martes, 12 de marzo de 2013

Suerte


Nacer con sombra es nacer con suerte.

Estar a mis pies en mi sombra te convierte,
rodearte de árboles para crecerte,
aprender a estar contigo para quererte,
escuchar tus historias y creerte.

Darte insomnios para fortalecerte,
acariciar las sábanas para prenderte,
dormir para en mis sueños aparecerte,
despertar al mismo tiempo para humedecerte.

Amanecer contigo es nacer con suerte,
abrazarte con mis piernas y sujetarte fuerte,
y llevarte conmigo hasta la muerte,
ser polvo y aún así tenerte.

Morir con sombra es morir con suerte.


Por Pepe Aguilar Alcántara
@PepeAA

Entrar por los ojos es entrar por la puerta grande


Lo extraño



Lo extraño es que te quiero
                            y te quiero porque te extraño. 


Te regalo la hierba bajo tus pies
                                 y la respiración de mi boca. 


Te invento mil cuentos
                       y te envuelvo en silencios. 


El silencio de tus ojos
                        y el grito del piano. 


El descenso a la oscuridad 
                  
              lamento y piano 
                                                                                  destierro de toda esperanza. 


La belleza de la lágrima derramada.

y

al

final

del

túnel


CONMIGO


Julio Muñoz


Ya no

Foto: Delia Cerda
Ya no cabe mi pena en tus bolsillos,
ni mi mano necesita tu mano.

Ya no está mi silencio en tu regazo,
ni en tus hombros mi llanto solitario.

Ya no queda tristeza en la alegría,
ni sueño sin nosotros en la almohada.

Ya no hay soledad ni sinsentido,
sólo tu sombra y la mía en el ocaso.

Puerta.



La puerta rechinó haciéndole pequeñas grietas al silencio, grietas que luego del instante, fueron grietas caídas ante el movimiento lento y vetusto de lo que anticipa una entrada o una salida.

Toda llegada fue ida por haber partido de algún sitio, todo es salida aunque se entre hacia unas cuatro paredes.

De este lado de la casa donde es aparente silencio, eco de nada y de lo quieto, apenas es perceptible la baja murmuración de la noche.

Así, cuando el ruido del silencio radica en su súbita omnipresencia, la mudez de la sombra más danzante ante la serena luz, cúspide de aquel pilar de cera, describe su dependio.

El derrumbe allá afuera está en su apogeo y yo lo acompaño en su desmoronamiento rodeado por las naderías desnombradas por la oscuridad, por las únicas testigos del desplome sobre esta hoja.

Sigo saliendo, de sitio en sitio, lejos, inmóvil, sobre la silla, entre el pecho y la espalda. Así entre instantes vuelvo a la puerta una y otra vez, y otra ves, a éso que está cuadriculando mis entradas.

«Dice la puerta que ya quiere entrar, y que las mejores puertas, están libres de sus marcos»

Alexander Gómez

Vuelvo

Vuelvo como la sombra que perdiste, 
como tu verdadera sonrisa, 
como tu verdadero brillo en los ojos, 
con verdaderos pasos agigantados.

Vuelvo como la sombra que perdiste,
con tu verdadero destino
no solo como una noche,
soy como el tiempo que dejaste.

Vuelvo como la sombra que perdiste,
soy como el tiempo que dejaste,
no solo como una noche
con tu verdadero destino. 

Con verdaderos pasos agigantados,
como tu verdadero brillo en los ojos, 
como tu verdadera sonrisa,
vuelvo como la sombra que perdiste.

@victortlaxca

Diez


Te deseo como desea un hombre a una mujer,
A tonalidad naranja; a contra luz con el sol,
Como se le desea hacer el amor a diario a otro ser,
Como cuando se ama y se deja el corazón entre las sábanas;
Te deseo como eres, como has de querer.

Te deseo en silencio y a gritos;
En lo oscuro y en lo resplandeciente,
Porque te he de desear como desearía detener el tiempo mientras te beso,
O como pierdo la cordura al verte sonreír;
Te deseo como esencia de vida, infinita.

