martes, 31 de julio de 2012

Raíz.





Quieta,
silencio florido de ave serena,
sirena de aires donde el azul es nuestro segundo sol,
círculo roto.

Ya ida dejas las orillas y te sumerges entre el pecho.
Ojos entrecerrados,
el espiral toma tu nombre, respiras y me columpio en el vaivén de tus vientos;
allí me quedo, acá, en tu allá.

Te tumbas sobre la hierba sosteniendo el cielo con la mirada,
te acaricio mientras asciendes y soy las alturas,
nube pasajera de sí misma.

 No es que todo lo eleves, es que las cúspides descienden para admirarte


Alexander Gnomo. 

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