martes, 7 de agosto de 2012

El Ave

La jaula está ahí, tan cerca que duele verla. El ave no hace más que tratar de abrir las alas y volar lo más alto que pueda; pero la puerta está abierta, y adentro todo parece más conocido, mientras que afuera siempre soplan vientos fuertes y tiene frío; no importa si hay sol, tiembla igual como si lloviera; no importa si es lejos o cerca, el vértigo lo lleva adentro.

La jaula está ahí, como una invitación muda. El ave no deja de buscar sus fuerzas, pero duda, piensa demasiado, hace poco, sueña de más. La escucho cantar y sé que en el fondo la tienta el cielo inmenso, y sé que también escucha que otras aves la invitan al juego. Pero su mundo parece breve cuando está cerca de los barrotes. No sabe alejarse. Tampoco quiere entrar.
El ave está ahí, y lloro por ella. Porque sé que su miedo es el mío. Porque sé que esas son mis alas. Porque sé que sos mi jaula y fuiste mi cielo, y quisiera volverte a volar, y no quiero.

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