martes, 29 de mayo de 2012

Tengo su sueño...

Es increíble como a veces basta una tontería para que volteemos a nuestro lado y recordemos que es lo que tenemos. 
Termina el semestre y se acerca una chica a pedir sus calificaciones, me agradece el tiempo y la atención prestada durante el curso y en un acto que yo vi como desesperado, empieza a hablarme de mi esposo, que fue su profesor el semestre anterior. No creo haber visto una admiración y un amor tan grande hacia una persona, ni siquiera un fanatismo así hacia un artista o cantante en una fan. La escuché con atención y una sonrisa, al principio sorprendida por su acto arriesgado de confesarme a mi, la adoración que ella sentía por él, el amor que le profesaba, para ella era su ídolo, como un díos, lo amaba a tal grado, que cuando él pasaba por los pasillos y le saludaba como al resto de los alumnos, ella sentía que se derretía, dicho en sus palabras. 

No fue sorpresa lo de su amor platónico, porque ya lo habíamos adivinado, al punto que mi esposo se sintió un poco acosado, pero si me sorprendió lo que considero un último intento de que él lo supiera, al ella decírmelo a mi. No me sentí ofendida ni amenazada, tal vez sentí ternura y su actitud de resignación, de mirarme y decirme que con los ojos que yo tengo, él jamás voltearía a verla a ella, con una actitud de desesperanza. Me despertó un poco de compasión. Me vi de su lado, amando a alguien de esa manera y saber que no puedo o no debo tenerlo, me vi viviendo el sueño que alguien mas tenía.
 
Enfoqué mi atención y vi al hombre que tengo, no perfecto, pero si maravilloso y que a veces en el correr de cada día se me olvida. Pensé en cuantos hombres o mujeres tienen a su lado, a quien muchos otros desean, y no lo valoramos tal cual. Pensé en si alguien me amaría asi de esa manera.

Al verlo en nuestro encuentro del medio día, lo abracé como hacia mucho que no lo hacía.

Eva Beltrán

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