martes, 10 de enero de 2012

De amor no se habla.

Quién habla de amor, preguntó aquel hombre que no aguardaba nada, aquel que en su viaje escuchó un comentario, un pequeño murmullo, de alguien que hablaba desde la carne, como si hablara desde el corazón.

Quién habla de amor, volvió a replicar aquel hombre, ese que curioso hurgaba en lo que no comprendía, en lo que para él se volvía cada instante en deseo más que en la voluntad de volverse razón.

Quién habla de amor, preguntó por última vez aquel hombre, ese que no existe, ese que nunca habló, ese que también murmuraba, escondido, aquel que no era grito, sino una sigilosa argumentación.

Quién habla de amor, sino aquel que siente, que desde lejos ama a quien sin conocer la enamoró.

Quién habla de amor, sino las manos, esas que sin tocar su piel, le han escrito poemas de amor.

Quién habla de amor, sino sus ojos, esos que la ven sonreír aún cuando la tristeza lo ha sumergido en un inmenso dolor.

Quién habla de amor, sino el amor mismo, ese que siendo dueño de su cuerpo desnudo, de sus caricias, de sus palabras, ese amor que sabe que existe en la sonrisa, en el abrazo, en la mirada, ese que conlleva a la comprensión.

Quién hablaba de amor...

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