Y la noche lo ha de saber,
Estas manos llenas de torpeza sólo te intentan querer;
Aquí, aquí es donde estoy, lejos de ti,
Tanto como es necesario, tanto como el cuerpo resista;
Allá estás tú, callada entre gritos desesperados, ya no lo sé.
Pero así estamos y sé que estamos porque somos
Y siendo como somos, sé que llegaremos a realmente ser.


La Odisea de Circe




Fue así como intenté poner remedio a mi obstinada languidez. Por lo pronto, nada de nuevas aventuras. Conservar las calorías al máximo. Enseguida, el matrimonio y la mantecosa felicidad conyugal. Finalmente le di el sí y planté mi cepillo de dientes en el marmóreo baño de su palacio campestre. Sin faltar a la verdad, el nuestro fue uno de esos afortunados segundos matrimonios. Pero, respecto a lo otro, todo fue en vano. Con disimulada envidia veía a mi mujer entrarse en carnes cada vez más suculentas al paso de las estaciones, lo mismo que nuestros seis frondosos cerditos. Mas poco a poco dejó ella de alimentarme con el ardor primero que le daba la esperanza, y a los abundantes tamales y moles se sucedieron sobre la mesa las crudas verduras de la resignación. Ni con toda su brujería pudo Circe engordarme.

‘Eussebio Manguera’.

La bicicleta que hacía girar al mundo

Ahí se encontraba en el jardín, un poco oxidada pero era a lo más que aspiraba el humilde padre a darle de regalo a su pequeña hija, una bicicleta color gris, usada pero no inservible, no era exactamente lo que la niña hubiese soñado pero ciertamente le serviría para su propósito; solo necesitaba aprender a manejar tal artefacto que usaría para transportarse a su escuela, que dicho se de paso se encontraba retirada de su hogar.

La niña decidió empezar primero con la parte sencilla, nombrar a su bicicleta, pensaba que su por alguna razón alguien iba se subiera en ella todos los días lo mínimo que pediría es que le dijeran por su nombre. La niña observaba sentada en el pasto su bicicleta, tenía un gesto de profunda duda y la mano en su barbilla la hacía ver cual genio en  busca de respuestas; súbitamente la niña sonrió y saltó cantando «Te llamaré Luna, te llamare Luna».Le parecía perfecto, no solamente por su color, sus ruedas le recordaban a las lunas llenas que tanto admiraba y gustaba de dibujar en sus cuadernos, además tenía cuernos al igual que aquel astro y el asiento  se le asemejaba a un cuarto menguante o como ella la llamaba «La Luna sonriente» por su forma curva.

Venía la parte difícil aprender a «caminar juntos»; su padre le ofreció a enseñarle pero ella se rehusó, pareciera que la pequeña niña quería domar a esa bestia por su cuenta. No obstante el padre le ofreció ciertos consejos. Empezó por montarse a su bicicleta y tomarla por los cuernos con decisión y firmeza, no iba a permitir que tal monstruo de metal sintiera debilidad en ella; colocó sus pies en los pedales y empezó a usarlos para hacer girar los mecanismos, que aunque le parecían raros los entendía a la perfección, para hacer girar las ruedas. No pasaron ni 10 segundo cuando la niña perdió el equilibrio y cayó; sin chistar se levantó y volvió a subirse diciéndose: «He de domarte Luna». Trás pasos inseguros y equilibrios endebles, la niña poco a poco fue dominando el arte de moverse en su bicicleta, le bastaron tan solo unas cuantas horas para lograr su cometido.

