me quites las ganas.


Nadia L. Orozco

No pertenezco a ningún partido y trabajo en el gobierno.

Afortunado me siento de estar en un grupo de trabajo que no tranza por avanzar (hasta donde sé) y que la institución e la que estoy pareciera estar comprometida con su labor real con el pueblo mexicano y al mismo tiempo realiza "pequeñas" contribuciones a sus bolsillos (casi me consta).

Sin embargo no entiendo la razón de la política mexicana, esa energía impresionante, ese movimiento de masas por dinero y poder, esas ganas de "si yo no puedo, quiero que tampoco puedas", ¡esas ganas de joder al otro chinga!

Quezque "defendiendo el voto" vamos a partirles la madre a los otros, no mamen, mientras los de abajo se rompen la madre, los de arriba se van a tomar café y hacen acuerdos pa´ver de a cómo les van a tocar los distritos, delegaciones, estados y presidencia.

Neta, no creo en ningún partido ni en ningún candidato, no creo en la política mexicana ni en su defensa de la democracia por los funcionarios públicos que parecen funcionarios privados. Creo en las manifestaciones sociales, en las marchas organizadas por la sociedad civil, creo en mis ojos y en mis recuerdos, en el miedo que le veo a la gente cuando sale a la calle a TODAS horas, creo que sí es necesario un cambio, pero no entre políticos, un cambio social, un cambio de fondo a éste país.

¿Qué hago? Participo, me informo, pregunto hasta lo más obvio y trato de analizar objetivamente, y además decido decidir o no decidir por quien votar, pero votar. Porque el que ellos hayan sido elegidos por su partido no significa que me representen, sino que son la mejor opción de su partido para ganar la presidencia o el 2% de las votaciones para que el partido siga, por ende también puedo decidir que no me representan, que no quiero a ninguno de ellos porque no son lo que ellos dicen, porque mienten, imponen, son tranzas, roban, engañan y además porque no están dispuestos a meter as manos y a chingarse el lomo por realmente mejorar el país.

Hubo un tiempo en el que anduve de pata de perro en el Edo. Mex. y puro miedo dan sus calles sin pavimentar, sus 3 narco-tienditas por calle, sus policías ausentes que sólo pasan por la "renta", recuerdo las devaluaciones del peso y la caída de mi economía familiar, recuerdo las razones de hace 10 años para salir acompañado a la calle: Para que te ayuden a cruzar la calle, para que no te canses con las cosas que vas a traer, para que no te pierdas; Ahora las razones se han pervertido: para que no te roben, para que no te pase nada, para que no vean que vas sólo. ¡Chinga! No estamos solos, somos un chingo de cabrones sin huevos y dispuesto a elegir al menos peor.

Hasta ahora decido no votar por ninguno, pero votar, hasta que al menos quede convencido de uno realmente y participar, dialogar, aprender, estudiar, y andar de metiche pa' saber directamente la información.


Una noche en Buenos Aires

Recuerdo esa noche y se me hiela sangre, siento el vacío en el estómago y no consigo respirar: me ahoga el llanto. Fue la única noche que pasé en Buenos Aires. Llovía, como si de eso se tratara la vida. Después de dejar las maletas en el hotelito, salí a caminar. Y es que esas cuatro paredes me asfixiaban, no sé si porque la habitación me parecía diminuta, o sencillamente era mi propia piel la que apresaba. Llovía tan fuerte. Las calles estrechas y los edificios altos parecían tragarme. Y yo caminaba, sin dejar que el aroma de esa ciudad me evocara a Borges, a Pizarnik, a Cortázar, sólo dejando que las lágrimas se confundieran con la lluvia pertinaz que me empapó entera. Me volví al hotel, a encerrarme en las cuatro paredes del abandono, de lo irremediable, de las ganas de salir corriendo y no parar. Y seguí llorando.

Solo versos



Hojas desramadas.

La sangre sobre la tarde. 

La furia de un silencio.

El corazón tiembla.

Savia derramada.

El canto de la sirena.

Una ola de sal.

Un mar de flores secas.

Tú devorando el cielo.

Una piedra despedazada por la corriente. 

El trinar de un pájaro muerto. 

El final de la botella. 

Un bosque en llamas. 

Un trébol de cuatro vientos. 

La soledad de tus escamas. 

Otro día en tu recuerdo.

