martes, 23 de abril de 2013

Bitácora de vuelo



Algún día, en algún lugar, solo sé que es de mañana.

Llegaste a mi mente siendo una imagen implantada en sueños de verdades, en ansias, ganas y
remedos de lo que una vez fui. Te implantas como raíces de roble en tierra fértil, te implantas
como capricho en niño de meses, naciste en mi mente, creciste en mi pecho y te reproduces en
hojas blancas que alguna vez escribí.

En una noche cualquiera mientras reviso el itinerario de letras.

Apareció un nombre de raras letras. Desconocido para mis ojos pero hicieron eco en mi pecho
y en mi cabeza, nunca las he olvidado desde aquél primer avistamiento, incluso hoy no han
desaparecido.

Momento de emprender el vuelo.

He decidido soltar la idea de aquella mujer de sueño, he decidido dejar de esperar, he decidido
emprender el vuelo y seguir el camino, desconocido pero al final de cuentas voy sin miedo.

Después de unas horas de vuelo, otras aves hacen su aparición, nos acompañamos en los aires, en
las aguas y en los caminos de tierra, solo para hacer ameno el recorrido. Fuimos un conjunto de
soliloquios haciendo caminos.

Reaparece el nombre, ese que no olvido, se integra al vuelo.

Relatos de turbulencia en la luna.

El vuelo se mantiene tranquilo de noche, hay nubes que acongojan las estrellas, gotas de lluvia
que arrullan al viento hasta el momento en que salió el sol.

Nadie me recordó que soy alérgica al sol, así que cuando me acarició, me lastimó, me quemó y las
caricias de sus rayos quedaron tatuadas en mi piel sin tinta, se han caído alguna de mis plumas, ha
puesto a temblar mi corazón, se agita mi respiración.

Creo que me he enamorado.

Mantengo el vuelo con una sonrisa, estoy empezando a amar al sol, extraño la luna pero me
mantiene a oscuras mientras en esta ocasión, por primera vez todo a mi vista es claro.

He decidido mantener el bronceado.

El suceso inesperado.

Los astros han colisionado, se han formado las estrellas en un eclipse de sol, es un suceso
inesperado, no lo veía venir, pareciera una aurora boreal, pareciera el fin del mundo, pareciera
que se me escapa el alma.

Debo dejar de volar, el bronceado a deshecho mi piel.

El aterrizaje

Lo planeaste bien Sol, el vuelo se realizó conforme a lo esperado, he estado a punto de chocar
pero pude recuperar altura, me he golpeado las alas contra la maleza y me han sacado alergia
pero fue la determinación la que me hizo volver a emprender el viaje, a otro destino, sola o
acompañada, sin embargo recuerdo que soy ave no cohete, que no puedo volar al sol sin ser fénix,
que no me puedo dejar quemar por las caricias del astro, pues aunque soy ave y vuelo, soy ave de
mar no de desierto, soy mujer de humedad no de salinas, dunas, o morenas rocas.

Me encontré en la costera y sonreí.

He aterrizado, me han abrazado y yo… yo te he perdonado.


Helena Sibarita
@LaCkatrina 
http://lackatrina.wordpress.com/

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