Al día siguiente  emocionada salió corriendo de su casa, casi olvidaba despedirse de su padre pero su emoción era a tal grado que era capaz de olvidar todo en ese instante, solo eran ella y su bicicleta en ese momento. La tomó, empezó a pedalear rumbo al sendero del sur y emprendió camino. Es difícil saber la distancia exacta entre su casa y la escuela, por ese camino rural existían pocas casas, además la niña sólo sabía que de su casa a la del vecino más cercano eran 20 minutos, y de ahí a la siguiente unos 15 minutos (...), así era su forma de saber que tanto faltaba para llegar a su destino pero hoy todo cambiaría, pues estaba en una nueva forma de transporte. Se encontraba pedaleando por el sendero, bastante liso y rodeado de múltiples árboles coronados con espectacular cielo azul; entre las ramas se podían ver algunos hilos de luz que parecían estar tejiendo una telaraña; el pasto verde  a los lados del camino podía vérseles caer unas gotas del rocío matutino; el viento aunque casi nulo acariciaba suavemente la cara de la chiquilla. Todo esto iba admirando y por alguna razón la niña nunca antes se había percatado, ni del pasto, ni de los árboles, ni de la luz, ni del cielo, ni del sendero, ni del viento; antes su atención se fijaba en el tiempo que tenía que recorres de su casa a la escuela; su bicicleta le parecía mágica, porque para ella, a pesar de estar pedaleando no sentía que se movía, se sentía quieta y que el mundo era el que se movía con cada pedaleo; antes caminaba a la escuela, ahora hacía que la escuela viniera a ella.

Ese día en la escuela le pareció una eternidad, ciertamente al no estar montada en su bicicleta el mundo parecía no girar lo suficientemente rápido, lo que hacía que sus sospechas acerca de su transporte parecieran casi un hecho. Nada relevante pasó en ese día de clases; tuvo las mismas clases, salió al patio a jugar regresó y en su tiempo libre hizo un dibujo que enmarcó su descubrimiento de ese día (Era un dibujo de ella, montada en su bicicleta y debajo de ella el mundo, todo esto lleno de dibujos de lunas de todo tipo, llenas, crecientes, menguantes). Salió de la escuela con la misma prisa que salió de su casa, tomó su bicicleta y emprendió camino rumbo a su casa. De nuevo iba pensando en el poder que tenía en sus manos y pies, era capaz de hacer que el mundo girara más rápido, por lo tanto la noche llegaría más pronto. Llegó a su casa y le platicó a su padre su descubrimiento, el padre solo esbozó una sonrisa y le siguió la corriente. La niña hizo velozmente su tarea y decidió hacer un experimento para comprobar su hipótesis, salió a su jardín tomó su bicicleta y empezó a dar vueltas primero por el patio y luego por el sendero del sur; al principio parecía un experimento con tintes científicos pero rápidamente cambio por un sentido estrictamente lúdico. La niña estuvo afuera por algunas horas (Que a ella le habían parecido a lo mucho unos 20 o 30 minutos) cuando por fin se bajo de su bicicleta ya estaba por caer la noche, se decía a si misma: «Si es mágica, llevó a lo mucho 30 minutos y  ya casi sale la Luna». Entró a su casa, cenó y se fue a recostar pensando que tenía el poder de hacer llegar la noche cuando ella quisiera y el día también (Aunque ella prefería la noche y sus lunas).

Así pasaba los días la pequeña, jugando con su maquina que hacia girar al mundo, cuando quería ver a la noche y la luna, cuando quería que avanzara el tiempo más rápido, cuando quería divertirse. Cierto día su padre le dijo que se tenían que mudar a una ciudad más grande, su casa iba a ser más pequeña y probablemente sin patio por lo que ya no iba a haber cabida para «Luna» y tenían que regalarla. La niña se entristeció pero sabía que alguien más cuidaría de su bicicleta y su secreto. Rápidamente corrió, tomó una hoja, escribió algo, metió el papel en un sobre y se lo dió a su padre diciéndole: «A quien le regales la bicicleta dale esto y solamente que la persona que la tenga lo lea» y le entregó el sobre. El padre se vió tentado a abrir el sobre pero no lo hizo; regaló el vehículo a uno de los vecinos (El que quedaba a 20 minutos de su casa) que tenía un niño casi de la misma de edad que su hija.

Ahí se encontraba en el jardín, un poco oxidada, una bicicleta color gris, usada pero no inservible, con una carta adherida a su asiento, el nuevo dueño la tomó y empezó a leerla:

«Hola, me llamo Luna y soy una bicicleta mágica, puedo hacer dar vueltas al mundo siempre y cuando me pedalees muy fuerte, vamos a divertirnos juntos mucho como yo lo hice antes con mi anterior dueña y amiga».