La nostalgia del muerto. 

La lenta muerte de un te quiero. 

Cabalgando la mañana. 

El destino de un deseo. 

El color de una lágrima no derramada. 

El sabor de un adiós a destiempo. 

El temblor del miedo.

Tú. 

Yo. 

Te quiero.


Julio Muñoz








Desierto de emociones



Sergio estaba realmente furioso, en los últimos días la confusión, el dolor e incluso la ira eran los sentimientos que más se apoderaban de su cabeza. Su relación con David nunca fue bien, e incluso era muy osado llamarlo relación. Ellos eran muy amigos, desde muy pequeños fueron inseparables. Siempre se comprendían a la perfección, tenían los mismos justos, los mismos intereses y pensaban de forma diferente a los demás pero completamente idéntica entre ellos. Eran los amigos íntimos más compenetrados de todos. Siempre juntos. 

Sergio era más adulto, no solo en edad, ya que era mayor que David, sino que era más maduro, pero eso no lo hacia ser menos inocente e incluso ingenuo. Creía en las personas, era un optimista perpetuo, crónicamente feliz. 

David por su lado era mucho más inmaduro, alocado, divertido, pero tenia una personalidad oscura, incluso dañina. Ver el dolor en las demás personas que le rodeaban era una de las cosas que más feliz le hacia. 

Después de varios años caminando juntos, ayudándose en el camino más fácil, fueron los sentimientos los que empezaron a cambiar. 

Sergio empezó a preguntarse si ese era el hombre al que debía amar en la eternidad. No sería difícil, el amor que ambos se profesaban era profundo e incluso desgarrador. 

Fue cuando tomaron una de las peores decisiones de su vida. Se fueron a vivir juntos. 

Y el sentimiento creció tan poderoso que empezó a doler sentir el amor entre ellos. Se palpaba las tensiones. 

Sentían que se pertenecían. Sentían celos profundos cuando no estaban juntos. Les arrastraba una fuerza inexplicable cada vez que se separaban para hacer sus respectivas vidas. Odiaban verse con gente diferente. 

Llevados por la costumbre algo cambió en ambos. Dejaron de contarse las cosas. Dejaron de mirarse a los ojos. Pero eso incremento más la tensión de poseerse entre ellos. 

Empezaron a espiarse, a echarse las cosas en cara, los celos comenzaron a estallar en las conversaciones cotidianas. 

No pudieron decirse te quiero. Tantos años de amistad profunda y su error fue el común a todos: no supieron decirse lo que sentían. 

Después de varios meses en ese extraño bucle de amor y odio, comprendieron que era realmente tarde para intentar algo entre ellos. 

Fue cuando todo giro en un juego doloroso. Comenzaron a hacerse daño. Un juego cruel, que trataba de ver quién dañaba más al otro. 

En éste juego Sergio fue siempre el perdedor. Siempre sintió la mano de David rodeándolo el cuello intentándolo dejar sin respiración. Y es lo que logró. Poco a poco, golpe a golpe, se fue haciendo más pequeño y con ello más vulnerable a los juegos de David. 

Comenzaba a hacerse tarde en ese desierto muerto de sentimientos para Sergio. 

Esa mañana, después de esperarlo durante horas, Sergio decidió que era el día de enfrentarse a David. Habló con él y por primera vez en los últimos dos años, se dijeron la verdad. 

Una verdad tan dolorosa que hizo que se separaran esa misma noche. Una separación física que aún duele a un Sergio que lucha por olvidar a la persona que más le había comprendido. A la única persona que de verdad le había conocido.

Julio Muñoz


Verde








Julio Muñoz

Carta a un te quiero


Carta a un te quiero.

