martes, 25 de septiembre de 2012

El último verano

¿Recuerdas nuestro último verano? Fue el primero, también. Recuerdo que comimos un helado y nos sentamos. Hacía fresco esa noche a un costado del camino, y debajo de los árboles mirábamos las luces de la ciudad, que poco a poco se encendían. ¿Recuerdas de qué hablamos? Yo tampoco. Sólo acude a mi mente el recuerdo de nuestras risas y las luces citadinas que nos iluminaban de forma desigual. Recuerdo que te despediste y miré cómo te alejabas. La luz jugaba con las sombras y recortaba tu espalda, mientras yo te miraba alejarte. Recuerdo tu silueta, como te recordaré siempre: alejándote. Así es esto de irse y no poder quedarse. Tú comenzaste a alejarte justo ese día de verano en el que yo apenas me acercaba. De esa noche no quedan lágrimas ni luces. Es una noche a la que ya no le queda nada, ni siquiera ese verano para recordar.

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