Y detrás de este texto se encontraba un dibujo de una niña en su bicicleta, debajo el mundo y rodeada de muchas lunas y el texto «Luna, la bicicleta que hace girar al mundo y yo».

Luis Becerra
@LuisBecerraO


Un día de borrascas






Veces en que hay nubes que se quiebran y acaban por llorar....mundos que amanecen a sorbos del rocío; paraguas rotos que se deslizan de los dedos siguiendo el ritmo del viento, y arropado a ello, almas danzantes queriendo perfeccionar sus pasos de baile sobre el firme suelo,..., muchas veces almas que llevan un diluvio por dentro, o un sol queriéndose colar por los poros del cuerpo...ciudades que tienen algo que dejar...algo que enseñar....donde lo imposible reposa a lo lejos.

Era uno de esos comunes lugares que les hace falta un abrazo, con un color ni blanco ni negro, un sol que se instaló permanentemente en el cielo, tal vez se considere su mejor acompañante; árboles que toman asiento exhaustos ansiando un poco de agua para suavizar sus pesados cuerpos con sus pies enterrados en un pálido suelo, un viento sin sonrisas que robar, rostros pacientes esperando su habitual caricia....espacios abarrotados sin nada que comunicar refuerzan el agotamiento de la ciudad,..,seres no queriendo despertar para ir a sus rutinarios labores, se les escapa miradas hacia el cielo como aclamándole algún milagro, dentro de ellos un alma que espera lucirse  y lograr pasear sin temores por las calles el protagonista que ellos sueñan ser; artistas desplomados en sillas cruzados de brazos con una musa que no pierde la fe y a un lado pinceles sin movimientos con pinturas derretidas sin ganas de darle color a un lienzo, un silencio que atormenta con gritos sincronizado por melodías que se quiebran con la ausente brisa, poesía que se cuelan por las abiertas ventanas  en desfase olvidando la entrada a los corazones de las personas, esparcidos se encuentran los niños que brindan la inocencia del lugar con torres de calendarios por llenar y encontrarse con su destino, y aun así alrededor un mundo que no se detiene en donde apenas los humanos son una pausa, y tomado de su mano el tiempo que se deshoja irremediablemente con cada caminar...un lugar reinante de lo simple y con tanto por dar.

Por otra parte, en un escondrijo del cielo, las nubes aguardan lo que los seres de la planta baja esperan; una lluvia haciéndose de rogar por refrescar un arrugado lugar, unos arrugados espíritus, sólo en espera de hacerse añorar y rozar pieles que acarician el alma de aquellos que tengan motivos de vida que valga la pena acompañar; metros abajo un mundo sobrecalentado, metros arriba un cielo sonriente orgulloso de las enseñanzas que refleja su equipo, le regala a los seres un poco del viento con unas piernas entumecidas que se desesperaban por correr por la ciudad, cada rostro sintió su aliento, y comenzaron a desfigurar sus labios en una pequeña sonrisa, dentro cada uno sin mucho querer conocían que cada alma puede llevar un sol o una tormenta pero que ambas son esenciales en su transitar, como muchas cosas son esenciales para la vida y otras sólo un maquillaje; con el paso del viento las esquinas se llenaban de  lienzos  vestidos con los más hermosos colores reflejando en los ojos de su creador los paisajes más elocuentes, la ciudad se empapaba de las melodías que reanimaban las almas, palabras que ablandaban cualquier duro engranaje del corazón, personas haciendo lo mejor en cada una de sus acciones apostando a que cada día fuera un poco diferente, las flores despertando y bailando de un lado para otro al son de la ciudad, los árboles con mucho empeño empezaron a enderezarse y regalar grandes sombras que suavizaban un poco los directos rayos del sol, las calles llenas de malabares creando ilusión, aves luciéndose con sus mejores acrobacias,..,con vuelos que inspiran a las alas...toda una ciudad soñada. La lluvia sabe que es su turno y se levanta, cayendo con su mayor fuerza pero en delicadas gotas, los seres ofrecen abrazos que abrigan el alma como ninguna manta puede, juegan bajo la tormenta, todo un mundo juega con ella y le agradecen su visita, con el tiempo la ciudad esta desolada por la constante lluvia que duro varios días para su desahogo, retorna el lugar enamorado de la vida y a pesar de ser pronosticada como una intensa borrasca deja todo en su lugar....para darle entrada a días con un sol más amigable y frescas noches en donde se puede salir para pintar estrellas y depositar los sueños....este acontecimiento fue noticia de primera plana en todos los lugares del mundo volviéndose con el tiempo en fábula,...,el lugar fue arropado con seres con un cielo que pueden nublar sus ojos y llorar...o con sonrisas que son un buen lugar para hospedar al sol...una ciudad que espera la presencia de la lluvia para que sea su alivio y de un sol que marque el despertar para darle inicio al amanecer…cada quien es su propio fin del mundo....hoy empezó un nuevo mundo, como todos los días....como el recuerdo de aquella vez que fue un día de borrascas.