No quiero dormir, dicen que despiertas.
Todas las noches en las que solo fuimos un sueño hoy pesan como losas cargadas a la espalda. Todas esas palabras al filo de la madrugada, todos los deseos, todos los lamentos, susurros y gemidos lentos, todos, absolutamente todos hoy conforman un muro que no me deja ver lo que un día vi de ti.
Hoy ya no eres sueño porque casi te puedo oler, palpar, saborear, hoy eres todo lo real que te dejas ser, hoy eres tú más cerca de mí, por eso ya no te sueño.
Hoy en el hueco de mi cama no cabe la esperanza, solo el deseo. Tu cuerpo.
Cuerpo que conozco a la perfección aunque no lo haya tocado, cuerpo que solo le faltan mis besos para ser perfecto.
Hoy te quiero pero no porque seas deseo, hoy te quiero porque eres tú, el ahora, el cielo, todo el amor y todos los recuerdos. Te quiero porque te quiero, no para que me quieras, te quiero porque no sé explicar por qué te quiero.
Olvidados todos esos adioses que adelantaron varias eternidades me esperaste tú, sujetando el sol con la manos, dejando entrever la claridad del día entre tus párpados, ahí estabas tú con todo el nosotros engalanado.
Hemos sido futuro, y fuimos presente, seremos pasado y comenzaremos un ayer que recordaremos el resto de nuestros días.
Te quiero.
Julio Muñoz

No me sepas

No me entiendas los silencios.
No adivines mis ganas.
No me leas la hoja en blanco.
No me dejes sin nada.

No me interpretes los sueños.
No me tires las cartas.
No me sepas tan desnuda.
No me quites las armas.

6 y 10

¿Quién me habilita a soñar
me paga algún café
me da sin preguntar
amor en do menor
como si fuera
alguna cuenta que saldar
cuando el reloj toca las seis?

¿Quién me enseña a perdonar
se olvida de mi error
me quiere sin buscar
amor en las aristas
de la siesta
como amuleto que mostrar
cuando el reloj toca las diez?

Soles con raíces



Ana R.

Tener alas no siempre es saber volar

Aquella época eran días en los que todavía yo no sabía ser. Empezaba a descubrir mi lado obscuro, y que mentir y omitir era mas fácil que dar explicaciones.
Descubrí mis alcances, los límites no existían. Él me enseñó que tenía alas; me enseñó el precipicio, me jaló al borde, y justo cuando estaba dando el paso para caer sola, otra mano tomó la mía con mucha fuerza, la apretó y caímos los dos juntos. No detuvo la caída, pero en el trayecto me dijo que abriera las alas para despegar mas alto. 
Él nunca supo (aveces creo que mas bien nunca ha querido saber) que fue él quien me enseñó a volar, que me salvó de conocer el fondo de un abismo que no se le ve fondo. 
Seguimos volando tomados de la mano. Nunca la soltó.  


Ana R.

la cama


en la cama se hace drama
también tormenta y huracán
se hacen sueños y empiernadas
también muchas siestas de más.

se hacen cenas románticas,
y muchas guerras sin ganar
se vuelven pañuelo de lágrimas
y cielos donde se puede volar.

nacen amores y frialdades,
se gestan vidas y planes.
se arrullan sueños y deseos,
también se abrazan las verdades.

se hacen fiestas de pijamas
y muestran desnudos por la ventana,
se hacen mordida de beso
y el escondite de un hijo travieso.

se vuelve cielo y paraíso,
también el mar con todos sus barcos
y las alas de un poeta 
que escribe un poema en sus brazos.


Silvia Carbonell L.

Cada quien su batalla

Cada quien su batalla

Gran parte de mi tiempo lo ocupo en la chamba con una figura política en crecimiento, una delegada de un grupo político que aún no termina de despegar ni de impactar lo suficiente como para ser tomado en cuenta seriamente, según el partido.

Trabajo y lucho una batalla que yo no comencé, que ignoro mucho cómo comenzó y si algún día terminará. Mucho de la política me parece incoherente, deshonesto, deshonrado, no planeado y mala onda, me molesta mucho que se abuse tanto del que no sabe, pero me molesta más la apatía de la gente en general, que sólo estiran la mano a ver que les toca de lo mucho que les corresponde y se conforman con la salpicada sin chistar.

Quizá puedo averiguar cómo comenzó ésta batalla pero sin duda ya ni lo recuerda nadie, tal vez fulanito le quitó su torta en el recreo a fulanita y ahora se quiere desquitar con el mundo o quizá empezó con un mal de amores y se proyectó en frustración hacia todo el mundo, no sé. Pero no me gusta lo que sucede, así que decido participar, y aprender a participar, informarme de personas que le saben y que sé que no han sido comprados por algún partido para favorecerle, decido escuchar a los ciudadanos en general y a los expertos y por su puesto a mi criterio que de todo ésto vaya surgiendo.

Decido proponer y no sólo protestar, decido participar en una batalla que es de todos.