martes, 17 de julio de 2012

Maestra, mi perro se comió mi mundo.

Era muy temprano y aún seguía pegado a mi cama mientras mi mamá me gritaba para que ya fuera a desayunar es curioso, mi mamá en las mañanas siempre grita. Terminaba de ponerme los zapatos y parecía como si todo a mi alrededor corriera; y yo no tenía ganas de correr... yo únicamente quería dormir, y que todo durmiese conmigo. He descubierto que mientras uno empieza a dormirse en las mañanas el resto del mundo también, es como si nos apagáramos de a poquito.


Ya estoy en el bus camino a la escuela y no alcanzo a recordar qué desayuné antes de salir. Creo que salí tan rápido que hasta se me olvidó despedirme de mis papás. Lo que sí recuerdo es que nuestro perro estaba ahí viéndolo todo.

Detesto tener que hacer fila para entrar a clases, una vez me quedé dormido mientras esperaba a que los otros entrarán... nadie ha pensado en el peligro de que me empujen mientras estoy durmiendo, puedo caer y seguir dormido, les aseguro que de ahí nadie me levanta, ni los gritos de mi mamá.

Ya dentro, aún tenía mucho sueño, y todos hacían demasiado ruido, yo solamente agaché la cabeza, quería que de a poquito todo se fuese apagando, fuera increíble que hubiera un botón que los apague a todos.

De pronto la maestra se acercó, y me pidió la tarea. Yo levante tan lentamente la cabeza, que estoy seguro que lo que me pedía era la tarea del día después, yo la miré y sólo atiné a decirle que el perro se había comido mi mundo.

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