Una cuerda suena oscura y ácida,
así como suena el miedo
cuando abre los ojos.
Y para saber despertar
hay que saber morder escaleras
hasta sacarles chorreando
todos los pasos
(como jugo de subidas y bajadas)
Un hilo de música nos cose la estadía,
estamos parados, monteando,
castigando la piel del mundo,
pisando soles viejos.
Estamos también en la noche
sin saber siquiera qué significa
o si es un lugar tal vez,
o un pedazo de limbo.
Hay suspenso en un sonido,
es el tún tún de una cuerda asustada
durmiendo con un ojo abierto
sobre una cama de agujas.
Ahora sobre mis dedos solo
me quedan estos sonidos
que al final son palabras repetidas
diciendo lo mismo,
y que con voz interesante
van cortando el silencio en muchas lonjas.
Y es eso es
lo que
escuchan.
Esta es una de las poesías más hermosas que te he leído.
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