Solanger Mendoza.





Tempus fugit



Escucho tu voz, 
siento tus latidos,
leo tus labios.

Descubrimos que el tiempo no existe,
que la lógica es una utopía,
de corazones insensatos.

Las horas se difuminan,
se desvanecen en breves segundos,
sin dejar de ser eternas.

Vendrán tus besos,
navegaremos en relojes de arena,
en paradojas de lunas y canales.

Nos quedaremos en un huso,
en nuestros cuerpos,
en nuestra conciencia.

Rogelio Carballo
@parammo
http://parammo.tumblr.com



Cuervos


A menudo hay un cuervo
detrás de las palabras que matan
que nos mira de reojo
estático, histérico.

Está en nosotros depositar su miedo
en alguna parte de la distancia
y apagar su mueca
en nuestra sombra
para que ese tirano insomne de los cielos
no asesine tantos labios.



Aránzazu
@cochambrossa

Carta para el amor de mi vida



Te escribo esto mientras te encuentro, mientras logro coincidir en tiempo
y espacio con vos. Quiero que sepás que desde ya, sos dueña de mi vida, de mis sonrisas,
de mis suspiros, de mis palabras de amor, de todo lo que soy.
Gracias por entregarme tus mejores momentos, por ser la razón de mi felicidad, la razón de mi amor,
la razón de mi locura; gracias por ser todas mis razones. 

Me va a encantar cuando me despertés con un beso, cuando compartamos un café, cuando me pidás que me quede
un momento más; me va a gustar salir a caminar tomados de la mano, platicar y escapar con vos a un lugar
donde nadie nos pueda molestar.

Te prometo que cada día tendre cosas nuevas para enamorarte, haré mi mayor esfuerzo para que jamás dejés de sonreir
por que desde ya, imagino que tu sonrisa va a ser la causa de mi enamoramiento, te imagino de la altura perfecta,
perfecta para encajar en mis brazos a toda hora, ojos negros que marcarán un abismo en el cual voy a caer una y 
otra vez, te imagino con una sonrisa con hoyitos en las mejillas para llenarlos de besos, con una cintura en la que
pueda acomodar mis manos mientras bailamos abrazados nuestra canción favorita y con un cuerpo perfecto para desatar
mi imaginación y hacerme caer en mil tentaciones. De seguro te voy a amar más que a
nadie en el mundo. 


Aunque de seguro también te voy a odiar por distraerme tanto en el amor y jamás poderte olvidar,
voy a echar de menos compartir una cama con vos, amarnos y platicar toda la noche, ma hará tanta falta
decirte lo hermosa que lucías, lo feliz que me hacías y lo mucho que te amaba. Voy a extrañar hacerte cosquillas
hasta hacerte reir a carcajadas, regalarte flores cada semana, salir a comer y hacer lo que fuera por conseguir 
lo que querías. Voy a extrañar verte leer tan ansiosamente el libro que te compré, cuando fruncías el ceño al no
entender lo que leías, cuando los dos acababamos riendo de lo ridículo que era explicar un libro de amor.

