martes, 17 de enero de 2012

Desgracia

No es fácil tenerlo todo, no es fácil ser feliz. Pero nunca tuve de qué quejarme. Tenía un cuerpo envidiable, salía en portadas de revistas. Tenía muchos amigos.

La gente me amaba.
Lo único que quería era ser reconocida en algo en lo que fuera realmente buena. Mi piel, mi cabello y mi cuerpo fueron mi instrumento.

El resto…
El resto sólo vino en el paquete.

Todo por fuera parecía perfecto. Por dentro, sólo buscaba el detonador.
Fue en una fiesta que lo conocí. Él resaltó por completo de esa masa de gente chupasangre. Fueron sus ojos verdes, el pelo despeinado y su actitud de “no me importa” lo que me tuvo rápidamente a sus pies.
Qué estúpida.
Bastó con un par de citas para haber caído en su trampa. Detrás de él como perro fiel.

De la nada, todo terminó.
“No puedo verte hoy” – Fueron sus palabras. Pero mi cabeza parecía desconectada de toda señal de la realidad.

Zumbido en los oídos.

Dolor de cabeza.

Sudor.

Palpitaciones rápidas.
Irónico cómo nadie contestó cuando lo escribí en aquella “red social”.
Irónico cómo nadie me detuvo cuando me paré frente a ese tren.

Sofía Escobar
@sofiaescobar
http://echoofwords.wordpress.com/

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