martes, 10 de enero de 2012

Y se anhela a la noche, porque es eterna.

Sus ganas envuelven tus labios, te incendia.

Su pasión se incrusta en tus ojos, te inquieta.

Sus manos anclan tu alma, te posee.

Sus besos trascienden tu cuerpo, te conquista.

Tu piel se consume con la suya, se liberan.

Las sábanas sucumben, la habitación se expande, amanecen en el mundo del otro, sonríen. Y se anhela a la noche, porque es eterna.

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