Te voy a odiar por la falta que me vas a hacer cuando estés ausente y por convertirte en inolvidable,
pero mientras tanto quiero que sepas que te amo con toda mi vida y estoy dispuesto a darte los mejores momentos
de mi vida. Sin más que escribirte, me despido agradeciéndote por ser la felicidad mas grande de mi vida.

 Carlos Quemé

A veces me marcho (Poemínimo)

Quisiera fingir qué se siente caer en pedazos, pero no. No lo sé, siempre he caído entera.
Quisiera escribir todas las voces que me dictan sus palabras sin editarlas, quisiera.

A veces marcho y no es por apatía, es por la necesidad mía de darme voz en otras paredes, en otros colores y sin tantas ventanas.
Pintarme en otros cuadros donde solo yo conozca la profundidad de sus pinceladas.

Muchas veces ando pariendo textos que tienen urgencia de cobrar vida, lejos, muy lejos de todo aquello que lee o respira.
A veces me muerdo la lengua por sostener las palabras, porque si el mundo supiera lo que esta lengua calla, no sabría cómo digerirlo.

Eso no me hace voz de nadie ni de todos, me hace voz de mis pasos, esos que caminan despacio sin hacer tanto ruido.
A veces me callo y no es porque nada tenga que decir, es porque no veo el remedio en ello.

Solo escribo y logro con eso que mis atuendos internos salgan a pasear vistiendo las hojas en blanco de colores nuevos.
Pensar que de la tinta de una pluma salen muchas veces las lágrimas desnudas de un alma callada.
Y logran convertir con sus palabras, colores y páginas, hojas vestidas de poemas, capítulos enteros de un libro eterno.
En eso es lo que convierto una pena, alegría, reflexión o introspección. En un desfile de color de una pluma atenta a la menor provocación.

Silvia Carbonell L.




La autoestima

"Tener que morderse la lengua porque solo eso hay de comer. Tus propias palabras".



Quisiera entender un poco mejor ese concepto tan alto con que describen la autoestima. 
Muchas veces lo leo, pero no les creo las palabras.

Otras veces solo observo y pienso en las mujeres maravillosas que han caído en ese pozo sin fondo que solo les da de beber agua estancada.
Agua por las que ellas saltan al abismo por sed, 
aunque estén conscientes de que nunca podrán salir de ese enorme hoyo que las atrapa.

Autoestima, que fácil se escribe, que difícil se lee, 
y más que nada, porque creo que todos tienen un significado errado de ella.
Habría que quererse las veces necesarias siempre, en todo tiempo y lugar,
sin olvidar porqué somos los pasos que nos sostienen en este mundo tan cínico que no deja de girar.
Autoestima no es el hoy verme bonita en el espejo, es creerlo aún sin él, sin esperar que nos lo diga.
Tampoco es llenar el clóset de ropa nueva, que nos abraza por cierto, pero nada nos dice a menos que nosotros le demos el poder de darle voz.

Autoestima es sentirte tú con todos tus pedazos y saber que a pesar de ellos todavía tienes fuerzas para seguir caminando.
Es abrazarte cada día y repetir constantemente que no eres el piso que se trapea a diario.
No sentirte merecedora de todas las palabras solo porque hayas dado cabida en tu corazón a quién no supo valorarlo.

Autoestima es creer lo mucho que vales, para que tú mismo no vayas caminando hacia el infierno solo porque creas que solo eso te mereces.
Es ponerte el precio que los demás no creen que mereces.
Amar no es recoger migajas del suelo perdiendo el amor propio. 
Es conservar entero un amor que no se regatea ni se vende.

Yo me lo repito las veces que sean necesarias, porque también fueron muchas las veces que me dijeron que el amor así como yo creo, no existía.
Y dudé tanto de mis conceptos que hasta perdí los cimientos del suelo que me sostenía.
No creí que por medio del corazón, también se alojaba un ladrón al que le di cabida. 
Uno que por oficio tenía, robarte la autoestima.
Uno que por carecer de una propia, rompía la que los demás le brindaban, para tomar ventaja y desquite de todo aquello que le asustaba.

Hoy hablé de la autoestima por una sencilla razón. No me gusta ver caer en el suelo a los que amo.
Y no puedo levantarlos porque por mucho que me angustie, si su mano no se extiende para recibir ayuda, yo no puedo hacer nada.
Solo me toca ser espectador de frente a un aparador, mientras observo como se prueban prendas que  los demás rechazan por innecesarias.
Personas que merecen ropa de calidad, y no las ofertas tiradas en el piso que desechó alguien más.

Hoy desperté con la reflexión de saberme herida y hambrienta, pero también consciente que toda herida tiene una camino a la sanación. Todas y cada una de ellas.
Y que por muy hambrienta que me encuentre, o sedienta, hay alimentos que me dañan el alma y esos es mejor apartarlos que padecerlos. 
Porque más contribuyo al daño que otros hicieron a mi alma y a mi cuerpo.
Preferible padecer hambre y aprender a vivir con ella, que llenarme de algo que solo acabará por enfermarme sin remedio.

Eso es la autoestima señores, una sencilla dieta, sana, llena en calorías de amor que solo uno puede entregarse.
Para que los demás te perciban sana, para que los que te inviten a desayunar a su mesa, sepan que tú cuidas todo lo que tu alma ingiere.

Efectivamente, soy capaz de exponer la piel para abrir una experiencia dolorosa con tal de no ver caer como yo caí a las mujeres que amo.
No me importa mostrar la herida, si con mi cicatriz logro que ellas puedan observar como queda el alma después de naufragar.

Tal vez uno de mis talentos sea la pluma, pues que la pluma sirva entonces y se convierta en el rostro de lo que no debería pasar.
Abro las páginas de mi herida para que leas mujer, porque yo sé que estás ávida de lectura.
Tal vez a mis palabras no leas un final de los que esperabas, pero ten la seguridad que el final es real, liberador y placentero.
Porque no hay final más bello, que aquel que se construye con una sonrisa por la que tú misma luchaste al final de un camino de lágrimas.

Si por amor has tocado fondo, también por amor a ti puedes regalarte el levantarte y volver a caminar.
También por amor a ti puedes regalarte abrir tus alas y comenzar a volar.
Tal vez haya muchos motivos para no despertarse, pero también es cierto que uno solo nos basta para abrir los ojos y caminar.
Que no dejen tus alas heridas, que si tu vuelo ha perdido el brillo de tu inmensidad, ese brillo te invada, te nutra y te llene las ganas de tomar el impulso de comenzar a sanar.

El motivo es sencillo, el placer se saberte viva después de la tempestad.
El placer de respirar, a pesar de los nudos y de las piedras que traes encima y no te dejan de aplastar.
El sentir que tienes un alma que no muere del todo a pesar del daño, un alma que aún sostiene con toda su fuerza tu corazón herido.
Un alma que te grita que no la abandones en medio del camino que borraron para ti los demás.

Yo no sé abrazar con los brazos porque me rompo, ahí es donde comienza y radica mi vulnerabilidad humana.
Yo sé abrazar con las palabras, ahí radica mi fuerza y me siento la roca donde cualquiera puede sostenerse.
Por eso escribo, porque mi alma está compuesta de su estructura.
Y desde ahí te abrazo mujer, porque necesitas la fuerza de mi lectura.
Esperando que leas y comprendas que si fuiste creada exactamente como eres, es porque justamente fuiste diseñada para quien sí te merece.

De mi boca no saldrá nada, mis manos ya se encargaron de desatar los nudos de todo lo que me he venido callando.
De lo que observo y leo, de lo que me duele y callo, por temor de lastimarte y convertirme en una causa más de tu herida.
Cada mujer es un perfil de lo que Dios no supo comprender pero que diseñó en su exacta perfección para que todos pudieran apreciar.
Así que no busques parecerte a nadie porque así fuiste perfecta en la creación que se te asignó. 
Te llamaron única por una poderosa razón.
Única para que nadie te pueda reemplazar y para que estés consciente que aún con tus piezas rotas nadie será como tú jamás.

"Tener que morder el polvo mientras tus lágrimas limpian el suelo que te arrastra, no es necesario. Tu vales mujer, sola eres y te bastas".


Silvia Carbonell L.